2023 y 2024 fueron años de protestas para los trabajadores textiles bangladesíes. Decenas de miles de trabajadores salieron a las calles, entre otras razones, por retrasos en los pagos y la falta de mejoras estructurales: un salario digno, subsidios para comidas, aumento salarial por turnos nocturnos y tareas menos exigentes para las trabajadoras embarazadas.
Dichas protestas fueron concebidas de forma pacífica. Según los acuerdos que Bangladés tiene con la OIT desde 1972, los trabajadores estaban en su pleno derecho. Sin embargo, los empleadores y las autoridades los silenciaron con tácticas rutinarias y degradantes como la violencia, la intimidación e incluso penas de prisión. En Bangladés han surgido más de mil sindicatos desde el derrumbe de la fábrica Rana Plaza. Pero la práctica demuestra que los empleados que se organizan para defender sus derechos a menudo se encuentran desamparados.
Represión sindical
La represión sindical, la supresión sistemática de los sindicatos, es un problema de sostenibilidad social en Bangladés, pero también en Myanmar, Camboya, India, Egipto, Lesoto y otros países productores con regulaciones deficientes. En ellos se violan dos derechos fundamentales de los trabajadores: la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva con los empleadores.
La represión sindical se manifiesta, por ejemplo, en forma de violencia, intimidación, acoso, despido o arresto de miembros y líderes sindicales. También es frecuente la táctica de «separación», en la que los empleados que se comprometen con el sindicato son aislados de sus colegas y amigos como castigo, o son trasladados estratégicamente a otro departamento para debilitar los importantes lazos sociales que son cruciales para un sindicato eficaz.
Esas tácticas también se utilizan para disuadir a los que no son miembros: por miedo a las represalias, ya no se afilian a una asociación. De este modo, los empleadores alimentan un círculo vicioso en el que el sindicato se reduce cada vez más y pierde su poder de negociación.
Casos recientes
El Centro de Recursos Empresariales y de Derechos Humanos (BHRRC) informó sobre casos recientes de represión sindical en un informe. Por ejemplo, en Sri Lanka, una trabajadora fue obligada a retirarse de su asociación, The Women’s Centre. Cuando continuó, fue trasladada a otras líneas de producción (separación). Cuando rechazó la solicitud de cambiar de campamento al «consejo de empresa» de sus empleadores, fue despedida.
En Camboya, el líder sindical Soy Sros fue arrestado después de hablar en redes sociales sobre los despidos previstos de miembros del sindicato, incluida una mujer embarazada. En la fábrica, empresas como Michael Kors y Tory Burch fabrican accesorios de lujo.
Sindicatos amarillos
Un factor determinante en la persistencia de la represión sindical es el auge de los sindicatos «amarillos», que no actúan en interés de los trabajadores textiles. No son independientes, como un sindicato «rojo». Christie Miedema, de la Campaña Ropa Limpia, explica: «Los sindicatos amarillos suelen ser creados por la dirección de la fábrica o por funcionarios. A menudo se presiona a los líderes sindicales para que cooperen con la dirección, a cambio, por ejemplo, de un ascenso o un aumento de sueldo». En JAW Garment, en Camboya, la dirección intentó sobornar a los representantes sindicales con salarios de seiscientos dólares (el triple del salario mínimo) para que abandonaran su trabajo, según se lee en el informe del BHRRC. En algunos casos, la dirección tiene éxito en su intento, y así los sindicatos pueden cambiar de color: empiezan siendo independientes, pero se vuelven amarillos por el soborno.
Los sindicatos amarillos siguen el mismo proceso de registro que los rojos, pero obtienen la aprobación más rápidamente porque cuentan con el apoyo de la dirección o de las autoridades. Un ejemplo de ello es Dekko Designs en Bangladés, que produce para Asos y Bestseller, entre otros. A finales de 2021, un tercio de los trabajadores se inscribieron en un sindicato rojo. En ese proceso, 19 trabajadores perdieron su empleo y muchos más fueron acosados, intimidados y sobrecargados de trabajo. Cuando el Ministerio de Trabajo acudió para realizar una auditoría, como parte fija del procedimiento, los trabajadores que querían firmar fueron amenazados. Así, la inspección no encontró suficientes miembros para formalizar el sindicato. Mientras tanto, un sindicato amarillo de la fábrica, apoyado por el empleador y el gobierno, se registró sin problemas.
Camboya
Después de años de negociaciones y esfuerzos colectivos, las marcas mundiales de la industria de la confección Inditex y Next se han negado hasta ahora a firmar un acuerdo histórico que apoyaría la negociación colectiva para mejorar los salarios y las condiciones laborales de los trabajadores del sector en Camboya, a pesar de haber contribuido a elaborar la iniciativa y de haberse comprometido públicamente con prácticas empresariales responsables.
Los Acuerdos de Camboya ofrecen un mecanismo jurídicamente vinculante para que las marcas respalden un modelo estandarizado de convenio colectivo elaborado por los asociados sociales camboyanos. Este modelo tiene como objetivo mejorar los salarios, garantizar mejores condiciones laborales y estabilizar las cadenas de suministro. Doce grandes marcas mundiales ya lo han firmado, e IndustriALL Global Union sigue colaborando con otras empresas que se abastecen en Camboya.
Fruto de años de colaboración entre IndustriALL, las principales marcas, los empleadores y sus sindicatos afiliados en Camboya, el acuerdo representa el primer convenio colectivo respaldado por una marca en el sector textil, de la confección, del calzado y del cuero. Ofrece una solución viable a los desafíos históricos de la industria, en particular la persistente dificultad de aumentar los salarios sin poner en peligro la competitividad.
A pesar de haber desempeñado un papel clave en la elaboración del acuerdo, Inditex y Next aún no se han comprometido a firmarlo. IndustriALL ha realizado repetidos esfuerzos para volver a comprometer a ambas marcas y sigue instándolas a que apoyen esta iniciativa transformadora.
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