Estimado don Juan María Uriarte: le escribimos dos curas. Hemos estudiado algo de moral, política, doctrina social de la Iglesia, etc. Usted está ahora en el candelero.
Eugenio Rodríguez y José Ramón Peláez
Estimado don Juan María Uriarte: le escribimos dos curas. Hemos estudiado algo de moral, política, doctrina social de la Iglesia, etc. Usted está ahora en el candelero.
A nosotros no nos molesta que “se meta en política” sino que sea tan politiquero. Que sea tan ferviente servidor de sus fronteras y banderas y menosprecie a los pobres. Tenemos que decirle que no somos precisamente conservadores. Defendemos la solidaridad con los empobrecidos, también con los obreros de toda España que enriquecieron el País Vasco. Muchos de ellos de su antigua diócesis de Zamora, hoy despoblada y entre las provincias más pobres.
Dice Ibarretxe (y toda su corte) que gracias al autogobierno Euskadi es rica. Eso dice. Creemos que no es por eso. Usted que tiene buenos servicios de sociología quizá sepa en que medida han contribuido a esa riqueza el resto de los españoles y la política industrial de cuarenta años de franquismo. Nos preguntamos por ejemplo ¿dónde se dan mayores tasas de jubilación anticipada por razones de salud?, ¿entre los nacidos en el País Vasco o entre los inmigrantes de otras regiones?
Es verdad aquello que defiende Juan Pablo II en Laborem Exercens: La riqueza procede del trabajo. ¿Cómo no vamos a poder opinar los que no somos “vascos y vascas” si está en juego la solidaridad? Juan XXIII decía que uno de los mayores males del siglo XX era el nacionalismo. Y señalaba la responsabilidad de los clérigos en ello.
De los polvos del nacionalismo, los lodos de los asesinatos. Sí, ya sabemos que algunos no querían llegar tan lejos, pero ahí están los muertos, los vascos y los no vascos. ¿Cómo no vamos a poder opinar si está en juego la vida? Lo que usted defiende es un nacionalcatolicismo, identifica patria y religión. No por vasco menos nacionalcatolicismo.