Vivimos en un imperialismo, un sistema global, que se refuerza día a día, y cuya principal característica es que mantiene imperialismo que, en un mundo multipolar, se ceba también, en algunos aspectos, con ciertos pueblos europeos, sometida a la mayoría de la población del planeta, que vive en la miseria.
La mayoría de los pueblos de la Tierra viven en permanente crisis desde hace décadas. Lo que algunos países europeos están sufriendo como crisis en estos años no es más que la manifestación de sometimiento y explotación de este mismo
Este imperialismo busca, además, la adhesión, en todos los planos, de aquellos a los que somete, convirtiéndose así en verdadero totalitarismo. Cada generación, también la nuestra, debe conquistar su libertad y debe defender la justicia. Esta lucha es parte fundamental de la historia de los pueblos. La solidaridad es la única respuesta a la altura de las necesidades de la opresión actual hacia la mayoría de la población, empobrecida.
1. IMPERIALISMO HOY
Hoy, en el año 2012, la cotidianidad para la mayoría de las personas del planeta es la pobreza, la miseria. En ese entorno transcurren sus vidas, sus trabajos, sus relaciones familiares, su educación, su sanidad, sus aspiraciones. Hablamos de más del 82% de la población viviendo en la pobreza. Lo normal hoy en el mundo para la mayoría de las personas es ser pobre. Para más de 1.000 millones de personas, esa pobreza se traduce en hambre crónica, que es la que asesina cada año a más decenas de millones de personas, la mitad de ellas niños menores de 5 años. El mundo, no obstante, es capaz de alimentar, con los recursos que ya produce, a más del doble de la población del planeta. Las muertes por hambre que solemos ver en TV, en lugares inhóspitos, en desiertos tórridos con niños flacos, desnutridos, sin apenas asistencia, supone un porcentaje de muertos por hambre de apenas el 5%. Aún así existe el deber de que esas muertes no se produzcan.
Pero debemos ser muy conscientes de que la forma cotidiana de morirse se hambre se da en países ricos, que exportan alimentos y energía, y que están capacitados para organizarse de manera que nadie en su territorio pasara necesidad de comida, educación y sanidad. Existen, por ejemplo, lugares en el África subsahariana en donde toda la pesca en sus lagos es retirada diariamente en aviones que los traen directamente a Europa. La población africana que vive alrededor de estos lagos se muere de hambre. ¿Cómo es posible?
Sólo se explica porque estas poblaciones han sido excluidas de sus riquezas, apartadas violentamente como cuando se aparta y se reduce al que se le roba algo. En efecto, existe una inmensa estructura de robo organizado, planificado, perfectamente orquestado por “una banda de ladrones”. Sin embargo, en este robo organizado todo suele ser legal, toda la legislación nacional e internacional ampara que esto sea posible. Al entramado económico ladrón, cuya punta de lanza son las empresas multinacionales,
De las 43.000 empresas multinacionales que se calculan existen en el mundo, sólo 730, el 1,7%, controlan el 80% de la actividad económica que producen, y sólo 150, el 0,3%, el 40% de la actividad económica
Le acompaña un entramado político y jurídico que legitima el robo y la explotación: se trata de organismos internacionales como la ONU, la UE… o los gobiernos nacionales de los países enriquecidos.
BCE:
El 70% de los recursos lo ponen los 17 países de la Eurozona. El resto, los otros 10 países UE.
Capital social: 10 billones de euros
Presta (rescate): 1 billón, a bancos privados de los países miembros, al 1% a devolver en tres años.
Banca privada: presta, a los estados miembros de la EU, al 5, 6 ó 7% (casos de España o Italia).
Esta fuerza política posee, como es normal, una poderosa fuerza militar, capaz de intervenir en todos aquellos lugares donde sea necesario salvaguardar por la fuerza de las armas el control, por ejemplo, de los recursos energéticos. Es que verdaderamente hay una guerra permanente por el lucro y el poder. Como en toda guerra, el elemento cultural, de manipulación, propagandístico, juega un papel fundamental. Y en esta guerra de enriquecidos contra empobrecidos el papel adoctrinador de este imperialismo ha alcanzado cotas jamás logradas por los imperialismos existentes en otras épocas de la historia.
