Fondo Monetario Internacional reconoce que la confianza en el mercado "minó los planes para reducir la miseria en América Latina". Lo que entonces resulta inexplicable (¿o sí?) es por qué sigue manteniendo, propagando e imponiendo esa confianza tan dañina a todo el planeta.
Miércoles 9 de febrero de 2005
La Jornada
En AL, 14 millones más de pobres en una década: FMI
No hay evidencia de que haya vínculo entre reformas estructurales y reducción de la pobreza El exceso de confianza en el mercado minó planes para disminuir la miseria, admite
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
El Fondo Monetario Internacional (FMI) afirmó este martes que la desigual distribución del ingreso en América Latina representa un «serio problema social». El organismo aseguró que en una década el número de pobres en la región aumentó en 14 millones, para llegar a 214 millones de personas, al tiempo que planteó dudas sobre la efectividad de las políticas de liberalización comercial y financiera para abatir la pobreza.
«A pesar de haber logrado reducir la inflación -el objetivo central de las reformas de liberalización instrumentadas a partir de los años 80- la región no ha logrado asegurar mejoras en la reducción de la pobreza ni en atenuar la desigual distribución del ingreso, lo que ha estimulado el descontento con el proceso de reformas», apuntó.
Según el FMI, «no existe evidencia de que haya un vínculo entre reformas estructurales y reducción de la pobreza», un comentario que contradice todo lo afirmado hasta ahora, tanto en los organismos internacionales como desde gobiernos como el de México en las últimas dos décadas. «Haber confiado en exceso en el mercado fue una estrategia fallida para crear oportunidades de que los pobres generaran ingreso», indicó.
El organismo multilateral presentó este martes, en su sede de Washington, el reporte Estabilización y reforma en América Latina, un extenso documento en que analiza el proceso de reforma económica y financiera a que ha sido expuesta la región a partir de mediados de los años 80, cuando una caída abrupta en el precio de las materias primas latinoamericanas, en especial el petróleo, dio pauta a la llamada crisis de la deuda, a la que siguió una década de estancamiento económico.
Para hacer frente a esa crisis, desde los organismos internacionales se impulsó una serie de reformas orientadas a reducir la participación del Estado en la economía, privatizar empresas públicas y eliminar barreras al comercio y los flujos financieros.
En uno de sus capítulos, el informe documenta que Latinoamérica, la región donde se ha profundizado más el tipo de reformas impulsadas desde los organismos financieros internacionales, registró el último lustro el peor desempeño en la evolución del producto interno bruto por habitante. En esta región, este indicador tuvo un descenso de 0.1 por ciento en promedio anual, después de haber crecido a una tasa de 2.5 por ciento anual entre 1991 y 1997.
Tal evolución contrasta con la registrada en otras zonas del mundo en los últimos cinco años: en los países del Africa Subsahariana, la zona más pobre del mundo, el PIB por habitante aumentó en los últimos cinco años a una tasa anual de 0.7 por ciento, cuando entre 1991 y 1997 había retrocedido 0.5 por ciento al año; en el último lustro el producto por habitante creció 4.8 por ciento anual en las naciones de Asia y 2.6 por ciento en las naciones del antiguo bloque comunista de Europa del Este.
Viaje a ningún lado
El informe del Fondo Monetario Internacional concluye que a pesar del esfuerzo de estabilización económica en la región, expresada en la reducción de las tasas de inflación respecto a las que prevalecían en los años 80, los gobiernos de América Latina «no han logrado asegurar mejorías en la reducción de la pobreza o la distribución del ingreso, lo que estimula el descontento con el proceso de reformas».
Aunque la magnitud de la pobreza ha disminuido respecto de los niveles alcanzados durante la crisis de los años 80, añade el documento, el avance no ha sido sostenido. En 2003, último año del que hay información disponible para la región, al menos 44 de cada 100 personas en la región pueden considerarse pobres y por lo menos 20 por ciento del total, esto es, uno de cada cinco, se encuentra en situación de pobreza extrema. Estos datos muestran un escaso avance durante la última década y media: en 1990, la pobreza afectaba a 48.3 de cada 100 latinoamericanos y 22.5 de cada 100 se encontraban en pobreza extrema, cifras muy similares a las de ahora.
«Aunque los indígenas representan alrededor de 8 por ciento de la población de América Latina, ellos constituyen 25 por ciento de los latinoamericanos en pobreza extrema», añadió.
En el mismo reporte, el FMI advirtió que la desigual distribución del ingreso en Latinoamérica, «que se mantiene extremadamente alto para estándares internacionales», representa ya un «serio problema social».
Añade: «La penetrante inequidad en Latinoamérica ha tenido consecuencias negativas para la política económica en la región. Las evidencias sugieren que la desigualdad conduce a incrementar la violencia, debilita las instituciones y limita la capacidad de los gobiernos para enfrentar choques económicos. Adicionalmente, la alta inequidad en la distribución del ingreso ha hecho más difícil reducir la pobreza dada la tasa de crecimiento económico»