La I Asociación Internacional de Trabajadores en su informe sobre la familia presentado en el Congreso de 1866 afirma que «la institución familiar es la única que puede formar hombres; la familia es la base de la sociedad».
Cinco millones de parados oficiales en España, cifra que se duplica si rechazamos eufemismos y llamamos parado a quien carece de un trabajo con el que sustentar a su familia. Desahucios de viviendas, en buena parte ya pagadas con sacrificio durante años, pero que el banco considera suya en su totalidad porque estableció en la hipoteca que lo primero a pagar son los intereses. Primer puesto en fracaso escolar y, peor aún, la existencia de esclavitud infantil en nuestro país, consentimos y apoyamos la existencia de 400 millones de niños esclavos en el mundo. La especulación sube espectacularmente el precio de los alimentos, acrecentando el hambre en el mundo que sigue siendo el primer problema de la humanidad. Ancianos en cualquier grado de dependencia viven solos porque el mercado laboral exige la plena disponibilidad de los adultos para cuando puntualmente los necesite. Ya hemos llegado en número de abortos al nivel de países tradicionalmente abortistas como Alemania, además nosotros seguimos en aumento mientras ellos descienden….
¿Qué futuro nos espera? ¿Qué dicen nuestros jóvenes? Un dato esperanzador: en los últimos estudios se muestra que casi tres cuartas partes de ellos tienen como el principal valor a la familia, por encima del trabajo, el dinero, y la pareja. Es esperanzador porque el futuro de la humanidad se fragua en la familia; lo afirmó un Papa, Juan Pablo II, pero ya antes lo había afirmado la I Asociación Internacional de Trabajadores que en su informe sobre la familia presentado en el Congreso de 1866 afirma que «la institución familiar es la única que puede formar hombres; la familia es la base de la sociedad». En el libro Justicie de Proudhon, padre del pensamiento anarquista, se puede leer «todo atentado a la familia es una profanación de la justicia, una traición al pueblo y a la libertad, un insulto a la revolución». Pero esta esperanza se ve frustrada si seguimos adelante mirando los datos del Informe Santa María sobre la juventud, si el primer puesto lo ocupa la familia, en el último está la política, junto a la religión, solo el 7% y el 6% respectivamente.
El poder político, económico y cultural de este mundo ha desatado un ataque feroz a la familia. Pero fundamentalmente no a través del debilitamiento de las políticas familiares, sino creando el eufemismo de llamar familia a lo que no lo es, a un núcleo corporativo, a un conjunto de personas centradas solo en la defensa de sus intereses particulares, en conservar los máximos niveles de consumo y hedonismo. El arma contra la familia está siendo la familia misma que ha traicionado su razón de ser. Solo la familia solidaria, luchadora y defensora de la vida de todos y de todas las necesidades fundamentales de la vida, ha sido y es la piedra angular del edificio social y fuente de fraternidad. Sin ella tendremos una sociedad débil en manos del Estado y del Mercado.