La Política del PP y sus asociaciones familiares satélites en materia de vida y uniones homosexuales no es acorde a la Ley Natural.

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A pesar de lo contundente de los documentos, muchos cerraran sus ojos y oídos a la voz de su conciencia y seguirán apoyando a quien actúa en contra de la Ley Natural y la doctrina de la Iglesia Católica.

Ya nos advertía con claridad Benedicto XVI, en su nota doctrinal de noviembre de 2002, '…han surgido orientaciones de apoyo a fuerzas y movimientos políticos que han expresado posiciones contrarias a la enseñanza moral y social de la Iglesia en cuestiones éticas fundamentales'.


Tengo la fortuna de participar, los domingos por la tarde, en una divertida y entrañable tertulia en Radio Intereconomia (De las Artes a las Letras 17,10) que dirige mi buen amigo Javier Paredes. De todos es conocida su capacidad profesional, su compromiso sincero y recurrente con su Credo, pero no muchos tienen la fortuna de conocer su lado personal, el de ese gran padre de familia y gran amigo,  un hombre capaz de sacar lo mejor de sus tertulianos e invitados con la naturalidad del gran profesional.


El mejor ejemplo de lo que digo es la tertulia del pasado domingo día 4 en la que tuvimos el honor de contar con Monseñor Elios Sgreccia, Presidente de la Pontificia Academia Pro Vita y hombre de máxima confianza de Juan Pablo II y hoy de Benedicto XVI. Esta magistral entrevista se ha publicado en diversos medios de comunicación. Esta entrevista ha sido clarificadora y providencial en un momento de tanta confusión y escándalo. Un momento en el que más que nunca es necesario que los españoles sepamos lo que es o no es acorde con la ley Natural y por ende acorde a la doctrina moral católica; siendo importante el orden de prelación que he establecido, Ley Natural-Doctrina católica, y ello por una sencilla razón, cual es que nuestro Credo está soportado en dos pilares fundamentales, la Ley Natural y la moral objetiva.


La bondad del mensaje de Monseñor Sgreccia es su universalidad, un mensaje valido para  creyentes y agnósticos, para musulmanes y mormones, porque está soportado en verdades universales e inmutables, que deben ser aceptadas y respetadas por todos los hombres con independencia de su condición política y religiosa. Por ello, aunque este discurso provenga de la «jerarquía vaticana, esto no puede ser argumento para que partidos políticos y organizaciones no confesionales no lo suscriban y lo hagan suyo. Mucho más en el caso de partidos como el PP y organizaciones como el Foro de la familia, cuyas bases, en una gran mayoría, sí son creyentes y todos, sin lugar a dudas, respetuosos con la Ley Natural.


El mensaje de Monseñor Sgreccia, acorde con la doctrina reiterada de la Iglesia y con el documento de 24 de Noviembre de 2002 de Benedicto XVI, que a todos recomiendo, se centro en definir con claridad cuáles son las prácticas que no son acordes a la Ley Natural y la doctrina moral católica y, en consecuencia las opciones políticas por las que no puede decantarse, ni votar, un hombre respetuoso con las mismas; así dijo, con transparencia meridiana, que la Píldora del día después, la RU-486, el diagnostico prenatal preimplantacional y las uniones homosexuales -nadie se equivoque- no  la regulación formal de las misma por vía del matrimonio,  son inaceptables y no pueden ser apoyadas por un católico. Con tristeza, pero haciendo honor a la verdad, Monseñor se refirió, de forma casual o providencial, a cuatro realidades que, desgraciadamente, no han sido regulados por el laicista y beligerante PSOE.


Los cuatro temas tratados por Monseñor Sgreccia han llegado a nuestra nación de la mano del centrista, reformista y liberal Partido Popular. La Píldora del día después, fue aprobada e introducida en el Sistema publico de salud por Doña Ana Pastor el  24 de marzo de 2001 (Resolución del Ministerio de Sanidad y Consumo, Agencia Española del Medicamento), hoy distribuida gratuitamente por los ayuntamientos y las comunidades de Madrid y Valencia. La RU-486 fue aprobada, e introducida en el sistema de salud publica por el gobierno del  PP el día 7 de febrero de 2000; se calcula, al día de hoy, que esta píldora es la responsable de más de 200.000 asesinatos, de los cuales aproximadamente el 65% se produce en Comunidades gobernadas por el PP. El diagnostico prenatal- preimplantacional fue aprobado por Doña Ana Pastor, Ministra de Sanidad del PP, mediante la ley 45/2003, en la que además, por si ello fuera poco, aprovechó para contradecir, con conocimiento de causa, la instrucción de Benedicto XVI, recogida en su nota doctrinal de noviembre de 2002, de no experimentar con embriones humanos, y no sólo eso sino que el PP tuvo la desfachatez, en su última intervención ante las Cortes, el pasado 16 de febrero de 2006 (diario del Congreso 16/02/06 pagina 7574, intervención de la señora Roldos Caballero) de presumir, sí presumir y regodearse, de su iniciativa afirmando sin rubor que «hemos sido nosotros , el PP, los que hemos abierto esta puerta para investigar en nuestro país con células madre embrionarias«.


