Las democracias liberales, son débiles. ¿Por qué? Es una cuestión que se debate en medios escritos y digitales. Y parece que tiene mucha relación con la actualidad europea (populismo, nacionalismo, el aborto como derecho humano en Europa, la amenaza de Rusia)
Muchos apuntan que, la deriva del descarte de personas, en medio del entorno cultural, político y económico neoliberal, tiende al populismo buscando una identidad, certezas de “olla rápida” que se puedan cocinar en poco tiempo y ofrecer en la mesa de la opinión publicada. Pueblo construido a medida del poder.
El modelo capitalista y plutocrático chino, resulta incluso para algunos, un modelo que ofrece seguridades, trabajo y bonanza económica, sin saber las libertades que se cercenan entre bastidores. Otros, en Europa, miran con cierta envidia a Putin y a Trump, con modelos sumergidos en el autoritarismo, porque “despejan dudas”, porque ofrecen fortalezas, axiomas a los que agarrarse. Véase sino el ejemplo reciente de Eric Zemmour[1] en Francia, que, en su nostálgica campaña por una Francia grande, asegura que las democracias liberales occidentales no tienen alma, cabeza, cuerpo…
Putin y su equipo propagandístico saben que la identidad se construye desde una narración, desde la palanca de cambio de un sueño de fortaleza, viejas ensoñaciones imperiales, nacionalismos etc… De este viejo pensamiento imperial, participan incluso los independentistas catalanes, y son la envidia de partidos de ultraderecha en Europa, más próximos este formato de gobierno. Tremendo.
Por otro lado, el progresismo y la mal llamada izquierda europea han sido potenciadores de una sociedad sin valores y desarmada frente al capitalismo de plataformas, apoyando las ideologías disolventes del ser humano y de sus vínculos solidarios, en todas sus dimensiones.
Ante esta situación, la democracia cristiana española reacciona[2] ante la barbarie de la propuesta de Emmanuel Macron, de situar al aborto como derecho humano.[3] Y fija el problema de Rusia con Europa, en que Europa ha perdido sus raíces cristianas. Es posible que en algunas de estas cuestiones no le falte razón. ¿Pero, cual es la alternativa?
¿Se puede mantener un modelo de capitalismo neoliberal a la par que difundir una cultura realmente cristiana en Europa en el siglo XXI? ¿Se puede ser materialista en la dimensión económica, y humanista con el derecho a la vida o a no ser descartado por desempleo o por eutanasia?
El relativismo cultural que se ha ido incrementando en las sociedades occidentales (neocapitalistas) nos llevan a un callejón sin salida. De este relativismo surge la autonomía de derecho a decidir, con las vidas de otros o con mi vida, parida por la cultura de muerte imperante. Benedicto XVI advertía de una Europa sin horizonte, y decía: «La relación entre verdad y libertad es esencial, pero hoy se encuentra ante el gran desafío del relativismo, que parece completar el concepto de verdad, pero en realidad amenaza con destruirla, proponiéndose como una verdadera dictadura»
Lo cierto es que las democracias europeas solo anhelan una verdad o razón instrumental, a medida de sus intereses, donde los medios no son evaluados ni cuestionados para alcanzar los fines. Dejar de un lado el derecho a la vida o a un trabajo digno, no construye democracia, más bien la degenera.
El grave problema de Europa es que todavía sigue siendo una cooperativa de intereses económicos y aunque ha habido avances, sigue estando de espaldas a los grandes problemas de la humanidad, construyendo su ser en un sumatorio de consensos bajo el interés del más fuerte. Dejando de lado a los países empobrecidos y a los inmigrantes, o a los descartados de las grandes urbes europeas…
Esta situación y otras, las denunció el Papa Francisco en su viaje a Grecia (Lesbos) en diciembre de 2021:
«La Unión Europea, desgarrada por egoísmos nacionalistas, más que ser un tren de solidaridad, algunas veces se muestra bloqueada y descoordinada en vez de ser el motor de la solidaridad…»[4]
Todo un reto para las democracias europeas. Europa será solidaria o no será.
Luis Antúnez
[1] Eric Zemmour (la Francia nostálgica) https://elpais.com/internacional/2021-12-05/eric-zemmour-oraculo-de-una-francia-nostalgica-y-reaccionaria.html
[2] Mayor Oreja, en COPE: «Considerar el aborto como un derecho europeo es una provocación, una infinita torpeza» Establece un paralelo con la situación en Ucrania (debilidad de Europa)
[3] Emmanuel Macron pide reconocer el derecho al aborto en la Carta Europea de Derechos Fundamentales (Enero 2022)
[4] Papa Francisco: La democracia retrocede en Europa