Auge y caída del internacionalismo proletario.

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En septiembre de 1864, mientras toda Europa vivía la época dorada del nacionalismo, los obreros europeos van a crear en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), La Internacional

Van a poner los problemas sociales y de clase por encima de los problemas de nación.

Mientras la burguesía abrazaba con entusiasmo los nacionalismos, los pobres de Europa abrazaron el internacionalismo. Este hecho tuvo inmensas consecuencias en todo el movimiento obrero Europeo, y por supuesto también en España. A su vez va a proporcionar al proletariado internacional inmensas posibilidades solidarias.

Cuatro años más tarde se crea la sección barcelonesa y madrileña de La Internacional, con Rafael Farga Pellicer y Anselmo Lorenzo como representantes destacados. El carácter más industrialista de Barcelona frente a la estructura obrera madrileña, todavía muy gremial, hace que prenda mucho más rápido el internacionalismo en la ciudad condal.

Nacen los primeros periódicos obreros: La Federación en Barcelona, y La Solidaridad en Madrid. En 1870 se celebró en Barcelona el primer e histórico congreso obrero de España: La fundación de la Federación Regional Española de La Internacional. Se reunieron 90 militantes de 150 entidades: Tejedores, carpinteros, sombrereros, tintoreros, albañiles, zapateros, lampistas, linotipistas, fundidores… pobres todos, formaban aquel puñado heroico de los primeros internacionalistas españoles, que bajo el lema No más deberes sin derechos, no más derechos sin deberes, se agruparon en aquella Federación de la Región Española de la AIT.

A los congresos internacionales los trabajadores de la Federación Regional Española llevaron el siguiente lema: ¿La miseria y la ignorancia son las principales plagas que sufre el pueblo? Pues guerra a ambas. Contra la ignorancia, escuelas, periódicos y libros; contra la miseria, asociación. El nombre no pudo ser menos nacionalista. Para estos obreros España era una región de la gran nación que formaban los pobres de la Tierra.

Autor: Rodrigo Lastra