Ante la gravedad de la situación que estamos viviendo con un crecimiento de las desigualdades y del empobrecimiento, surgen voces e iniciativas que plantean una reforma de este sistema. Una de estas iniciativas es la que ha lanzado una alianza de grandes líderes empresariales bajo el nombre de “Iniciativas para el Capitalismo Inclusivo”. Sostienen que el capitalismo en sí ha sido bueno porque ha sacado a millones de personas de la miseria, ha impulsado la innovación y el progreso. Pero que es necesario reformarlo para transformarlo en una potente fuerza para el bien de la humanidad. También están surgiendo iniciativas a favor de un capitalismo sostenible, circulante, y de gobierno corporativo.
Por mucho que lo dulcifiquemos el tigre no puede ser vegetariano. Afirmamos que el capitalismo, -incluido el modelo chino que no es más que capitalismo de Estado en su versión más salvaje- ha generado y sigue generando millones de víctimas. Es el propio sistema el que genera esta situación y por tanto no puede ser la solución a los graves problemas que tiene planteada la humanidad. Después de siglos de capitalismo vigente, el panorama es bastante desolador.
Crece la pandemia del hambre. Desde enero de 2020 la cifra de personas que malviven con menos de 2 dólares al día, ha aumentado en más de 250 millones de personas.
Crece la pandemia del desempleo y la injusticia. Mientras que los 651 multimillonarios estadounidenses han aumentado su patrimonio neto en un 30%, más de la mitad de la fuerza laboral mundial puede haber perdido sus medios para subsistir.
Aumentan las agresiones contra los más débiles e indefensos. En España, más de 100.000 niños al año son abortados. Al tiempo que se extiende la legalidad del aborto, se extiende la legalidad de la eutanasia, y se crean listas negras en la ONU para todas aquellas instituciones y organizaciones que estén en contra de la ideología de género y de unos pretendidos “derechos reproductivos” (aborto, anticoncepción, etc.,). Se trata de acabar con la pobreza matando a los pobres.
Con el telón de fondo de la Agenda 2030 de la ONU (Objetivos de Desarrollo Sostenible), se está configurando un nuevo modelo de persona que haga juego al sistema. El ideal es la persona transhumanista, una persona que no sea humana, carente de identidad, de raíces, de sentido crítico, y sobre todo sin vinculaciones afectivas y solidarias (familia, amigos, comunidad, Iglesia…).
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Se acelera la acumulación de capital y la concentración del poder económico en cada vez menos manos. Y así, los que poseen las tierras, poseen los Medios de Comunicación Social (Bill Gates es el mayor propietario de tierras en EEUU, con 98.000 hectáreas), poseen las redes sociales, poseen las farmacéuticas, los grandes conglomerados financieros y controlan a los Organismos Internacionales.
El capitalismo del siglo XXI sigue asentándose en el expolio de las materias primas de los países empobrecidos, dejando tras de sí un reguero de muertes en un sinfín de guerras a pequeña escala. Se impone por doquier el miedo, la violencia y el caos.
El tigre no es vegetariano y no se puede responder a este sistema con sus mismas armas. Por mucho que se le pongan adjetivos como inclusivo, circular, sostenible, el capitalismo no puede ir contra su propia esencia. Por muchas intentos y leyes que se hagan para reformarlo y que puedan atenuar los efectos de tanto desastre, el sistema seguirá siendo el mismo mientras no se vaya al fondo de su raíz.
La raíz del capitalismo es su propio materialismo: considerar al ser humano como una mera mercancía, como algo de lo que se puede usar y tirar. Y así, cosificada la persona humana, (negada en consecuencia también, todo tipo de moral, y toda referencia a Dios), este mundo se vuelve salvaje e inhumano. Es la ley de la selva, erigida como única ley donde el más fuerte esclaviza al más débil.
Afirmamos que la persona humana es el valor fundamental de la humanidad, y que solo es válido aquello que tienda a desarrollar su personalidad, basada en su dignidad y su libertad, en la justicia y la verdad. Si queremos dar respuesta a este sistema solo podremos hacerlo desterrando el capitalismo y convirtiendo la colaboración por la existencia y el respeto a toda vida humana, en el centro del sistema en todos los planos de la vida humana.
Editorial de la Revista Autogestión
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