Según el último informe de la ONU, los niños esclavos entre 5 y 14 años han disminuido en la última década pero han aumentado en un 20% los comprendidos entre los 15 y los 17 años.
Teniendo en cuenta que cada vez es más claro que las diferencias entre los datos oficiales y los datos reales son mayores (los reales suelen ser mucho más altos), pues no son noticias muy alentadoras.
Insiste el informe en llamar «trabajo» -término que no tiene porqué presuponer una acción negativa teniendo en cuenta que el «trabajo» de los niños debiera ser el de formarse, estudiar y el de jugar- a lo que no es sino pura y llanamente explotación y esclavitud. También en distinguir grados de explotación hablando de la categoría de «trabajos peligrosos». ¿Qué programa hace falta para acabar con lo que simplemente es en cualquier legislación un delito criminal? Y si no lo es, ¿a qué se espera para que la legislación internacional los pueda juzgar y condenar?. Lo que hace falta es tener más vergüenza.