Tras la concepción, el ser humano se desarrolla en el vientre de su madre, y tras el período que la naturaleza ha establecido, sale del vientre y nace como tal, como persona, nunca como animal ni como vegetal. Si no se interfiere en ese proceso, está científicamente demostrado que lo que nace es siempre una vida humana, un ser humano
Estimado Sr:
Nos dirigimos a Vd. como ciudadanos, un abogado y una maestra, casados, y padres de cuatro hijos pequeños, con edades comprendidas entre los 2 y los 8 años, que se llaman Paula, Juan Miguel, Sara y Ángela.
Le escribimos al Ministro de Educación de nuestro país, en relación a las declaraciones efectuadas por el mismo, en las que, preguntado por el tema del aborto, y en particular sobre las declaraciones de la Ministra de Igualdad, Sra. Bibiana Aído, en las que afirmaba que un feto de 13 semanas es un «ser vivo», pero no un «ser humano», dijo Vd. a toda España: «Yo tengo un problema y es que soy de metafísica y por tanto necesitaría un buen rato para decidir qué es un ser humano».
Decirle que nos ha entristecido profundamente que un señor tan «ilustrado» como Vd., con tantos años de estudio y docencia en la Universidad, impartiendo clases de Filosofía, no haya aprendido lo más elemental, desde el punto de vista científico y filosófico: el ser humano comienza con la concepción.
Tras la concepción, el ser humano se desarrolla en el vientre de su madre, y tras el período que la naturaleza ha establecido, sale del vientre y nace como tal, como persona, nunca como animal ni como vegetal. Si no se interfiere en ese proceso, está científicamente demostrado que lo que nace es siempre una vida humana, un ser humano.
Nos preguntamos si con tantos años de estudios, no habrá Vd. perdido el tiempo, o si como nos tememos, su ciega ideología o su cobardía le impiden reconocer en público lo más elemental.
Además, nos asusta que la educación de nuestro hijos tenga como máximo responsable político a una persona que no se atreva a reconocer públicamente que el aborto es una forma de eliminación de un ser humano, de una vida plenamente humana, por mucho que esté aceptado social y legalmente.
Negar el derecho a la vida de un ser humano en el vientre de su madre, por cualquier causa, es tan grave que algún día la Historia nos juzgará duramente.
Negar la condición y dignidad humanas a un feto y aceptar su eliminación nos equipara a otros sistemas totalitarios de triste recuerdo, queramos o no reconocerlo.
Si una madre es capaz de asesinar de forma premeditada, por diversas razones al ser humano que lleva dentro, en definitiva a su hijo, avanzamos hacia el ocaso de nuestra civilización.