La naturaleza es nuestra hermana, no nuestra madre

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Hace pocas semanas ha visto la luz una nueva publicidad de Apple en la cual la compañía viene a reafirmar la promesa que hizo en el 2020 de reducción a 0 de su huella de carbono mediante la innovación de materiales, la energía limpia, un transporte marítimo de bajas emisiones de carbono y la restauración de los ecosistemas naturales. El anuncio no nos ha pasado desapercibido por dos razones. 

Primeramente, este cortometraje nos presenta a un grupo de trabajadores de la compañía Apple entre los que se halla el mismísimo Tim Cook (CEO de la empresa tras la muerte de Steve Jobs); los cuales están esperando a alguien que parece ser sumamente importante para todos a juzgar por las caras y comentarios que realizan entre ellos. El mismo Tim comienza repitiendo varias veces una especie de mantra “Bienvenida a Apple, bienvenida a Apple”. Asimismo, se escuchan respiraciones nerviosas y se destaca la preocupación para que el lugar de recibimiento sea lo más acorde, respetuoso o quizás lo más coherentemente posible ante la llegada de esta visita.

Acompañado de un estruendo sordo, un trueno, el tintineo de vidrios y movimientos del entorno natural, aparece, mientras la música se intensifica, y como por arte de magia la madre naturaleza (The Mother Nature, a la que todos esperan), cuyo aspecto es el de una mujer de mediana edad y aparentemente bastante cascarrabias, que, tras la bienvenida y, en las primeras preguntas del CEO acerca del tiempo, responde con altivez y, le pide que vayan al grano (que es para lo que ella ha venido).

Según Robert Barron (obispo estadounidense de la Iglesia Católica), la escena causa cierta sorpresa porque se desarrolla entre el asombro y el temor de los que allí trabajan, una reacción que en palabras del obispo solo puede calificarse de “religiosa”. Todos los comensales desean impresionarla con diferentes argumentos a favor de la acción que desarrolla la empresa en pro de la naturaleza, aunque al mismo tiempo se muestran temerosos que sus esfuerzos por halagarla no apacigüen a la misma. De manera que comienzan a presentar sacrificios a la diosa, y le aseguran que Apple está dispuesta a realizar esfuerzos extraordinarios para proteger el medio ambiente, reducir su huella de carbono, consumir menos energía, etc .

Prosigue Barrow que “después de escuchar cada concesión, la Madre Naturaleza hace una serie de preguntas escépticas de seguimiento; tras recibir finalmente la promesa de «cero emisiones de carbono» por parte del equipo de Apple, se las arregla con un tibio «de acuerdo», y luego abandona la sala, prometiendo, con no poca amenaza, volver el año que viene para comprobar sus progresos”.

El obispo analiza el spot comercial a través de dos grandes personajes de la Historia, San Francisco de Asis y G.K. Chesterton.  San Francisco que, en su “Cántico a las criaturas” agradece a Dios Creador por todas las criaturas, una alabanza, adoración a Dios por todo lo creado. Hermano sol, hermana luna, hermano fuego, hermano viento, hermana muerte, etc. Cita asimismo “… Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra…”. Vemos aquí que San Francisco la considera hermana, junto al resto de elementos, mostrándonos que todo lo creado es Obra Divina y que por tanto todos los seres somos hermanos, hermanas; y que tenemos un mismo Padre, Dios.

De igual modo, Chesterton viene a afirmar lo mismo en su libro Ortodoxia. Este libro se escribe como una consecuencia de otro libro suyo Herejes y en él Chesterton explica cuál es el proceso que le ha llevado a él a creer; y que es, la vivencia espiritual de acercamiento a la verdad.

En Ortodoxia, Chesterton escribe:

“…La esencia de todo panteísmo, evolucionismo y religión cósmica moderna, en realidad se encuentra en esta proposición: que la Naturaleza es nuestra madre. Pero si miramos la Naturaleza como madre, desgraciadamente descubrimos que es una suegra. El punto principal del Cristianismo era éste: la Naturaleza no es nuestra madre; la Naturaleza es nuestra hermana. Puesto que tenemos un mismo padre, podemos estar orgullosos de su belleza; pero no tiene autoridad sobre nosotros; tenemos que admirarla, pero no imitarla…. Para San Francisco la Naturaleza es una hermana y hasta una hermana menor: una hermana bailadora de la cual se ríe y a la cual ama”.

Foto de Monique Laats: https://www.pexels.com/es-es/foto/foto-del-martin-pescador-comun-volando-sobre-el-rio-733090/

Se entiende que queramos proteger a nuestra hermana tierra, ¡claro! Pero no se nos ofreció para que la adorásemos, sino para hacer un buen uso de ella, como así lo recoge la Palabra de Dios en Gen 1: 27-30:

27 Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer.

28 Y los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra».

29 Y continuó diciendo: «Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento”. 

Interpretar a la naturaleza como nuestra madre equivale, como cita Chesterton a volver al paganismo, adorar a una criatura, lo que degenera en maldad.  El propio escritor inglés afirmó “Lo malo de que los hombres hayan dejado de creer en Dios no es que ya no crean en nada, sino que están dispuestos a creer en todo”. En pocas palabras:  Rechazamos al Dios verdadero, pero nos esforzamos por adorar algo.

