Botín y Fainé toman (también) el control de la vieja prensa

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Los bancos españoles se hacen con la línea editorial

“Mientras siga existiendo la democracia representativa, y espero que siga por muchos años, el sistema de partidos, los medios de comunicación y los periódicos como elementos reflexivos, forman parte esencial. Si empeoran los medios empeora la calidad de la democracia», decía allá por el año 2009 el hoy presidente ejecutivo de Prisa, Juan Luis Cebrián. Tres años después, improbables compañeros de viaje han desembarcado en su grupo como única opción para hacer valer una deuda incobrable.

Botín y Fainé serán de forma inminente accionistas de la editora de El País. Y está por ver si sus intereses comprometerán esa calidad mediática -y democrática-. Desde luego y a diferencia de las inmobiliarias, la prensa tiene líneas editoriales y una supuesta independencia que cuidar. Una convivencia que se atisba difícil.

Aunque no es el único, el Grupo Prisa es el banco de pruebas por excelencia. Tras años de refinanciaciones imposibles, prórrogas a los vencimientos y alianzas con los hedge funds de Wall Street, la compañía anunciaba el pasado mes de junio que Santander, La Caixa y HSBC habían accedido a capitalizar deuda por valor de 334 millones de euros. Un montante que les convertirá en el principal accionista de la sociedad en el año 2014, cuando se hagan efectivos los acuerdos. No en vano atesorarán entonces más de un 20% de la compañía. Paradójicamente, el paso delante de los bancos se producía apenas días antes de que España pidiera un rescate de hasta 100.000 millones para sus entidades financieras. Una situación de debilidad que, a priori, se convierte en un caldo de cultivo para los intereses cruzados.

El propio Cebrián se refería con ambigüedad hace apenas meses a la relación entre la empresa periodística y sus financiadores. “No hay presión por parte de los bancos. Realmente, todo el sistema de medios de comunicación, todas las empresas de este país -porque ésta es una sociedad muy bancarizada- tienen una enorme deuda con los bancos. Y, en cualquier caso, una relación muy estrecha con ellos.

Eso necesariamente pesa en las decisiones de los directores”, apuntaba en una entrevista a la revista Jot Down. No obstante, eximía de responsabilidad a los bancos: “Pero no es porque un banco diga no hagas esto. Es más, yo diría que en eso los bancos son bastante profesionales… a veces incluso más que algunos medios. Medios que tratan de resolver sus problemas financieros a base de amenazar, lo cual tampoco es muy ético”.

Además de sus compromisos con los grandes, la editora de El País tiene que afrontar un crédito sindicado contraído hace un lustro con un grupo de 39 entidades financieras, que a 31 de diciembre de 2011 implicaba obligaciones para la sociedad de 1.382 millones de euros. A día de hoy, la deuda financiera neta de Prisa se sitúa por encima de los 3.370 millones de euros, si bien llegó a superar ampliamente los 5.000 millones de euros, antes de que en 2010 la compañía emprendiera un agresivo proceso de desinversiones y recapitalización. Un movimiento que ha terminado por arrinconar a la familia Polanco en el capital. Una vez se ejecuten todos los pactos contraídos por la firma, allá por 2014, apenas retendrán el 16% de la empresa que llegaron a controlar en un 70%. Prisa no llegará a la tercera generación de Polancos.

Prisa afronta la carga de deuda más abultada del sector, donde abundan ajustes de plantilla en plena debacle publicitaria. Sin embargo, el grupo de medios no es el único que afronta un notable agujero. Le sigue en tan dudoso podio Unidad Editorial (El Mundo), con dos traumáticos ajustes de plantilla a sus espaldas en los últimos tres años, si bien el compromiso superior a los 1.000 millones que le procuró la compra de Recoletos (Expansión y Marca) debe resolverlo con su matriz, RCS Mediagroup. Y es que los bancos aquí juegan de otro modo. En el accionariado del gigante italiano reside una firma como Mediobanca, con un 15% del capital y sus propios intereses en España. Precisamente, este mismo año la firma llevaba a cabo una ampliación de capital para reducir la deuda en 500 millones.

El Santander, en Vocento; La Caixa, en Zeta; y todos en Planeta 

En el caso de Vocento, el tercer grande de la vieja prensa, las redes del Banco Santander son mucho más sutiles, dado que la creciente deuda del grupo se sitúa en apenas 187 millones. Aun así, el pasado mes de mayo fue nombrado consejero del grupo el independiente Rodrigo Echenique, un ilustre del mundo financiero que entre 1988 y 1994 ejerció como primer ejecutivo del banco de Emilio Botín, a cuyo cónclave todavía pertenece. Su inclusión en el consejo fue el paso necesario para que optara a la presidencia por petición de las familias Bergareche, Urrutia y Castellanos, en armas para arrebatar el control del grupo al bloque encabezado por los Ybarra y las Luca de Tena. Este juego de tronos tiene además como telón de fondo la posible fusión con Unidad Editorial, operación que varios pesos pesados de la casa tejen entre bambalinas.

Ningún viejo grupo de medios se libra de los males de la deuda. En los próximos meses, serán varias cabeceras catalanas las que tengan que afrontar duras negociaciones. La siguiente patata caliente en el tiempo es para el renqueante Grupo Zeta, editor de Sport, Interviú, Cuore y El Periódico de Cataluña, que llegó a ser el primer rotativo catalán. A finales de 2012, su propietario, el todavía joven Antonio Asensio Mosbah, tendrá que refinanciar el crédito de 250 millones que obtuvo a comienzos de 2009 para garantizar la viabilidad del grupo. Aunque en el fondo, todo dependerá de la decisión de La Caixa, entidad que abanderó el préstamo y que desde entonces ha tuteado la dirección del grupo a través de una persona de máxima confianza, el ejecutivo Joan Llopart, al que colocó como máximo responsable de Zeta.

En lugar de Asensio bien podría ser Alfonso Gallardo quien tuviera que librar ahora batalla con los bancos, pues a punto estuvo en 2008 de pagar cerca de 600 millones de euros por quedarse con Zeta. El siderúrgico extremeño, embarcado en aquella época en construir una refinería en el corazón de Badajoz, consideró oportuno expandir sus devaneos con la prensa, iniciados un año antes con la compra a Prisa de sus regionales andaluces, y apuntalar su capacidad de influencia con un diario como El Periódico de Cataluña, vinculado al socialismo catalán. En aquella época, al frente de la cartera de Industria estaba el catalán Joan Clos, exalcalde de Barcelona, que había sucedido en el cargo al entonces todopoderoso líder de los socialistas catalanes, José Montilla, que dejó el ministerio para presidir la Generalitat del tripartito.

Poco después llegará el turno a otro de los grandes con sede en Barcelona. El Grupo Planeta tampoco se libra de los quebraderos de cabeza con la banca. El imperio mediático de José Manuel Lara -con Antena 3 a la cabeza- consiguió en marzo de 2010 firmar un crédito sindicado de unos 1.000 millones de euros con 15 bancos y cajas de ahorro, entre ellas La Caixa, BBVA, Bankia, Santander y Banco Sabadell, entidad en la que el propio Lara ocupa la vicepresidencia. La operación le permitía poner en orden su endeudamiento bancario y, al tiempo, lograr financiación a medio plazo para el desarrollo de sus actividades. Sin embargo, los plazos de amortización del préstamo oscilaban entre tres y cinco años, por lo que toca ponerse a hablar en breve. Así las cosas, ¿quiénes son en realidad los señores de la prensa?