La exposición trata en un de aclarar conceptos y desenmascarar la labor del imperio en el uso de una terminología confusa y oscura para ejercer con mayor eficacia la manipulación de conciencia. Además se exponen los antecedentes históricos que tienen las teorías abortivas y eugenésicas.
MÁLAGA, 7 DE MAYO DE 2005
Casa de Cultura y solidaridad
Solidaridad.net
1. INTRODUCCIÓN
La tertulia que vamos hoy a realizar, aquí en la Casa de Cultura y Solidaridad de Málaga, se enmarca dentro de la Campaña permanente por la Justicia en las relaciones Norte-Sur: No Matarás, Dios. Esta campaña pretende denunciar las causas de los grandes de problemas de los empobrecidos, de los débiles, de los que no tienen voz en nuestra sociedad. El tema que vamos a tratar en esta charla es el aborto y su relación dentro de una cultura de muerte que es difundida desde el Imperio contra los pobres.
La cuestión del aborto y de la protección de la vida, de toda vida, es un tema en el que el Imperio ha ejercido todas sus armas para manipular la conciencia de la opinión pública. Tanto es así, que nos hemos acostumbrado a convivir con este autentico holocausto silencioso con absoluto consentimiento. Realmente el Imperio ha declarado la guerra a los empobrecidos. Una guerra estructurada y planificada.
Mi exposición tratará, en un primer momento, de aclarar conceptos y desenmascarar la labor del imperio en el uso de una terminología confusa y oscura para ejercer con mayor eficacia la manipulación de conciencia. Además expondré los antecedentes históricos que tienen las teorías abortivas y eugenésicas.
Sólo tras aclararnos en estas cuestiones preliminares, podremos pasar al segundo paso de la exposición, que es el análisis de la situación del aborto a nivel mundial y su identificación como parte de la agresión del Imperio contra los empobrecidos.
El tercer momento, se centrará en conocer las causas y consecuencias que produce el aborto como elemento de la Cultura de Muerte.
Y para terminar mi exposición, lanzaré unas posibles líneas maestras para la acción transformadora de esta realidad.
2. ACLARACIÓN DE CONCEPTOS Y ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Al buscar en las fuentes oficiales documentos acerca del aborto, vemos que no existen. Es decir, la palabra aborto no la vamos a ver nunca en ninguna ley, a lo sumo, la titularán «de salud reproductiva»; en ninguna consulta de planificación familiar una mujer va a ser aconsejada con el aborto, sino con «interrumpir su embarazo voluntariamente»; ningún centro de salud va a declarar que dispensa las píldoras abortivas, sino que «ofrece métodos anticonceptivos de emergencia». Todos esos términos ocultan la palabra aborto, que es el asesinato de una criatura indefensa, que es el niño en gestación.
Precisamente, el eufemismo de interrupción voluntaria del embarazo, fue usado por primera vez por la legislación nazi. Y no hay que descuidar este dato, porque, aunque se difunda desde la progresía que el aborto es algo propio de la izquierda, los primeros en asumir el aborto en un programa político fueron el partido nazi, como forma de purificar la raza aria y a Alemania.
Mientras que el aborto era combatido desde posturas feministas relacionadas con el Movimiento Obrero, porque lo veían un ataque a los pobres y a la vida. Ya en 1868, Elizabeth Candy Stanton publicó en el periódico «La Revolución»: «Cuando consideramos que las mujeres son tratadas como propiedad, es degradante para las mujeres que tratemos a los hijos como una propiedad que se puede desechar como queramos».
Otros que apoyaron el aborto fueron los soviéticos. Tenemos el caso de Polonia, entre otras muchas coincidencias con los nazis, la dictadura comunista rescató la ley abortista nazi a instancia directa de Stalin, implantándose en 1956 hasta 1993. Por lo tanto, que una democracia despenalice el aborto es recoger la herencia política de las dos dictaduras totalitarias más sangrientas del S. XX. Es decir, colocarse en las antípodas de la libertad.
Pero, es que si investigamos en la historia, vemos como las teorías abortivas y eugenésicas han tenido un componente racista muy marcado. Existen varios grupos de presión, compuestos por las élites económicas, que han presionado a los organismos internacionales para que introduzcan en sus agendas la implantación del aborto, sobre todo, de aquellos países más empobrecidos. Uno de estos grupos de poder, es la Planned Parenthood, cuyos dos objetivos principales son: La disminución masiva de la población mundial y la ‘purificación’ de la raza humana a través de la eugenesia, eliminando a las personas consideradas no gratas física, mental, social y hasta económicamente. Esta asociación ha estado detrás de medidas como la despenalización del aborto, las campañas de envío de preservativos a África en vez de alimentos o medicamentos, la eliminación de los minusválidos, el avance de la eutanasia, las campañas de esterilización… Medidas todas que la mayoría de los gobiernos del mundo las han tomado en los últimos 50 años.
