La renuncia del ex secretario general de la Organizacion de Estados Americanos (OEA), Miguel Angel Rodríguez, por haber recibido supuestos sobornos cuando era presidente de Costa Rica ha sido objeto de grandes titulares. Pero pocos han hablado de Alcatel, la empresa francesa acusada de haber hecho estos pagos
Por Andrés Oppenheimer
sábado, 16 de octubre 2004
Miami Herald
La renuncia del ex secretario general de la Organizacion de Estados Americanos (OEA), Miguel Angel Rodríguez, por haber recibido supuestos sobornos cuando era presidente de Costa Rica ha sido objeto de grandes titulares. Pero pocos han hablado de Alcatel, la empresa francesa acusada de haber hecho estos pagos.
No se trata de un tema menor: en cada escándalo de corrupción, hay una mano que recibe y otra mano que da. Y los recientes convenios internacionales sobre el tema reconocen que a menos que las empresas multinacionales se adhieran a las normas que prohíben a las corporaciones sobornar a funcionarios extranjeros, no se podrá avanzar en la lucha contra la corrupción en América Latina.
Lo que salió a relucir hasta ahora en Costa Rica es que Alcatel –una empresa de telecomunicaciones que opera en mas de 130 países y tuvo ventas que superaron los $14,000 millones el año pasado– le pagó a varios políticos costarricenses en la época en que ganó un concurso de telefonía celular por $149 millones en el 2001, y otro contrato de $109 millones por líneas telefónicas fijas en el 2002.
El escándalo estalló la semana pasada, cuando José Antonio Lobo, el ex director de Energía y Telecomunicaciones de Costa Rica, señaló en declaraciones publicadas por el periódico La Nación que él y Rodríguez –que en aquella época era el presidente de Costa Rica– habían recibido un ’’premio’’ de $2.4 millones de Alcatel en el 2001.
Según Lobo, cuando le preguntó al entonces presidente cómo disponer de los fondos, éste le habría contestado que se quedara con el 40 por ciento, y le entregara el restante 60 por ciento a él. Rodríguez admitió más tarde que obtuvo un ’’préstamo’’ de $140,000 de Lobo, pero agregó que no tenía idea de que el dinero provenía de Alcatel.
Pero la historia recién comienza ahí. Los defensores de Rodríguez dicen que el actual presidente de Costa Rica, Abel Pacheco, exigió la renuncia de Rodríguez de la OEA la semana pasada para desviar la atención pública de su propio escándalo por pagos indebidos de Alcatel.
Todo parece indicar que Pacheco, al igual que su rival en las elecciones del 2002, recibió $100,000 de la empresa francesa para su campaña electoral de ese año. Según los investigadores, el dinero excedió los límites legales, y no fue reportado a las autoridades electorales. Pacheco admitió en días recientes que recibió el dinero de Alcatel para su campaña, pero alegó que no hubo un intercambio de favores.
’’Me dijeron que sólo pedían trato justo. Yo les dije que para trato justo no requerían dar dinero a la campaña, pero ellos dijeron que de todos modos querían contribuir a la democracia’’, indicó Pacheco en declaraciones publicadas por el diario Al Día.
Según Pacheco, Alcatel no recibió ninguna concesión gubernamental de ningún tipo desde que asumió el poder. Pero Al Día reportó que el actual presidente asumió el gobierno el 8 de mayo del 2002, y Alcatel obtuvo su licitación de $109 millones el 14 de mayo de ese año.
Cuando me puse en contacto con Alcatel para pedir una entrevista, recibí un e-mail del director de Comunicaciones para América del Norte de la empresa, Charlie Guyer, diciendo que ``éste no es un tema sobre el cual quisieramos dar una entrevista en este momento’’.
Horas después, Guyer me mandó una declaración de la empresa señalando que la compañía está investigando el caso y que, ``si fuera necesario, Alcatel tomará las medidas necesarias’’.
Fuentes cercanas a la investigación en Costa Rica me dicen que pronto saldrán a relucir aún más pagos dudosos de Alcatel en ese país. Mientras tanto, el periódico francés Le Monde publicó la semana pasada que otra gigantesca empresa francesa, Total Oil, está siendo investigada por supuestos sobornos en Rusia e Irak.
De comprobarse todas estas acusaciones, todo parecería indicar que estas empresas no le están haciendo mucho caso a la convención antisobornos de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) de 1999, que exige que los países signatarios –Francia entre ellos– hagan cumplir las nuevas normas que prohíben a sus empresas multinacionales sobornar a funcionarios extranjeros.
’’Los países europeos y Japón no están haciendo cumplir las convenciones internacionales antisoborno, porque le hacen perder dinero a sus empresas’’, dice Charles Intriago, editor de la publicación Alerta de Lavado de Dinero. ``Y Estados Unidos, que lideró la campaña internacional contra la corrupción corporativa, tampoco hace mucho por que se cumplan sus propias leyes’’.
Mi conclusión: está muy bien que los fiscales y los periodistas saquemos a la luz las denuncias de corrupción política en Costa Rica, o en cualquier otro lado. Pero a menos que nos ocupemos al mismo tiempo de la corrupción corporativa, no vamos a lograr cambiar mucho.