Arranca la limpieza lingüistica en la televisión catalana (extracto)

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España es el único lugar del planeta donde existe una parte del territorio nacional en la que un ciudadano no puede educar a sus hijos en la lengua oficial del Estado. Donde se persigue y multa al comerciante que rotula el nombre de su establecimiento en la lengua oficial del Estado y donde se prohíbe usar la lengua oficial del Estado en una televisión pagada con fondos publicos

España es el único lugar del planeta donde existe una parte del territorio nacional en la que un ciudadano no puede educar a sus hijos en la lengua oficial del Estado. Donde se persigue y multa al comerciante que rotula el nombre de su establecimiento en la lengua oficial del Estado y donde se prohíbe usar la lengua oficial del Estado en una televisión pagada con fondos publicos.Intelectuales, periodistas y políticos consultados por Periodista Digital consideran el nuevo «Libro de Estilo» de TV3, que impone excluir el castellano de la programación, como un claro atentado contra la Libertad de Expresión.

Este último, y más grave, atentado a la libertad de expresión en Cataluña ha venido de la mano de los medios de comunicación del Govern: el mejor modo de educar a los futuros ciudadanos de una nueva nación es, para los responsables del tripartito, empezar por la educación televisiva. La nueva Carta de Principios para la Actuación de los Medios de Comunicación de la Corporación Catalana de Radio y Televisión (CCRTV) supone un atentado en toda regla a la libertad lingüística en Cataluña, muy debilitada ya de antemano.

La carta fue aprobada el 28 de marzo en el Consejo de Administración del ente público con la abstención de un consejero de Unió. Se trata de una revisión de la norma de 2002, mucho más genérica en aspectos como el uso del catalán o de determinados términos.

La hipocresía del texto es tal que se llega a definir como uno de los «objetivos y valores del servicio público en Cataluña» el «reflejar la diversidad y garantizar la pluralidad y la universalidad» y dar paso a una serie de puntos en donde únicamente se ennumeran y defienden consignas nacionalistas radicales resumidas en un escueto «preservar la identidad nacional y reforzar el compromiso cívico«.

Doblaje a todo idioma que no sea el catalán

El citado documento está compuesto por veintidós folios de despropósitos nacionalistas en los que se recoge, por ejemplo, su definición de la función primordial de la CCRTV, un órgano que rige la comunicación de un medio público:

«Ha de ser una potente herramienta de normalización lingüística y cultural, y se ha de entender la normalización lingüística no simplemente como un instrumento de divulgación, sino también, y sobre todo, como un instrumento de fomento del uso de la lengua catalana».

Y bajo esta argumentación, viene una ennumeración que supone una limpieza lingüística en toda regla; «en este sentido, los criterios sobre el uso de la lengua son los siguentes«:

«Los locutores, conductores, entrevistadores y colaboradores fijos, así como las personas contratadas por las empresas de la CCRTV (…) utilizarán siempre la lengua catalana cuando estén en antena. El uso de otras lenguas será excepcional y motivado, recomendando siempre que sea posible la traducción simultánea».

Y, fuera ya de las cuestiones idiomáticas, también se centra en fomentar esa imagen de la «entidad de carácter nacional» en que se ha convertido Cataluña: «Los términos país, lengua, nación, nacional, Gobierno o parlamento, siempre harán referencia a Cataluña«.

Críticas contundentes

El famoso Director de la compañía catalana de teatro Els joglars, Albert Boadella, miembro de la asociación Ciutadans de Cataluña, tiene claro que esta Carta:

Está dentro de esa política que busca introducirse hasta en los más mínimos resquicios de la vida de los catalanes. Es control político puro y duro, como el que se hacía 30 años atrás sólo que en lugar de justificarlo por el orden se hace con otras excusas como la lengua o la catalanidad.

Sin embargo, hay un aspecto que todavía resulta más indignante para Boadella:

Lo más grave de todo esto es el silencio de los periodistas e intelectuales catalanes. Algo así se hace porque los que mandan saben que se producirá este silencio cómplice e intencionado.

No obstante, la situación no es nueva:

Desde hace años en Cataluña se ha usado la lengua como efectivo militar, un único principio de identidad y resumen de todo lo que es catalán; pero ahora se están poniendo las guindas a este pastel que se empezó a cocinar a mediados de los 80. Lo que pasa –y aquí Boadella sí reconoce una diferencia- es que ahora se hace con una desfachatez inaudita, porque esto y muchas cosas más ya funcionaban, pero ponerlo sobre el papel es un cambio sustancial que expresa una forma de hacer política en otra dirección.

