El Corte Inglés controla más del 90% de los grandes almacenes y subcontrata en Tanger con salarios de miseria

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Más por menos. El trabajo precario de las mujeres en las cadenas de producción globalizadas, de Febrero de 2004. Informe de Intermon Oxfam

El Corte Inglés controla más del 90% de los grandes almacenes Españoles. Las ventas totales de esta empresa en 2002 fue de 11.900 millones de Euros y los beneficios brutos se duplicaron entre 1997 y 2002.

Este volumen de ingresos y el espectacular crecimiento de los beneficios no sólo son atribuibles al incremento de las ventas, la reducción de los costes de producción a través de la deslocalicación de sus factorías textiles también tienen mucho que ver.

Un mínimo de 11 fábricas independientes, de tamaño pequeño o mediano, de Tánger reciben pedidos de Induyco para el Corte Inglés o para otros minoristas españoles. En total, las fábricas dan trabajo a más de 6.500 mujeres que confeccionan faldas, pantalones, vestidos, camisas y ropa infantil.

Todas las fábricas con las que Oxfam tuvo contacto declararon que los precios habían bajado cerca de un 30% en tres años y que los plazos de entrega habían pasado de 14 días a 5 ó 7 días.

Esta presión sobre las fábricas tiene consecuencias en la propia política de producción de estas empresas subcontratadas. En temporada alta, las trabajadoras realizan entre 12 y 13 horas diarias, llegando en ocasiones a las 16 horas en una jornada. Por ley, las horas extraordinarias deben remunerar-se un 25% más que las ordinarias pero no ocurre así. En una de las fábricas, las trabajadoras hicieron 89 horas extras durante el mes de julio. Habrían ganado 300 euros y solo recibieron 150 ó 180 euros.

Estas mujeres sufren agotamiento, dolor de espalda, cansancio ocular, problemas respiratorios, quemaduras y lesiones con las agujas. En todas las fábricas está restringido y vigilado el uso de los lavabos con los consiguientes problemas renales y psicológicos.

Además de estas condiciones laborales la mitad de las trabajadoras no están declaradas a la seguridad social y, por tanto, no pueden reclamar los subsidios a través de ella. Se genera así una mayor dependencia del puesto de trabajo para la supervivencia.

No ha de preocuparnos sólo la explotación de estas mujeres. Sin vigilancia ni apoyo, muchos de los hijos de las trabajadoras de la confección abandonan la escuela muy pronto. Niños de 10 años intentan pasar a España debajo de los camiones y autobuses turísticos, y las hijas empiezan a trabajar en la industria del vestido a los 13 años. Cuatro de cada cinco trabajadoras tiene una hija que abandonó la escuela antes de cumplir 14 años para cuidar de sus hermanos.

Fuente: Informe de Intermon Oxfam