En la misa celebrada en sufragio del Papa al día siguiente de sus exequias, el cardenal Francesco Marchisano, reveló que quedó curado de un grave problema en la garganta después de que Juan Pablo II rezara por él y la tocara.
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 10 abril 2005 (ZENIT.org).- En la misa celebrada en sufragio del Papa al día siguiente de sus exequias, el cardenal Francesco Marchisano, reveló que quedó curado de un grave problema en la garganta después de que Juan Pablo II rezara por él y la tocara.
El purpurado italiano, arcipreste de la Basílica de San Pedro del Vaticano, amigo personal de Karol Wojtyla desde 1962, reveló este detalle hasta ahora desconocido en la eucaristía que concelebró en ese mismo templo junto al arzobispo Stanislaw Dziwisz, secretario personal del Papa.
En el segundo día de los «novendiali», los nueve días de misas en sufragio por el Papa, tras sus exequias, el cardenal recordó que hace cinco años «me habían operado de la carótida y por un error de los médicos se paralizó la cuerda vocal derecha, obligándome a hablar casi imperceptiblemente».
«Como un padre me salió al encuentro y comenzó a acariciarme durante dos o tres minutos donde me habían operado», añadió con lágrimas en los ojos.
«Yo me quedé sin palabras –reconoció–. Mientras, me decía: «No tenga miedo, verá, vera… El Señor le devolverá la voz. Verá. Yo rezaré por usted. Verá…»».
«Poco después quedé curado», recordó monseñor Marchisano, quien en la homilía afirmó: «demos gracias también al Señor por haber dado a su Iglesia un Papa como éste, y pidamos al Señor la gracia de querer dar a su Iglesia otros Papas que sigan este camino».