Otro concepto que debemos aclarar es el de «pre-embrión». El embrión humano merece el respeto debido a la persona humana. No es una cosa ni un mero agregado de células vivas, sino el primer estadio de la existencia de un ser humano. Todos hemos sido también embriones. Por tanto, no es lícito quitarles la vida ni hacer nada con ellos que no sea en su propio beneficio Se habla de «pre-embriones» para sugerir que en los catorce días posteriores a la fecundación no existiría más que una realidad prehumana que no merecería el respeto debido a los seres humanos. Pero esta ficción lingüística pretende ocultar el hecho de la continuidad fundamental que se da en las diversas fases del desarrollo del nuevo cuerpo humano. Donde hay un cuerpo humano vivo, aunque sea incipiente, hay persona humana y, por tanto, dignidad humana inviolable. El concepto de pre-embriones rompe una de las leyes de la genética, que es, que los descendientes de una especie serán de la misma especie, en este caso, homo sapiens sapiens. Y otro dato científico es que desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces. Para hacernos una idea, si nos desarrolláramos durante la gestación proporcionalmente igual que durante las dos primeras semanas, al nacer pesaríamos 12 toneladas.
Por lo tanto, si estas evidencias son trasladadas al campo de la moral, el nuevo ser tiene una dignidad inalienable, y por lo tanto, es un fin en sí mismo. Si vamos al campo de la política, el nuevo ser deberá ser protegido, sobre todo en el derecho inalienable de todo ser humano a la vida.
La utilización de este concepto, el de «pre-embrión», de un tiempo a esta parte, no es casual. Por un lado, se deben a la progresiva implantación del aborto químico o la píldora del día después (300.000 usuarias el pasado año). Y por otro, a la presión ejercida desde ámbitos económicos, científicos y políticos para la investigación con células madre embrionarias.
3. ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN DEL ABORTO Y LA CULTURA DE MUERTE
No hay en nuestros días una afirmación más reaccionaria -contra todo lo que se diga- que la del derecho de una persona sobre la vida del hijo no nacido. Es el derecho de propiedad más absoluto concebible, más allá del derecho del amo sobre el esclavo. Y es una vergüenza para la izquierda que levante la bandera del ese pretendido derecho. Y más aún, que se deje a la derecha, por fines electoralistas que desde su lucro económico no siente en absoluto, que monopolice hipócritamente la oposición al mismo.
Los datos presentados el pasado Febrero en un informe realizado por el CSIC, mostraron una realidad alarmante incluso para la demógrafa Margarita Delgado, directora de la investigación. Se informaba que se habían producido en el 2003, 79.400 abortos. Esto quiere decir, que 15% de las gestaciones terminaron en aborto. Se resaltaba que el aborto era utilizado por las mujeres como un método más anticonceptivo, a pesar de que con él se mate al niño y se pueda poner en riesgo la salud física y psicológica de la madre. Otra de las conclusiones del citado informe era, que basándose en la evolución de los casos de abortos de los últimos años (en 1987 se produjeron 16.766 abortos y en 2003 79.400), la incidencia en próximos años será mayor. Por sectores, el informe indicaba que la proporción de abortos en mujeres españolas menores de 20 años es superior a la media europea y el número de inmigrantes había aumentado. Es decir, los estratos de la población más sumisos y más machacados por el Imperio. Eso sí, en este mismo año el ritmo de crecimientos de abortos ha disminuido en comparación con otros, y se vanaglorian de que ha sido por el gran crecimiento de la píldora del día después, tratándola como un método anticonceptivo más.
Podemos hacer cuentas, basándonos en este informe, y llegar a la escalofriante relación de que en España se producen 1 aborto cada 7 minutos.
Echemos un vistazo a la legislación y las políticas de los recientes gobiernos de España. La actual ley de regulación de la interrupción voluntaria del embarazo fue aprobada por el anterior gobierno del PSOE. La actual regulación del aborto permite la interrupción voluntaria del embarazo (aborto) en tres supuestos: grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada, que debe contar con un dictamen médico emitido con anterioridad a la intervención y que no tiene límite de tiempo; embarazo consecuencia de un delito de violación y riesgo de graves taras físicas o psíquicas para el feto.
Si contrastamos estos supuestos con los datos del informe ya citado realizado por el CSIC vemos que de la totalidad de los realizados en 2003, el 96’8 % de los abortos se alegó la salud maternal; en un 3’03 % el riesgo del niño y en un 0’03 % porque existió violación.