Retomando a Barron, el prelado manifiesta que, “En la mente de muchos de los desafiliados religiosos de hoy en día, la deidad por defecto es la propia Naturaleza, lo que les devuelve a la cosmovisión pagana clásica. Para los antiguos griegos y romanos, los dioses eran básicamente personificaciones de las necesidades naturales: la tierra, el cielo, el fuego, el mar, la muerte y el renacimiento de la vegetación. Si consultamos las historias simbólicas que los antiguos contaban sobre estas deidades caprichosas, vemos lo perspicaces que eran. La tierra es hermosa, y letal; el cielo es encantador, y de él puede llover la muerte; el mar es a veces plácido y seductor, y en otras ocasiones, te ahogará sin piedad. La cuestión es que la Naturaleza es maravillosa, poderosa, pero finalmente nos es indiferente. Por eso, cuando pasamos de apreciar y proteger la Naturaleza y empezamos a adorarla, nos ponemos en manos de un amo terrible e impersonal. En particular, los versículos iniciales de la Biblia derriban a los dioses de la naturaleza de sus pedestales. Todo lo que se menciona en esas líneas líricas del relato de la creación -la tierra, el cielo, el sol, la luna, los animales, las plantas- fue adorado en algún momento en el mundo antiguo. El autor del Génesis está diciendo, una y otra vez: «No, no son divinos; son creados». Ciertamente, proceden de Dios en una majestuosa y hermosa procesión litúrgica, y las últimas criaturas -el hombre y la mujer- están destinadas, por sus poderes mentales e imaginativos, a guiar a todas las criaturas en un coro de alabanzas a su Padre común. Pero la naturaleza es nuestra hermana, no nuestra madre, gracias a Dios. Precisamente porque la naturaleza es impersonal e indiferente a nosotros, nuestros sacrificios a ella nunca serán suficientes, y nos empequeñecerán. La buena noticia de la Biblia es que el Dios verdadero es una persona que nos ama, y cualquier sacrificio que se le haga redunda finalmente en nuestro beneficio, pues «la gloria de Dios es un ser humano plenamente vivo». 

Como segunda razón exponemos que es también sumamente cínico que, en el propio vídeo Apple, se jacta de invertir en proyectos alrededor del mundo entero para proteger la tierra, las plantas y los árboles. Citan por ejemplo los manglares de Colombia o los pastizales de Kenya pues vuelve a recordar una empleada que, el objetivo es eliminar permanentemente el carbono de la atmósfera. También la madre naturaleza les pegunta por el consumo del agua, lo que responden con una reducción que parece ser aceptable a juzgar por la expresión de la madre naturaleza. Igualmente le ofrecen a la madre los nuevos productos de Apple, afirmando tajantemente con un aire de superioridad que poseerán todos, un impacto climático cero para el 2030.

A pesar de lo sugestivo y cautivador que parece ser esta “representación”; los datos mostrados por New Climate Institute (Instituto de Política Climática y Sostenibilidad Global) no son tan halagadores respecto a esta compañía. En un reporte de febrero de 2022 para la evaluación de la transparencia y la integridad de la reducción de emisiones de la empresa y el objetivo de cero emisiones netas, junto a otras compañías, se extrae que por lo que respecta a Apple, que, aunque las medidas de reducción de emisiones de Apple y las renovables y la adquisición de electricidad es razonablemente completa, sus objetivos y afirmaciones de neutralidad de carbono son potencialmente engañosos. Y es que, la empresa comenta en su sitio web “Somos carbono neutral. Y para 2030, cada producto que amas también lo será”. El informe comenta que podría ser capcioso que Apple se describa como una compañía de carbono neutra, puesto que la neutralidad de carbono que reclamaron para el año 2020, cubrió únicamente: a) las operaciones de las emisiones de alcance 1 o, emisiones directas de fuentes propias o controladas (por ejemplo, emisiones asociadas con la quema de combustible en calderas o vehículos), b) las emisiones de alcance 2 o, emisiones indirectas provenientes de la generación de energía comprada, c) viajes de negocios y desplazamientos de los empleados; en suma; que en conjunto representan solo el 1,5% de la huella GEI (gases de efecto invernadero) de la empresa. Por tanto, el principal objetivo principal de Apple para la neutralidad de carbono para 2030 abordará el 98,5% restante de sus emisiones.

Es decir,” … el reclamo de neutralidad de carbono de Apple se logra a través de compensaciones que cubren solo aproximadamente el 1,5% de la huella de emisiones de GEI de la compañía en 2020. Debido a la escasez y la permanencia limitada de las eliminaciones de dióxido de carbono a través de soluciones basadas en la naturaleza, el apoyo de Apple para estas medidas no es, desde el punto de vista climático, equivalente a la reducción de las emisiones propias de la empresa”.

