Aumentan en el mundo las canalladas contra la infancia

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La Organización Internacional de Trabajo (OIT) informa que en el mundo trabajan 250 millones de niños de entre 5 y 17 años. Una cifra demasiado conservadora si recordamos que la OIT ya en 1996 hablaba de 73 millones de niños explotados en el mundo y 9 años después ya habla de 250 millones. La cifra entonces falsa lo sigue siendo hoy cuando los informes de otros organismos ya cifraban para el año 2000 más de 400 millones de niños esclavos en el mundo . Desde Solidaridad.net también acusamos a la OIT de complicidad y de llamar trabajo infantil a esta verdadera esclavitud.

Las cifra no ha dejado de aumentar en los últimos años. Todo lo que los tibios y cínicos programas asistencialistas de la OIT o la UNESCO dicen «lograr» , viene acompañado de nuevas noticias de infiernos y prisiones laborales propias de un holocausto. No se erradica la esclavitud sino se afrontan las causas … La maquinaria de este sistema imperialista que tanto denunció Juan Pablo II ( léase encíclica Sollitudo Rei Socialis), al que sirven la OIT y la UNESCO , en su búsqueda del máximo beneficio, se alimenta de la explotación de millones de personas , entre ellas tantos niños esclavos como habitantes tiene Europa. Las cifras han ido in crescendo año tras año. Sólo en la India, se ha pasado de los 11,3 millones de casos de explotación infantil que el Ministerio del Trabajo tenía registrados en 1991, a los 60 millones de menores de 14 años que son explotados a tiempo completo actualmente según las mismas fuentes. Un 20% de ellos en las peores formas de esclavitud.


Con el fin de analizar la dramática situación de los menores, y doce años después de la Cumbre mundial sobre la infancia, organizada por las Naciones Unidas en Nueva York en septiembre de 1990, en mayo de 2002, en la sede de la ONU, se desarrolló una nueva Cumbre sobre la infancia en la que participaron 500 menores procedentes de más de cien países. Kofi Anan inauguró el encuentro con una dura constatación: «Lamentablemente hemos fracasado en la protección de los principales derechos fundamentales de los niños».


Creemos que la ONU no sólo ha fracasado, más bien, ha impedido una respuesta que afronte las verdaderas causas de este genocidio…


Esclavitud en la India. Un ejemplo entre milllones.


Se nos informa recientemente que la policía en la India ha liberado a 478 chicos sometidos a explotación en fábricas y talleres. La mayoría de los menores, de entre 6 y 14 años, eran obligados a trabajar entre 10 y 15 horas al día en pequeñas empresas de bordado, cuero y alimentación, a cambio de salarios míseros, muchos de ellos sufrieron torturas a manos de sus patrones. En el momento de la liberación, los niños se encontraban débiles, mal alimentados y mal vestidos, según la policía.



La policía llevaba tres meses planificando cuidadosamente el operativo. Tal y como se había previsto, un centenar de agentes lanzaron de forma simultánea redadas en los distritos del noreste de Nueva Delhi y entraron en una decena de pequeñas fábricas y talleres.


Su intención no era desmantelar una red de tráfico de drogas o armas. El operativo policial tenía un objetivo muy distinto: asestar un golpe a las redes de explotación laboral de menores. La iniciativa fue un éxito, pues consiguieron liberar de una tacada a 478 niños esclavos, según informó Narim Kumar, responsable del Departamento de Trabajo de Nueva Delhi. Bhuwan Ribhu, que tomó parte en la operación, explicó que «todos los rescatados eran niños de entre 7 y 15 años».


Las condiciones de trabajo que tenían que soportar en esas fábricas hacía que su situación hubiera dejado atrás la explotación y se hubiera adentrado ya en la esclavitud. «Trabajaban unas 15 horas al día en talleres de bordado, de fabricación de alfombras y de prendas textiles, en unas condiciones miserables, dentro de habitaciones muy pequeñas sin ventanas ni ningún tipo de ventilación«.


Los chicos, procedentes en su mayoría del empobrecido estado de Bihar, en el norte de la India, cobraban de sus patrones un mísero salario de entre 4 y 8 euros al mes. No se les permitía salir de las fábricas ni jugar y eran castigados física y mentalmente si no hacían bien su labor.


