FNAC no distribuye "Yo aborté" por motivos ideológicos

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Son casos reales de hombres y mujeres que empiezan a pensar que no tienen derecho a ser felices, que recuerdan la imagen de la última ecografía, que mantienen en el recuerdo la imagen lúgubre de los aborteros: triste, callada, deshumanizada. Y claro, esto no lo puede soportar la nueva progresía. Así que FNAC ha decidido no comercializarlo "por motivos ideológicos", según señala la cadena a la distribuidora. ¡Viva la libertad de pensamiento!

Todos somos muy liberales hasta que nos tocan los principios. Y eso es lo que ha hecho el libro «Yo aborté», editado por Voz de Papel. Se trata de un libro de testimonios de mujeres que han abortado y padecen el conocido síndrome postaborto. Su testimonio es incontestable. Son casos reales, espeluznantes. Mujeres que lloran por las noches, que se autolesionan psicológicamente yendo al parque a ver bebés en sus carritos. Vidas humanas que les recuerdan a las que ellas segaron.

No es ideología. Por supuesto, tampoco es política. Son casos reales de hombres y mujeres que empiezan a pensar que no tienen derecho a ser felices, que recuerdan la imagen de la última ecografía, que mantienen en el recuerdo la imagen lúgubre de los aborteros: triste, callada, deshumanizada. Y claro, esto no lo puede soportar la nueva progresía. Así que FNAC ha decidido no comercializarlo «por motivos ideológicos», según señala la cadena a la distribuidora. ¡Viva la libertad de pensamiento!

El libro se encuentra ahora mismo en todas las librerías. Ha sido bien acogido por El Corte Inglés y las grandes superficies. Los VIPs todavía no han tomado una decisión. Quizás piensen que «ensucia» la tienda. Pero la realidad es que la patada de testimonio se encuentra en la Feria del Libro quebrando conciencias. Miles de personas se han parado ya a ojearlo, y decenas de personas han podido mantener un encuentro con su autora, Sara Martín, y con Esperanza Puente, portavoz de la Asociación de Víctimas del Aborto, la asociación que es coautora del libro. Pero eso no importa a la FNAC. Y eso que pensábamos que la librería francesa era un simple negocio…