Es decir, que la legislación da pie a que el aborto sea libre acogiéndose al tercer supuesto. Ya hay clínicas, como la Ginemedex de Barcelona, que realizan abortos con embarazos de más de 24 semanas. A esta clínica, acuden mujeres extranjeras para abortar allí, previo pago de 3200 euros, ya que, España es el único país a nivel europeo que, en uno de los supuestos no establece límite. Aunque esto no quita que nos encontremos algunos anuncios en prensa que conviertan el aborto en algo accesible a todas las condiciones sociales y económicas. Así es fácil ver clínicas que se anuncian para hacer «interrupciones voluntarias del embarazo por 300 euros.
Pero, si analizamos los casos de aborto durante el gobierno del PP, vemos que han aumentado en un 37 %. La política del PP en esta materia ha provocado que el aborto se esté utilizando como método de planificación familiar y que «de hecho» se practique el aborto libre en los primeros tres meses de gestación. Zapatero se hará publicidad a costa del PP legalizándolo «de derecho», aunque no añadirá nada a lo que se venía haciendo. En realidad lo que pretende es ocultar con medidas «pseudoprogres» como la del aborto su alianza con la extrema derecha económica: con Zapatero al frente un partido llamado socialista se ha atrevido a proponer explícitamente un programa político y económico neoliberal.
Estas cifras deben ser completadas con la situación mundial y así obtendremos una visión completa de una auténtica de guerra contra los empobrecidos ya que cada año mueren en el mundo unos 80 millones de niños abortados, la inmensa mayoría pobres, por el simple hecho de que sobran para el Imperialismo. 80 millones es casi el doble de la población de España. Y esto se produce cada año. Además a esto hay que añadir, los efectos producidos por las esterilizaciones masivas realizadas en el Tercer Mundo. El aborto es una forma de agresión del Imperialismo con la que controla a la población empobrecida, y que se complementa con otras armas como la condena de la infancia a las distintas formas de esclavitud infantil y a la muerte por hambre. El aborto, las esterilizaciones, etc. Son consecuencias del control demográfico que hacen los países enriquecidos de los empobrecidos como medio para que no se subleven.. Si hiciéramos una radiografía de la infancia en el mundo, vemos que de cada tres niños: uno se atiborra, otro es esclavo y el tercero sobra.
4. CULTURA DE MUERTE. CAUSAS Y CONSECUENCIAS.
Como hemos visto en los apartados anteriores el aborto, es un crimen, y un acto odioso de violencia realizado contra los no-nacidos y contra las madres. Es un instrumento que históricamente ha sido utilizado por todos los totalitarismos, como arma racista y de control de la población. Por lo tanto, la despenalización del aborto por parte de una democracia es situarse en la corriente histórica de la opresión, la violencia y el totalitarismo. Precisamente, la violencia política característica del Siglo XX, y cuyos casos más claros han sido las dictaduras nazi y soviética, ha sido sustituida por la violencia económica, y la técnica, cuya concreción histórica en este momento es el Imperialismo transnacional. La violencia política actuaba al descubierto: Hitler y Stalin. La violencia económica, no. Por medio de los medios de comunicación y de las instituciones políticas y económicas internacionales y del Derecho, establece las reglas de juego de una Guerra contra los que no tienen voz.
Para muestra un botón, en 1987 UNICEF apoyó abiertamente el aborto como «servicio legal, de buena calidad y accesible a todas las mujeres». En 1992, UNICEF hizo presiones para legalizar el aborto en los países en los que es ilegal.
En 1996 el Vaticano denunciaba la publicación por parte de UNICEF de un manual en el que se recomienda la distribución de productos abortivos para los refugiados.
UNICEF se dedica a alegar que el aborto o la planificación familiar es uno de los medios más eficaces para combatir la pobreza.
O el grupo de presión ya citado Planned Parenthood. Como tampoco es casualidad que nombres de potentados como Warren Buffet, Ted Turner, las familias Rockefeller y Ford, estén detrás de fundaciones que promueven el control de la población por medio de esterilizaciones y políticas abortivas.
El Imperialismo pretende que todos los ámbitos del ser humano, todos los planos estén dominados por él. Es insaciable. Su objetivo es controlar la persona humana: su mente, controlar su trabajo, su ocio, controlar la familia y la vida y la muerte, y ahora parece que quiere extender sus tentáculos al código genético.
El Imperio ha configurado una sociedad, como la española, que ha sido capaz de aguantar tranquilamente la muerte de más de 80.000 abortos quirúrgicos, los realizados por el aborto químico, que aguanta miles de embriones congelados, que se experimente con ellos y, a partir de ahí, lo que le echen: violencia doméstica, paro, drogas… Una sociedad que está empapada de Cultura de Muerte.
Algo tiene que fallar en una sociedad tan preocupada por la salud, que destina tantos recursos a la sanidad, pero que convive con la muerte de miles de seres humanos indefensos.
Desde que la Organización Mundial para la Salud definió la salud como «bienestar completo de naturaleza física, psíquica y social» este valor se ha convertido en utópico y mítico, induciendo a un concepto de bienestar hedonista y, en ocasiones, con significados incluso letales.