Monseñor Sgreccia afirma, con rigor, que el tipo de lo injusto moral no está en la forma de regular la unión homosexual (que al ser tratadas de matrimonio, sin duda,  constituye en un agravante) sino en la propia unión homosexual, es por ello que la defensa de la unión homosexual es contraria a la Ley Natural y al Credo católico y por ello están en contra de ambos Principios quienes defiende su regulación ya sea, como el PSOE vía el matrimonio o, como el PP y sus organizaciones satélites, por la vía de las parejas de hecho. Sobre esta materia nos dejan sobrecogidos las declaraciones del PP en el Congreso, lugar donde se asevera la línea ideológica de un partido y no en los mítines electoralistas. El Partido Popular, en el debate en el Pleno del Congreso (Diario de Congreso  21/04/2005 página 4117/18 señora Torme Pardo), con ocasión de  la modificación del Código Civil en materia de matrimonio, afirmó con orgullo: «Lo que sí es cierto es que la sociedad española ha evolucionado y los grupos políticos también lo hemos hecho, y éste era el momento de aprobar esta legislación, de reconocer legislativamente lo que la sociedad española admite con normalidad en su convivencia. Por ello, al final de la pasada legislatura el Partido Popular se había comprometido a abordar esta regulación, que ya en el ámbito autonómico se había aprobado en distintas comunidades gobernadas por el PP»; y por si no fuera suficiente, su señoría del PP, agregaba: «Yo invito  a las personas que hoy nos acompañan en la tribuna y que han luchado activamente a favor de los derechos de los homosexuales a que lean nuestra iniciativa. Verán como hay un amplio catalogo de derechos que los equipara con el matrimonio».  La solución, según la señora  Torme, era: «optar por la regulación de las uniones homosexuales mediante una regulación especifica de las parejas de hecho, acabando con la discriminación de la parejas homosexuales mediante un conjunto de derechos y obligaciones equiparables a los del matrimonio… Esta opción es la que defiende el PP». Por último, y aunque me cueste criticar a quien considero un hombre bien formado, honesto, con el que he compartido escasas, pero interesantísimas tertulias, don Jorge Fernández, diputado del Partido Popular, probablemente llevado de la deriva y la presión liberal de su partido y, sin lugar a dudas, en esta ocasión equivocado (el mejor escribano siempre puede echar un borrón), el pasado día 27 de febrero (Diario de Congreso de 27 febrero de 2007, página 11805) en su defensa de la iniciativa del Foro de la Familia defendía una vez más la licitud de las uniones homosexuales y la regulación de las mismas por la vía de las parejas de hecho. Decía así: «Hubiera sido muy fácil obtener un consenso total en esta Cámara en torno a una legislación especifica para regular las parejas de hecho… [en la iniciativa que defiende] no se prohíbe nada ni se va contra nadie: al contrario, afirma [la iniciativa] que pretende que el nuevo pluralismo social en materia de formas de convivencia se potencie sin ir en detrimento de lo ya probado como justo  y eficaz.. .no se pretende perjudicar en absoluto a ningún otro tipo de formula de convivencia…»; terminando su exposición invitando a regular las uniones homosexuales: «podremos regular por consenso una ley de parejas de hecho similar a la de nuestro entorno democrático».


Muchas materias quedan por tratar, algunas ya olvidadas  o asumidas como socialmente válidas como el divorcio, la anticoncepción, la libertad de enseñanza… En todas ellas comprobaremos la misma tibieza y ambigüedad, cuando no su aceptación expresa y/o promoción, es por ello que ante una deriva de esta magnitud el español con la conciencia bien formada debe reaccionar y apoyar con su voto a quien de respuesta firme manteniendo estos Principios y Valores éticos fundamentales para el bien común. 


He pretendido poner a disposición de los lectores datos objetivos, que les permitan discernir sobre la verdad. Se que, a pesar de lo contundente de los documentos, muchos cerraran sus ojos y oídos a la voz de su conciencia y seguirán apoyando a quien actúa en contra de la Ley Natural y la doctrina de la Iglesia Católica; ya nos advertía con claridad Benedicto XVI, en su nota doctrinal de noviembre de 2002, «…han surgido orientaciones de apoyo a fuerzas y movimientos políticos que han expresado posiciones contrarias a la enseñanza moral y social de la Iglesia  en cuestiones éticas fundamentales».