Hacía meses que la mayoría de niños soportaban esa vida atroz, que les había acabado alienando mentalmente, como pudieron comprobar los policias que acudieron a liberarles. «No entendían –relató Ribhu — lo que estaba ocurriendo, no eran conscientes de que estaban siendo liberados. Estos niños han cambiado tantas veces de manos y de trabajo que cuando ven a un adulto se creen que es un nuevo patrón».


Este militante no ocultaba su satisfacción. «El lunes fue un día grande para la infancia de la India. Todo el mundo debe saber que la esclavitud infantil es una mancha de sangre para la humanidad. Debemos unirnos para luchar contra su compraventa y explotación y lograr que todos estos niños vayan a la escuela».


Entre los niños que recobraron la libertad estaba Ambika, una chiquilla de 11 años que trabajaba como criada en la casa de un ingeniero. Además de tener que realizar jornadas laborales sin fin, sus patrones la pegaban si cometía cualquier error y la castigaban durante días sin agua ni comida. La liberación de Ambika fue diferente. La niña logró salir de la vivienda donde trabajaba por el tejado, desde el que cayó a la calle.


Una guerra mundial contra la infancia



La imagen que se tiene de la infancia oculta a menudo la realidad que viven los niños en el mundo, que en muchos países empobrecidos se sigue pareciendo a esas pesadillas que describieron en el siglo XIX, autores como Charles Dickens, Victor Hugo, Hector Malot o Edmondo de Amicis .



La globalización imperialista ha contribuido a esta situación. En efecto, «en un mundo en donde la libre circulación de capitales y mercancías está garantizada, la industria de los países del Sur solo puede sobrevivir aprovechando al máximo el único terreno en el que sigue siendo verdaderamente competitiva: el bajo coste de su mano de obra «. El número de niños que nos encontramos al final de la cadena de producción o en los sectores de los que la economía mundial sigue aumentando.



  • Asia y Pacífico: 20% de los niños de la región, en condiciones de esclavitud laboral. El sector de 5 a 14 años es aquí el más numeroso del mundo.

  • Africa Subsahariana: Uno de cada tres menores (30% de los niños) en condiciones de esclavitud laboral.

  • Iberoamérica y Caribe: El 17% de los niños de la región en condiciones de esclavitud.

  • Oriente Medio y Africa del Norte: 2, 5 millones de niños oficialmente.

  • Economías enriquecidas o «en transición»: más de 2,5 millones de niños oficialmente.


Las empresas multinacionales no se quedan atrás a la hora de aprovechar la explotación de menores. Entre otras, las tabacaleras (Philips Morris, Altadis), las bananeras (Chiquita, Del Monte) y las del cacao (Cargill). En Malawi, por ejemplo, en donde la industria del tabaco emplea a la mayor parte de la población, decenas de miles de niños son explotados en la recogida y el secado de las hojas de tabaco. En Ecuador, niños entre 7 y 8 años trabajan en las plantaciones de plátanos doce horas diarias. En Costa de Marfil, primer productor mundial de cacao, miles de niños-esclavos trabajan en las plantaciones.



Incluso en los países enriquecidos, cerca de 2,5 millones de niños – a los que habría que añadir 11,5 de adolescentes con edades comprendidas entre los 15 y los 17 años – trabajan en condiciones lamentables y peligrosas, en la agricultura, la construcción, los talleres de confección y las fábricas de calzado.


Un niña esclava clama justicia


Ante semejante situación, es necesario volver a escuchar el llamamiento lanzado con voz firme, en nombre de todos los niños explotados del mundo, en mayo de 2002, en la sede de la ONU, ante 70 jefes de Estado y cientos de ministros de 189 países, por Gabriela Azurdy, una niña boliviana de 13 años: «Somos las victimas de la explotación y de abusos de todo tipo, somos los niños de la calle, somos los niños de la guerra, somos los huérfanos del SIDA, somos las víctimas y nuestras voces no se oyen. Es necesario que todo esto acabe. Queremos un mundo adecuado a las necesidades de los niños y niñas…