Baste pensar en el hecho de que, con motivo de la salud de la mujer, se ha legalizado el aborto y para realizar los programas de la llamada «salud reproductiva», además del aborto, se proponen campañas de esterilización, de difusión de la anticoncepción de emergencia, etc.
En las sociedades enriquecidas, junto a acepciones que analizan el concepto de calidad de vida a través de «parámetros médico-sanitarios» o en el «sentido socio-económico» o «ecológico», ha «surgido progresivamente otro significado muy diferente, de carácter claramente reductivo, porque se refiere prioritariamente al bienestar físico de la persona, entendido en un sentido «selectivo». En virtud del mismo, se afirma que allí donde no existe un nivel aceptable de calidad de vida, la vida misma pierde su valor, y no merece la pena ser vivida.» Es decir se absolutiza la calidad de vida y se relativiza la sacralidad de la vida.
Es por lo tanto, una sociedad basada en el utilitarismo. Este valora personas y tratamientos en función de la economicidad. Por esto propone tomar embriones humanos, porque podrían ser útiles para producir remedios o para producir líneas celulares, todo ello sin respetar la dignidad humana.
También es una cultura fundamentada en el contractualismo, es decir, haciendo un contrato entre los agentes sociales se acaba por atropellar a quien en la sociedad no tiene voz, esto es, a los niños, a los enfermos, a los ancianos, a los enfermos mentales, a los discapacitados. Estas son personas que no pueden «contratar», mientras que existen personas que negocian por ellas y en su perjuicio.
Sería una equivocación globalizar todas las ramas de la ciencia y a todos los científicos dentro de mismo paquete. También, negar los avances y comodidades que la ciencia ha proporcionado a la humanidad. Pero faltaría a la realidad si negara que muchas ciencias y científicos se rigen cada vez más por las leyes del capital y del mercado.
5. ALGUNAS LÍNEAS MAESTRAS PARA ACTUAR
El Imperio nos conduce a una sociedad salvaje y deshumanizada. Es necesario responder a sus agresiones desde la lucha por la justicia asociada. Si veíamos como una característica configuradora del Imperialismo Transnacional, el totalitarismo y la cultura de muerte, nuestra acción transformadora deberá ir encaminada hacia la Libertad Universal y por una Cultura de la Vida.
Es necesario que nos planteemos con valentía y rigor de una vez ese tema en la izquierda: la vida humana es un valor supremo desde la concepción hasta la muerte natural. Y a partir de esta afirmación tenemos que desarrollar una acción decidida contra el hecho real del aborto combatiendo las causas, ayudando eficazmente a las familias, asistiendo legal y socialmente a la madre soltera, tanto a la que desee quedar con su hijo como a la que quiera darlo en adopción. Es un campo inmenso de trabajo, en el que la izquierda debe multiplicar esfuerzo sin el fariseísmo de la cúspide económica de la derecha.
El aborto es un odioso acto de violencia realizado contra los no-nacidos y contra las madres. La izquierda debe hacer que el vientre de la madre sea el lugar que la naturaleza ha hecho que sea: el lugar más protegido. Y que la sociedad entera lo sea también, para la madre y para los niños, antes y después de nacer.
La sociedad debe asumir su responsabilidad en la consecución del bien común, que es, no sólo el bien de la mayoría, sino el bien de todos a través del bien de cada uno, sin descuidar a nadie, especialmente al más necesitado.
Por lo tanto, la sociedad tiene que tomar el protagonismo en la difusión de esta cultura de la vida, cultura de la liberación y cultura de la promoción integral de la persona.
Ante aquellas instituciones sanitarias, políticas, científicas que promuevan o realicen abortos, como ante todas aquellas que ataquen la dignidad de la persona, es necesario como cristianos hacer objeción de conciencia, por la grave injusticia que inflingen al ser humano, y promover la denuncia pública de sus acciones.
Así podemos ver el testimonio de la Iglesia católica en su constante lucha a favor de la vida, como la campaña lanzada recientemente a favor de toda vida humana, desde su misma concepción.
Es necesario presionar asociadamente a las instituciones políticas para que generen un marco legislativo que proteja la vida, toda vida, y medidas que supongan la erradicación del hambre, el paro y la esclavitud infantil, lacras para la humanidad y símbolos inequívocos de la hegemonía de la Cultura de Muerte.
Todo está relacionado, por eso hay que generar una economía y una política que haga imposible que una mujer se tenga que enfrentar a la dramática decisión de tener que matar a sus hijos para poder sobrevivir.
Me gustaría terminar mi intervención con un poema que habla de nuestro compromiso con la humanidad y con toda vida. Ningún dolor me es ajeno, podría ser el título:
«Nadie es una isla completo en si mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.»
John Donne («¿Por quién doblan las campanas?» Ernest Hemingway)