Grecia
En julio de 2011, Grecia firmó un acuerdo de préstamo complementario con los prestamistas internacionales para evitar el hundimiento financiero. Ahora, tal y como se estipuló en el acuerdo, los griegos deben pagar de su bolsillo todos los gastos sanitarios cuando dejen de percibir los subsidios.»Estar desempleado equivale a la muerte»
Tenemos publicado en Solidaridad.Net, y también en Autogestión, un importante trabajo titulado “Especulando con el pan de los hambrientos”, de Francisco Rey. Ahí se afirma:
“Desde junio de 2010 a febrero de 2011, otros 44 millones de personas han caído en la pobreza extrema solo a causa del incremento de los precios de los alimentos, según el Banco Mundial”.
Son tres los grandes bancos estadounidenses, los mismos que crearon la gran “crisis” financiera que padecemos: Goldman Sachs, Bank of America y JP Morgan y el banco británico Barclays, los que controlan el mercado de la especulación alimentaria que provoca cada día miles de muertos. Desde hace cinco años, las inversiones en productos alimentarios se han disparado pasando de 35.000 millones a 300.000 mil millones de dólares, la inversión en alimentos resulta muy rentable.
Goldman Sachs
Creado en 1869 y cuyo lema como empresa es Los intereses nuestros, siempre son primero, estuvo involucrado en el origen de la crisis financiera en Grecia de 2010-2011, ya que ayudó a esconder el déficit de las cuentas griegas del gobierno conservador de Kostas Karamanlis. Concretamente Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, había sido vicepresidente para Europa de Goldman Sachs, con cargo operativo, durante el período en que se practicó la ocultación del déficit.A Goldman Sachs se le llama «la hidra» por su habilidad en infiltrarse en las más altas instancias de los estados.
Políticos clave en los Estados Unidos y en Europa han pasado previamente por Goldman Sachs. En lo referente al viejo continente, se pueden mencionar a Mario Draghi, Mario Monti, Peter Sutherland (Participa en el comité del Grupo Bilderberg, además de ser también presidente de Comisión Trilateral y vicepresidente de la Mesa Redonda Europea de Industriales), Petros Christodoulou, Lucas Papademos, y Otmar Issing (del Deutsche Bank y el BCE a asesor de G.Sachs), entre otros.
2. EL HAMBRE, PRIMER PROBLEMA DE LA HUMANIDAD.
“El hambre es un insulto; humilla, deshumaniza, destruye el cuerpo y el espíritu; es la forma más asesina que existe”. Gandhi
Jean Ziegler, relator para las Naciones Unidas en temas de alimentación, afirma:
HAMBRE
“No se trata de una fatalidad ni de ley superior o decreto de Dios, es un asesinato. Por cada víctima del hambre hay un asesino. Nos enfrentamos a una masacre deliberada, cotidiana, que ocurre en una especia de normalidad gélida (…). El hambre no ha sido cosa del destino desde hace tiempo (…) Es un silencioso asesinato en masa (…) Tenemos una multitud de empresarios, especuladores y bandidos financieros que han convertido en salvaje un mundo de desigualdad y horror”
(Jean Ziegler, ex vicepresidente del Banco Mundial. Relator de la ONU para asuntos alimentarios)
Un verdadero holocausto al servicio del lucro imperialista.
A nuestros descendientes se les hará muy difícil entender cómo, al mismo tiempo, y en el mismo planeta (aldea global interconectada), 60 millones de personas morían de hambre en un año en un mundo de abundancia, mientras una parte pequeña de la humanidad desarrollaba su vida “como si esto no existiera”. Nuestros descendientes contemplarán asombrados hasta dónde había llegado el poder y la sofisticación en la manipulación por parte de este imperialismo.
“Estamos ante una realidad más amplia, que se puede considerar como una verdadera y auténtica estructura de pecado, caracterizada por una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como una verdadera cultura de muerte. Esta estructura está activamente promovida por fuertes corrientes culturales, económicas, políticas, portadoras de una concepción de la sociedad basada en la eficiencia. Mirando las cosas desde este punto de vista, se puede hablar, en cierto sentido, de una guerra de los poderosos contra los débiles. La vida que exigiría más acogida, amor y cuidado es tenida por inútil, o considerada como un peso insoportable y, por tanto, despreciada de muchos modos. Quien, con su enfermedad, con su minusvalidez o, más simplemente, con su misma presencia pone en discusión el bienestar y el estilo de vida de los que están en buena posición, tiende a ser visto como un enemigo de quien hay que defenderse o a quien eliminar. Se desencadena así una especie de conjura contra la vida, que afecta no sólo a las personas concretas en sus relaciones individuales, familiares o de grupo, sino que va más allá llegando a perjudicar y alterar, a nivel mundial, las relaciones entre los pueblos y los Estados.”
