En el mundo del trabajo prevalece una dinámica del máximo beneficio, de reducir costes a costa de los hermanos, a costa del mundo del trabajo. La Covid-19 no ha hecho más que acelerar estos procesos de centrifugar a los trabajadores y por tanto a las familias.
Continuamos los trabajas en el Aula en torno a la evolución del mundo del trabajo y de la empresa durante estos últimos años. Especialmente poniendo la lupa en esta última época de la pandemia.
La digitalización, la robotización, las fusiones empresariales, el teletrabajo, la renta básica, las nuevas cadenas de suministro, el traslado de las fábricas a zonas de consumo o a zonas de bajo coste de mano de obra son dinámicas aceleradas e implantadas por el imperialismo que han venido para quedarse. Muchas de estas dinámicas atrapan a la humanidad en un proceso cuya principal palanca de cambio es la tecnología, los algoritmos… todo al servicio del lucro.
El ser humano convertido en un consumidor digital alienado, o en un hambriento a merced de la violencia y la miseria, cede el poder y la gestión a un tecno-poder (que monetiza los datos y procesos, que hace dinero con el sufrimiento de los pobres).
Hemos de tomar dolorosa conciencia de los que pasa en el mundo del trabajo con una visión de fe de la realidad. No podemos perder de vista, que mirar y compartir las luchas de los más pobres y débiles, nos hace más conscientes de nuestra condición humana….Como dice el Papa Francisco, la realidad es superior a la idea, este es un principio que no debemos olvidar. Nuestra labor es poner nombre a los males que nos aquejan y luchar para su erradicación.
Algunos datos presentados en el curso:
- El 61% de los trabajadores del mundo trabajan en la economía informal. La mayoría de la población mundial ha de exponerse al contagio o morir de hambre.
- 325.000 millones de dólares evasión fiscal en Iberoamérica, ¿Qué prevención sanitaria o simplemente de infraestructuras se podría hacer con este dinero que va a los grandes bancos en paraísos fiscales?
- La brecha entre enriquecidos y empobrecidos ha aumentado durante el COVID-19.
- Las grandes compañías de alimentación reparten dividendos mientras los pobres se debaten entre morir por COVID o por hambre.
- Aumento de la deuda de los países empobrecidos aumentó de forma exponencial con la pandemia…
- La revolución tecnológica actual supone un cambio cientos de veces más acelerado y profundo que la producida en los años 80.
El capital configura nuestro futuro aplastando al trabajo. Se convierte en un servidor de la rentabilidad del capital. La empresa se convierte así en un activo financiero y el trabajo en un coste a eliminar.
El neoliberalismo en la era digital sustituye las profesiones que hace pocos años parecían inamovibles. De una sociedad de trabajadores donde las familias eran capaces de compartir, de la comunidad de personas que trabajaban, que compartían vida solidaria, que se realizaban como personas, hemos pasado a una sociedad basada en el individualismo y la fragmentación. De la solidaridad al corporativismo, de la lucha a la concertación… este es un proceso en el que los sindicatos han sido cómplices del capital. Socialmente hemos sido condenados a pelearse por las migajas que el sistema derrame de la mesa.
La Vocación Profesional y el trabajo para todos.
Parece evidente que la tecnología está reconfigurando las relaciones del trabajo. Esta palanca de cambio se ha convertido en una nueva religiosidad, en una idea (convertida en ideología) que penetra incluso en la biología del ser humano.
Hoy hablar de pleno empleo parece una quimera, por eso hemos de recuperar la idea del que el trabajo es posible para todos, una civilización distinta. Una sociedad donde se ponga el trabajo sobre el capital, donde se fomente la vocación profesional de los más jóvenes. Donde la comunidad sea convocada a un trabajo digno y solidario.
La vocación como llamada implica un proyecto vital, con una puesta en marcha de las capacidades de las personas. Implica una comunidad, una fuerza social no fragmentada.
El capital imponiendo una renta básica como única salida, puede seguir explotando a muchos, a la vez que genera dependencias y sometimiento social y político. Cuidado. No aceptemos de antemano las reglas del sistema. No solo es la dimensión económica, sino la fuerza política de los trabajadores la que está en juego
¿Dónde queda esto hoy? Lo cierto es que no hay protagonismo de los trabajadores desde hace muchos años. Debemos colaborar con la promoción de este protagonismo. ¿A qué esperamos?