La unidad europea es un proceso que tiene mucho que ver con la masonería. El Parlamento Europeo del año 1984 tenía dos tercios de sus miembros masones. Me lo comunicó Fraga que sabía de lo que hablaba. La influencia de la masonería en la perdida de las colonias es evidente y a ella he dedicado un capítulo entero de mi último libro. La conspiración que se realizó para evitar que llegase a América, a Río de la Plata en concreto, la expedición militar de socorro, fue una operación financiada por la masonería de las propias colonias y la masonería inglesa. Todo el mundo lo sabe.
LA MASONERÍA INVISIBLE
Por E.F. y B. Fulges
Revista Generación XXI
Ricardo de la Cierva, catedrático de Historia Contemporánea de España, ex ministro de Cultura con Adolfo Suárez, escritor y editor (su editorial, Fénix, ha publicado decenas de títulos ) es una de las figuras más interesantes del pensamiento disidente, en el marco de la comprensión histórica de nuestros procesos políticos y sociales. Crítico inveterado y preciso de la masonería, conocedor profundo de la Guerra Civil y la Segunda República, prosigue incansable su tarea de investigación. Entre sus obras merecen destacarse: «El triple secreto de la masonería», «Os acordaréis de la doncella» y, la última, «La masonería invisible». Es autor también de innumerables libros sobre Historia de España, de la Segunda República y de la Guerra Civil.
El Parlamento Europeo del año 1984 tenía dos tercios de sus miembros masones. Me lo comunicó Fraga que sabía de lo que hablaba. |
¿Cuál es el papel de las sociedades secretas, en concreto de la masonería, en el proceso de construcción de la Europa unida?
De La. Cierva- La unidad europea es un proceso que tiene mucho que ver con la masonería, por supuesto. Estuve a punto de ser candidato al Parlamento Europeo, pero abandoné la idea a última hora porque no podía viajar. El Parlamento Europeo del año 1984 tenía dos tercios de sus miembros masones. Me lo comunicó Fraga que sabía de lo que hablaba. En la actualidad, aunque no lo sepa de modo exacto, no creo que su número sea inferior a la mitad. Todo el proceso de la Unión Europea, como todo proceso de organización, es un proceso masónico. Eso no quiere decir que eso sea malo por fuerza, puede haber cosas muy buenas. Por ejemplo, el encargado de hacer los estatutos de la nueva Unión Europea, el señor Valery Giscard d´Estaing, era miembro de la masonería.
Con relación a los acontecimientos del 11 de septiembre hay una versión oficial, aceptada, curiosamente, de modo tan acrítico, por la «izquierda» como por la «derecha». ¿Cómo ves esta cuestión?
D. L. C.- Yo creo que los acontecimientos son más o menos como nos los han contado. Conozco otras versiones muy raras, muy esotéricas pero yo creo que es una conspiración del terrorismo islámico dirigida por Bin Laden; que haya más gente detrás, no digo que no, pero la versión, tal como se ha visto, creo que es la más verosímil. La versión de que la CIA lance dos avioncitos para cargarse las Torres Gemelas es tan inconcebible que no la creo.
¿Qué estás preparando ahora?
D. L. C..- Estoy haciendo un nuevo libro al que voy a llamar: «Historia final de la Guerra Civil». Acaban de aparecer, este último año, varios libros esenciales sobre el problema de la Guerra Civil y la República que cambian la perspectiva que se estaba imponiendo, sobre todo por parte de las izquierdas. Me refiero a un libro escrito en colaboración entre la Universidad de Yale y la Academia de Ciencias de la antigua URSS que se llama «Spain Betrayed» («España Traicionada»). No está traducido, y me temo que no se vaya a traducir. Es un libro que yo lo podría firmar prácticamente entero; en gran medida desarrolla las tesis de Burnett Bolloten: la Zona Republicana cae en poder del comunismo antes de caer en manos del General Franco. Los documentos de los Archivos Soviéticos, nunca publicados hasta ahora (principalmente documentos militares), constituyen la parte fundamental de esta obra. Los documentos en cuestión son muy significativos; ya no se puede negar la influencia de la Unión Soviética en la zona republicana a través del Partido Comunista de España. En España, obviamente, no se ha traducido, ni difundido en manera alguna su existencia, debido a que a los señores dedicados a hacer homenajes a las Brigadas Internacionales no les interesa en absoluto.
¿Qué temas te interesan? Háblenos de tu última obra.
D. L. C.- Soy un escritor, básicamente un historiador que, constantemente, está volviendo sobre una serie de temas. El primero de ellos, la historia contemporánea de España, del que ya he hablado antes.
Una historia profunda de la Iglesia Española y de sus ordenes principales, haciendo hincapié en su historia contemporánea, es otro de los frentes en el que se mueve mi actividad.
También relacionado con la historia de España está el tema de la masonería y las sociedades secretas. Algunos historiadores pueden hablar de la historia moderna de nuestro país sin citarlas en modo alguno, lo que me parece inexplicable. Mi último libro: «La masonería invisible», gira en torno a su historia, sus rituales y las relaciones con la Iglesia Católica, entre otras cuestiones. Este es mi último libro publicado, del que pronto va a salir una segunda edición. He operado sobre los documentos masónicos originales, sobre lo que la masonería dice de sí misma. Me están llegando continuamente documentos y comunicaciones, en gran medida a través de Internet.
Como historiador creo que hay una incompatibilidad de fondo entre el cristianismo y la masonería.
¿Qué papel tuvo la masonería en la perdida de las colonias españolas? ¿Acaso no era Rafael Riego masón?
D. L. C.- Riego era un masón conspicuo, figura en las listas que publica Ferrer Benimeli de los diputados de las Cortes de 1820. La influencia de la masonería en la perdida de las colonias es evidente y a ella he dedicado un capítulo entero de mi último libro. La conspiración que se realizó para evitar que llegase a América, a Río de la Plata en concreto, la expedición militar de socorro, fue una operación financiada por la masonería de las propias colonias y la masonería inglesa. Todo el mundo lo sabe.
Es usted, a la vez, escritor y editor y todo ello, además, con éxito, cosa muy rara en España. ¿Qué puedes señalarnos sobre la cuestión?
D. L. C.- En 1993 creé mi propia editorial: Fénix, nombre masónico, por cierto, lo cual les molesta mucho a ellos. Creé la editorial porque tanto Planeta como Plaza y Janés me pusieron trabas por escribir sobre la masonería. Varios amigos me dijeron: Vas a vivir el fracaso del autor que se hace editor.
Voy a procurar no caer en los defectos en que cayeron Galdós o Sánchez Bella, por ejemplo.
He tenido ofrecimientos de dinero importantes, en concreto del Opus Dei, y no lo he aceptado. Empecé con un millón y medio que tenía ahorrado y ahí estamos con el número 24 de la editorial.
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