Evangelium vitae
¿Qué está pasando en nuestras conciencias para estar aceptando una situación como esta?
3. UNA APROXIMACIÓN AL TOTALITARISMO ACTUAL.
Muchos autores vienen caracterizando al sistema imperialista actual como sistema TOTALITARIO. El totalitarismo actual puede definirse como una fase superior del imperialismo vencedor tras la II guerra mundial. Su apuesta fundamental, basada en el dominio del mundo entero, pretende además sobrepasar “definitivamente” el marco de la ética, la moral y el tipo de instituciones que han venido desarrollándose en Europa en los últimos siglos.
Los gritos de atención (por parte de la Iglesia católica) en este tema son cada vez más continuos, con una mirada cada vez más serena y decidida frente a este imperialismo.
El totalitarismo, en relación al imperialismo, pretende la adhesión de aquellos a los que somete y explota. No sólo la adhesión de sus conciencias, de sus deseos, del sentido de sus vidas, de su cotidianidad, sino también la adhesión al modo de hacer economía o de plantearse la política. Pretende conseguir que nada ni nadie se salga del marco estructurado por el propio imperialismo.
- En economía, querrá hacer creer a los pueblos que el sistema mejor, el más eficaz para garantizar el bien de todos, incluidos los más pobres, es el capitalismo (predominio del capital sobre el trabajo), fuertemente fundamentado en la especulación. Por eso, querrá hacernos entender, a cada uno de nosotros, que “es bueno para todos” que todos demos los frutos de nuestro trabajo para “salvar a la banca y sus empresas”, porque “si los fuertes siguen siendo fuertes, ganamos todos” y, si no, debemos temer el caos y el sufrimiento para todos.
- En el terreno político ocurre lo mismo, y el imperialismo tratará de que seamos nosotros mismos los que creamos firmemente que es la democracia formal, que delega el poder en los estados o grupos de estados, la que garantizará los derechos y proveerá las necesidades de los pueblos. Y por ello, la confianza política de tantas personas está puesta en la gestión de las administraciones estatales. A pesar de que estas instituciones, como ahora estamos viendo en España con el gobiernos de Rajoy (como está ocurriendo en Irlanda, o en Portugal, no digamos en Grecia), hayan perdido casi toda su soberanía en relación a la toma de decisiones en cuestiones fundamentales en relación a las infraestructuras, la educación, la sanidad o sus propios empleados.
- Esto lleva a que, por ejemplo, en el plano social, no haya esperanza de que las asociaciones de ciudadanos sean capaces de protagonizar, subsidiariamente, la vida política de un país. Lo que han venido en denominar “sociedad civil” se organiza en función de “controlar” e influenciar sobre el Estado (más de lo mismo, por tanto). Su esperanza está puesta en hacer que el Estado, que ha perdido su soberanía para dársela a los poderes financieros, actúe en favor de los ciudadanos. Pero el Estado está de otra parte, sirve a otro amo, no tiene una estrategia de formación de su pueblo para que se haga cargo de la marcha de la sociedad. La democracia formal no cree en la democracia real, en el poder de los ciudadanos de gestionar el bien público.
- En el plano cultural, se nos ha introducido hasta la médula que el sentido de la vida es el lucro (consumo o deseo de consumo) y el poder, las mismas reglas con las que funciona el imperialismo. El momento actual ha introducido en lo más íntimo de nuestra conciencia que el sentido del hombre es “pasarlo bien”, que la dignidad de la persona se mide por “su bienestar” o “calidad de vida”, ha hecho un principio antropológico el “tanto tengo, tanto valgo”, o, pero aún, “tanto soy”. Insisto, lo ha metido en lo más íntimo de nuestra conciencia, haciéndonos ver el mundo, a todos los planos, con “esas gafas”, haciéndonos creer, como una evidencia absoluta, que el hombre es simplemente el eslabón final de una cadena de evolucionismo cuya verdad última es el tratarse de un ser material rendido a las mismas leyes de la “lucha por la existencia” de cualquier especie animal.
