Mensaje al Foro Intercontinental «Norte-Sur» organizado por Manos Unidas. En su escrito, el cardenal Martino afirma que «cuando se habla de Iglesia, se hace referencia a todo el Pueblo de Dios, a todos los bautizados», y por tanto «el compromiso de la Iglesia con los pobres y su empeño en favor de la justicia afecta a todos y cada uno de nosotros»…
MADRID, miércoles, 13 abril 2005 (ZENIT.org-Veritas).- La opción de la Iglesia por los pobres es competencia de todos los bautizados, asegura el cardenal Renato R. Martino.
Su llamamiento forma parte de la ponencia que ha enviado por escrito para el Foro Intercontinental Norte-Sur, que se está celebrando en Madrid por iniciativa Manos Unidas.
El hasta ahora presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz no ha podido participar en el encuentro a causa de su presencia en las congregaciones generales de cardenales que en estos días se celebran en Roma.
Su ponencia, «La opción por los pobres y la lucha por la justicia», fue leída por monseñor Juan José Omella, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño y consiliario de Manos Unidas.
En su escrito, el cardenal Martino afirma que «cuando se habla de Iglesia, se hace referencia a todo el Pueblo de Dios, a todos los bautizados», y por tanto «el compromiso de la Iglesia con los pobres y su empeño en favor de la justicia afecta a todos y cada uno de nosotros».
Este compromiso, aclara, «no se basa en razones sociales, ni se debe a una moda más o menos pasajera», «ni siquiera se trata de un tema puramente moral», sino que es «el mandamiento supremo de la caridad».
Cuando Jesús habla en los evangelios de los «sabios e inteligentes» se refiere a «los que se sienten poderosos y piensan que pueden manipular a los otros hombres, e incluso a Dios».
«Por su parte –añade– los «pequeños» no son sólo los niños, sino también los últimos, los «Lázaros» que llaman a las puertas blindadas de las sociedades satisfechas; son todos aquellos que no participan de las ventajas materiales producidas por el progreso, los que no tienen poder y acaban por ser oprimidos: abortados, sojuzgados, marginados».
Tras recordar la cita «cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mi me lo hicisteis…», el prelado afirma que «los pobres son sacramento de Cristo».
Por tanto, concluyó, «la opción por los pobres no puede ser para la Iglesia y para los cristianos una mera anécdota intrascendente, ya que por la postura que adopte ante ellos definirá su ser y su futuro».