No he oído denuncia alguna ni luchar por la erradicación de esta flagrante violación a ninguna de nuestras ministras que se dicen progresistas.
Viajando por España es fácil ver nuestras carreteras cada vez más llenas de clubs de alterne. Vergüenza para nuestro país, donde mujeres, la mayoría pobres inmigrantes, son vejadas en su dignidad y sometidas al yugo de la esclavitud sexual. No he oído denuncia alguna ni luchar por la erradicación de esta flagrante violación a ninguna de nuestras ministras que se dicen progresistas y que sonríen y se besan al aprobar una ley que asesina a niños, y que ataca a la mujer, a la familia y a toda la sociedad en sus mas profundos cimientos.
Está claro que a estas ministras les interesa bien poco la situación de estas mujeres y de las miles de inmigrantes que en nuestro país son explotadas, entre otros, en el servicio doméstico. Mientras pregonan a viento y marea el «empoderamiento» de las mujeres, la tan cacareada «igualdad de género», la realidad es otra. En España, toda esta estrategia conservadora y burguesa, se está llevando a cabo a base de la explotación de las mujeres pobres inmigrantes, que son las que limpian las casas, cuidan a nuestros hijos y viejos, y trabajan mayoritariamente en la economía sumergida.
Mientras pregonan a viento y marea el «empoderamiento» de las mujeres, la tan cacareada «igualdad de género», la realidad es otra.
No señoras ministras, ustedes no son socialistas. Ustedes representan sus propios intereses. Ustedes están gobernando entre lujo y sueldos de escándalo. La secretaria de organización del PSOE, Leyre Pajín, cobra más de 20.000 euros al mes del erario público, incluida una indemnización por dejar su antiguo cargo. Cada modelito que llevan es un insulto para las miles de mujeres que en nuestro país realizan jornadas de hasta 12 horas para poder llevar el sustento a sus hijos. Ustedes con sus fastos y sus risas, son un escándalo para las más de un millón de familias que tienen a todos sus miembros en paro. Ustedes no representan al pueblo, ni quieren. Su obligación como ministras sería luchar para que en España no hubiese ninguna mujer explotada ni prostituida, ni más infames clubs de carretera. Esto si es una lucha progresista y a favor de
Cantabria