Es por eso que, en el vídeo, le ofrecen a la diosa la inversión en proyecto a favor de la conservación de la tierra. En este sentido es que Apple se ha asociado con el Conservation International (organización medioambiental norteamericana centrada en ciencia, políticas y asociaciones con empresas y comunidades) para obtener créditos para su compromiso de neutralidad de carbono. De ahí los proyectos para restaurar los manglares de Colombia o los pastizales de Kenia. No obstante New Climate Institute le recuerda a Apple que, si bien proporcionar apoyo a estos proyectos puede tener un impacto productivo, eso no equivale a la reducción de las emisiones propias de una empresa, desde una perspectiva climática.

El informe concluye para Apple que, “El almacenamiento de carbono eliminado mediante soluciones basadas en la naturaleza no se puede garantizar y es poco probable que sea permanente. Los fenómenos meteorológicos naturales o las influencias antropogénicas pueden causar en cualquier momento en el futuro la degradación o arrasamiento de bosques, manglares, suelos, o sabanas…”

La evaluación realizada, también se le aplica al Restore Fund de Apple (la iniciativa que Apple puso en marcha para eliminar emisiones de carbono a través de inversiones directas en proyectos forestales), en el que Apple planea invertir 200 millones de dólares en proyectos de eliminación de dióxido de carbono para en palabras del mismo informe “pretender compensar su huella de GEI total hasta 2030”.

A pesar de que la respuesta de Apple ante estos informes no se hizo esperar, la evaluación correspondiente a la compañía sigue para este 2023 siendo la misma, “No identificamos cambios significativos en la estrategia climática de Apple desde que se publicó la versión anterior de este análisis en febrero de 2022”.

Todo lo anteriormente citado, deja en paños menores la credibilidad de la campaña anterior de Apple.

Cualquier lector podría esgrimir que nos mantenemos impasibles ante el deterioro de nuestro mundo, pero no. Claro que estamos preocupados por la naturaleza, claro que es una de las responsabilidades del ser humano. Pero lo es en la forma en que nos recordaba Benedicto XVI en su Mensaje en la jornada mundial de la paz, 2008:

“La familia necesita una casa a su medida, un ambiente donde vivir sus propias relaciones. Para la familia humana, esta casa es la tierra, el ambiente que Dios Creador nos ha dado para que lo habitemos con creatividad y responsabilidad. Hemos de cuidar el medio ambiente: éste ha sido confiado al hombre para que lo cuide y lo cultive con libertad responsable, teniendo siempre como criterio orientador el bien de todos. Obviamente, el valor del ser humano está por encima de toda la creación. Respetar el medio ambiente no quiere decir que la naturaleza material o animal sea más importante que el hombre. Quiere decir más bien que no se la considera de manera egoísta, a plena disposición de los propios intereses, porque las generaciones futuras tienen también el derecho a obtener beneficio de la creación, ejerciendo en ella la misma libertad responsable que reivindicamos para nosotros”.

No nos sirven las falacias sobre el “respeto a la naturaleza” que vierten los poderosos, que con sus corporaciones quieren hacernos creer que estamos todos en un mismo barco, mientras explotan los recursos naturales y se benefician a gran escala de ellos haciendo una propaganda que solo busca ampliar cada vez más su nicho de consumidores, en este caso el del consumidor verde, aquel preocupado no sólo por la relación calidad-precio (como todos) sino por elegir un producto acorde con sus ideales ambientales; al mismo tiempo que  nos inoculan su “religión” que más bien tiene que ver con un culto de su tecnología que con un respeto a la naturaleza, la Appletopia como titulaba  Bret Robinson en 2013, y es que existe toda una retórica creativa en torno a la tecnología de Apple   «La única posibilidad que tenemos de comunicarnos es con un sentimiento» recordaba Steve Jobs.

No, no queremos “entronizar a la naturaleza por encima del ser humano”. Apostamos y luchamos por una ecología humana que ponga al ser humano en el orden que le corresponde respecto al resto de las criaturas. La degradación ambiental que sufrimos es una consecuencia de la degradación moral del hombre que ha pasado a estar en la base de la jerarquía al respetarse el derecho a la vida de cualquier animal por encima del derecho a la vida del Ser Humano (aborto, hambre, paro, eutanasia…) porque no se reconoce al artífice de todas las criaturas, porque no se reconoce a Dios.

Por eso, reanudando de nuevo, y junto a las palabras de Robert Barron, queremos hacernos también eco de su desafío propuesto:

“Si quieres ver cómo es la vida religiosa cuando abandonas al Dios verdadero y te entregas a la adoración de la naturaleza, echa un buen vistazo a la última campaña de marketing de Apple y pregúntate si esta diosa gruñona, intimidante, infinitamente exigente y finalmente impersonal es para ti”.

Como cantaba Elsa Baeza, Creo Señor firmemente que de tu prodiga mente todo este mundo nació.

E.G.N para solidaridad.net

Bibliografía:

–  https://www.firstthings.com/web-exclusives/2023/09/nature-is-our-sister-not-our-mother

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