Este documento ha hecho al Director de Els Joglars tomar una determinación:

Lo primero que se me pasa por la cabeza, y creo que lo voy a poner en práctica, es que a partir de ahora no voy a conceder ninguna entrevista ni voy a mantener ningún tipo de relación con estos medios.

El europarlamentario popular y antiguo dirigente del Partido Popular Catalán, Alejo Vidal-Quadras, preguntado por el texto, comentó.

«Este tema forma parte de la permanente obsesión por la construccion nacional del tripartito y responde al esquema nacionalista de crear un clima asfixiante y opresivo en la sociedad. Revela también la mentalidad totalitaria que supone que un medio público, que debería ser plural y abierto, esté por contra al servicio de una ideología».

Además, añadió:

«Sin duda es un paso más en la voluntad de expulsar el castellano del ámbito público, cultural y académico».

Arcadi Espada, por su parte, comentaba que este documento suponía:

Un paso más en el intervencionismo anacrónico en el que está empeñado el gobierno catalán y hay varios ejemplos llamativos como que los periodistas de los diferentes medios de la CCRTV deberán pedir permiso a sus jefes para dar una conferencia, o que los SMS que aparecen en pantalla durante algunos programas han de ser traducidos al catalán se manden en la lengua en que se manden.

Un aspecto sobre el que Espada llamaba la atención es la indeterminación en algunos aspectos importantes del texto:

Desde el punto de vista deontológico esta Carta es una muestra perfecta del buenismo hipócrita de la izquierda nacionalista. Por ejemplo: señala que no se pueden usar cámaras o micrófonos ocultos, “salvo que lo exija el interés informativo”. ¿Qué es el «interés informativo»? ¿Cómo se mide? Otro caso: es lo referente a la elección de un testimonio que debera ser en catalán “a igualdad de condiciones”, pero ¿cuál es la igualdad de condiciones para un periodista? El resultado será que siempre se seleccionarán testimonios en catalán.

El columnista y escritor señala que este texto es mucho más importante de lo que a primera vista pudiera parecer por lo que, como su compañero en Ciutadans de Catalunya Albert Boadella, ha tomado una determinación:

Dado que estamos en una sociedad mediática ésta es la auténtica Constitución de Cataluña, una Constitución que proscribe el castellano y lo pone a la altura del swahili. Como consecuencia yo he decidido que a partir de ahora siempre que vaya a un medio de la CCRTV, no es que me llamasen mucho, la verdad, pero alguna vez lo hacían me expresaré en castellano porque me parece completamente intolerable que la lengua de muchos catalanes y de todos los españoles se reduzca al ámbito de lo privado.

El Director del diario gratuito ADN, Albert Montagut,  señalaba:

Lo importante del tema es que estamos jugando con el bilingüismo que, en teoría es la situación en Cataluña. Bilingüismo significa que en el mismo contexto se utilizan dos lenguas y, por tanto, todo el mundo debe estar en las mismas condiciones. Todo lo que sean leyes o reglamentaciones que impidan esto son un gravísimo error. No tiene sentido que lo que es una riqueza cultural acabe convirtiéndose en un problema de comunicación.

Preguntado por la hipótesis de que algún día se redactase una ley en un sentido similar en el plano del uso exclusivo del catalán, pero para todos los medios escritos, Montagut aseguró que:

Sería un error imponer una lengua en un mercado que es abierto y bilingüe. Cuotas o imposiciones que obliguen a expresarse en un idioma u otro son completamente antidemocráticas y están fuera de toda lógica cultural. En un ámbito bilingüe los dos idiomas deben poder expresarse con total normalidad.

Otro director de un medio escrito, en este caso el de la revista Época, Alfonso Basallo, llamaba la atención sobre el matiz de inconstitucionalidad que podría tener una normativa que

Obliga a utilizar una determinada lengua, con lo que eso supone de limitación de la libertad de expresión.

También reflexionaba sobre como un documento de este tipo que conmina a “preservar la identidad nacional” es:

Un ejemplo claro de dirigismo político e intervencionismo y una muestra más de cómo la Generalitat mantiene una política gravemente intervencionista en el campo de los medios de comunicación, como ya se ha visto en el tema de CAC, y siempre con una clara intencionalidad política. En este momento –nos comentaba Basallo- tiene mucho sentido recordar la frase de Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de los EEUU, que decía preferir “periódicos sin gobierno a un gobierno sin periódicos” y contemplar como en Cataluña prácticamente no hay medios libres y, de hecho, la disidencia se está refugiando en los blogs.

Felipe Váldes y Carmelo Jordá