Bharti Kumari, una niña maestra con 12 años

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Que El Mundo (periódico español) tenga la desvergüenza de hacer aparecer esta noticia en la sección de la contraportada titulada -El Zoo del XXI- retrata muy bien la consideración que hace la Gran Prensa de la increíble historia de solidaridad y dignidad de los pobres.

Para los grandes, estas historias son… rarezas que merecen aparecer junto a cualquier engendro de bestialidad o inmoralidad que produce este imperialismo.


Bharti Kumasi fue abandonada por sus padres en una estación de ferrocarril nada más nacer. Allí, en Kusumbhara, una remota región muy pobre de Bihar en la India, fue recogida por un agricultor de la zona que la adopta. Comienza a ir a la escuela de su pueblo por impulso de su padre adoptivo. Tendrá que caminar más de una hora diaria para llegar. Tras cinco años de escuela, con 12 años ya no se limita a ir por las mañanas a la escuela. Ahora, cuando llega a su poblado por la tarde, ha decidido dar clase, nada menos que a 50 niños, a la sombra de un árbol.


No se sabe que se queje por la ratio, ni que haya esperado al permiso de la administración para hacerlo. Si se sabe que cuando falta un niño va a buscarlo. No espera ningún informe de los servicios sociales ni echa las culpas a las familias.


Bharti Kumasi no es un bicho raro. Es la viva demostración de la capacidad de solidaridad que siempre han tenido los pobres de la Tierra cuando el amor y la educación despiertan su conciencia. ¿A cuántos alumnos hemos despertado la legión de enseñantes que tenemos en algunos países esta capacidad de entrega? Este si que sería un buen test sobre calidad educativa.