Brutal asesinato del vicario apostólico de Isiolo (Kenia), el obispo Luigi Locati

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Los disparos de unos desconocidos acabaron en la tarde del jueves con la vida de monseñor Luigi Locati – habría cumplido 77 años el próximo 23 de julio -, vicario apostólico de Isiolo, en el noreste de Kenia, ante un centro pastoral del vicariato, informaron fuentes locales a Zenit.

ISIOLO, viernes, 15 julio 2005 (ZENIT.org).-

«La sangre de un heroico testigo del Evangelio» se ha derramado «una vez más en tierra de misión», lamenta el diario vaticano «L’Osservatore Romano» en portada.

El prelado, que en el pasado había recibido amenazas -también había sufrido dos intentos de agresión en septiembre y mayo pasado- se vio sorprendido esta vez en una emboscada por seis hombres armados.

«Monseñor Locati acababa de regresar de Nairobi, donde se encontraba desde el inicio de esta semana, y fue a cenar a un centro pastoral a 200-300 metros de su residencia, y regresaba a ésta acompañado de dos personas cuando fue agredido. Le dispararon. El incidente ocurrió a las 19.45, y murió a las 20.15», explicó a la emisora pontificia el nuncio apostólico en Kenia, monseñor Alen Paul Lebeaupin.

«Alcanzado en la cabeza por dos proyectiles, fue llevado inmediatamente al hospital» -recogen las páginas del diario oficioso de la Santa Sede-. «Por el momento la causa de la emboscada permanece envuelta en el misterio. Los investigadores no aciertan a explicarse los motivos de la despiadada ejecución».

Originario de Vinzaglio (provincia italiana de Vercelli), Luigi Locati había sido ordenado sacerdote en 1952.

Desde 1962 era sacerdote «fidei donum» -enviados por sus diócesis a otros países donde hay escasez de sacerdotes- en Kenia, en la diócesis de Meru. Al año siguiente pasó a ser párroco en Isiolo, labor que desempeñó hasta 1995, cuando fue nombrado primer obispo del nuevo vicariato apostólico de Isiolo, creado a partir del territorio de la diócesis de Meru.

Consagrado obispo en 1996, «Radio Vaticana» le recuerda como una de las figuras más significativas del mundo misionero italiano.

Por su edad, monseñor Locati había presentado ya su renuncia, y «pensaba retirarse», pero en Kenia: «para poder seguir dando a la Iglesia sus energías», añade el nuncio apostólico. «Y ha tenido también la gran gracia de que había pasado por Roma y había podido encontrarse con el Santo Padre [el pasado 25 de mayo. Ndr], y se había quedado muy contento de este encuentro», recuerda el arzobispo Lebeaupin.

Recordó asimismo que el obispo italiano asesinado «era un hombre muy generoso que había dado la mayor parte de su vida sacerdotal» a la tierra de Isiolo.

«Monseñor Locati era apreciado por todos sus colegas obispos, en especial por los obispos kenianos.¡Ha sido una conmoción para toda la Conferencia Episcopal!», reconoció el representante papal.

«Monseñor Locati dedicó toda su vida de «fidei donum» a favor de las poblaciones nómadas de etnia Borana y Turkana», recordó el obispo de Marsabit –norte de Kenia- y presidente de la Comisión episcopal para las misiones, monseñor Ambrogio Ravasi, a la agencia misionera de la Santa Sede «Fides».

«Hace dos días nos habíamos encontrado juntos en Nairobi con el nuncio»; «monseñor Locati estaba feliz porque había sabido el nombre de quien le habría sustituido y regresaba a su vicariato con la certeza en el corazón de dejarlo en buenas manos», comenta.

La zona al norte de Isiolo –en concreto Turbi, a 150 kilómetros de Marsabit- ha sido escenario estos días de la matanza de al menos 77 personas, en gran parte mujeres y niños, fruto de enfrentamientos entre las comunidades Borana y Gabra. Pero estos incidentes, según la agencia misionera «Misna», no parecen relacionados con el asesinato del prelado italiano.

Para el nuncio en Kenia el motivo del asesinato «parece un acto de bandidaje que no hay que asimilar con hechos ni políticos ni religiosos».

«Es un día muy triste por la desaparición de un querido amigo y de una persona que se había dedicado siempre a los kenianos», expresó a «Misna» monseñor Martin Kivuva Musonde, obispo de Machakos. «Quien haya matado a monseñor Locati ha cortado las manos que le alimentaban», añadió.

Monseñor Locati deja diversos proyectos de los que se ha beneficiado toda la población de Isiolo y de las zonas limítrofes, sin distinción de su pertenencia étnica, religiosa o social.

«Soy un sencillo misionero que ha elegido evangelizar promoviendo la educación entre los jóvenes de Isiolo», se describía recientemente el prelado asesinado, cita «L’Osservatore Romano».

«En décadas de actividad misionera –se lee en el diario- monseñor Locati ha ayudado a miles de jóvenes a afrontar la vida, ofreciéndoles la fuerza de la Verdad. Su existencia ha sido un don para la población de Isiolo. Su muerte es la prenda para el fecundo camino de toda la Iglesia que está en Kenia».

«En el curso de la semana se celebrarán los funerales en Isiolo»; el prelado asesinado «había manifestado muchas veces la intención de ser sepultado en la catedral de Isiolo, que él mismo había ayudado mucho a construir», aclara el arzobispo Lebeaupin a la emisora pontificia.