España vive un momento de cambios profundos, dramáticos. Los españoles sentimos ahora con más fuerza y nitidez el aliento cruel de un imperialismo que no tiene escrúpulos a la hora de sacrificar a las personas. El sistema no ha dudado en dejar sin casa a más de 200.000 familias o dejar sin sanidad a miles de inmigrantes; el Gobierno podría haberlo evitado fácilmente, pero ha hecho lo contrario.
Desde los inicios de la transición en los años 70 del siglo pasado, hace ya más de una generación, los españoles dimos pasos agigantados en la configuración de una sociedad que dio la espalda al ejercicio de la política entendida como servicio al bien común, que dio la espalda al asociacionismo ciudadano como forma de mantener los derechos y la justicia; nos metimos progresivamente en la cabeza y el corazón las mismas metas y valores de aquellos que estaban dispuestos a imponer su fuerza sin piedad: creímos que el trabajo era sólo un medio para conseguir dinero, que la felicidad estaba basada en el nivel de consumo que alcanzásemos; que el matrimonio era simplemente un contrato, que la familia algo privado, una pequeña cooperativa de egoísmos, sin dimensión pública, que el sacrificio por el otro era una opción “para otros”; que hacerse un egoísta o un individualista, o un hedonista, no iba contra la justicia y la libertad, sino que eran valores propios del ser posmoderno, que había por fin roto con las “ataduras” morales y culturales de siglos anteriores.
Muchos cristianos creímos que ser seguidores de Jesús y vivir cada vez con más cosas, con más empeño en nuestra promoción personal o de mis hijos, eran compatibles. Hemos vivido, sin dolor de conciencia, pensando que esa hoja de ruta impuesta por el imperialismo, basada en la destrucción de la solidaridad mediante la exigencia de un sistema y unas formas de vida contra la dignidad de la persona, era el camino verdadero y correcto en relación a nuestro ser y nuestro quehacer.
Así, cuando el imperialismo decide que también nosotros somos material de explotación física, después de haber destrozado nuestra conciencia política y moral, nos sentimos solos, incapaces, absolutamente desesperanzados, como ovejas sin pastor, camino del matadero, como aceptando “reforma tras reforma”, casi sin capacidad de respuesta. España es el mayor consumidor de cocaína del mundo; la primera causa de muertes entre jóvenes en España es por suicidios; 8.000 padres fueron a denunciar el año pasado a sus hijos ante el juzgado por peleas y amenazas; 1/3 de la población española tiene problemas psicológico relacionados, de una u otra forma con la pérdida de sentido de sus vidas; con más de un 40% de paro juvenil, más del 50% de los jóvenes españoles afirman que no encuentran sentido a sus vidas. 1 millón de ancianos viven (y mueren en muchos caso) solos en España. Todos estos hechos tienen relación directa con lo que venimos desarrollando acerca de la desvertebración socio-política de nuestra sociedad, necesaria, junto a un programa de formación, para articular respuestas a la altura de las necesidades actuales. Sin embargo, hemos ido viendo crecer estos hechos en España como “si no fuera con nosotros”, pensando que su solución “dependía de otros”. El desentendimiento de la lucha por la justicia y la libertad tiene siempre consecuencias.
Sin embargo, la persona humana está hecha para la solidaridad, es decir, está configurada, estructurada, pensada y condicionada para la vida solidaria, la vida de trabajo y compromiso, la vida relacional, la relaciones de cooperación con otros. Lo que mejor hace funcionar el cuerpo de una persona (su ánimo, su afectividad, sus ganas de vivir, el modo de vivir la libertad, su hospitalidad…) es la cotidianidad de la vida solidaria, de la vida compartida gratuitamente, de la vida marcada por el amor desinteresado entre semejantes. En efecto, nuestro corazón y conciencia, como el aire para respirar, se nutren, para su buen funcionamiento, del amor-solidaridad. No hay secreto, ni excepciones a esta regla: en la medida en que un ser humano es amado, también institucionalmente, es en la medida en que se expresa su sentido de la vida y la afirmación de su dignidad.
Mirad cómo lo expresa Juan Pablo II:
“Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien (…) puede llegar a descubrir en la ley natural inscrita en su corazón, el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su muerte, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo. En el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política”(EV).