Burgos: Conferencia-testimonio: «África, la esperanza del que lucha»

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CONFERENCIA – TESTIMONIO. AFRICA: LA ESPERANZA DEL QUE LUCHA
A cargo del misionero, de origen burgalés, Alejandro Rodriguez Catalina

 

CASA DE CULTURA Y SOLIDARIDAD

MIERCOLES 13  DE MAYO A LAS 8 DE LA TARDE

Movimiento Cultural Cristiano

Este misionero originario de Rivera del duero asegura que Africa le ha servido para llevar a cabo una profunda reflexión sobre la situación de los pueblos y de las sociedades del mundo. De ese exhaustivo análisis asegura haber llegado a una idea muy clara sobre la pobreza. «En realidad no existen países pobres, sino países empobrecidos» sentencia con firmeza, sin titubeos. «Esto es debido a que existen personas empobrecedoras, gobiernos, sistemas imperialistas que crean roles de mendicidad».

Además de la justicia, otra de las palabras preferidas de Alejandro Rodríguez es la conciencia. «Gracias a la conciencia podemos juzgar lo que pasa a nuestro alrededor y denunciarlo, cambiar aquello que está mal».

El lugar de residencia actual del párroco es Benín, donde la religión se divide en tradicional e islámica. Para Alejandro Rodríguez sin embargo, allí no existen confesionalismos. Como ejemplo, un hogar en el que viven treinta y cinco jóvenes y en el que más de la mitad son musulmanes. «Todos somos seres humanos y eso es lo que cuenta».

«Allí todos son conscientes de la situación en la que viven, ellos mismos tienen complejo de inferioridad. Mi misión es enseñarles que la mayor riqueza de un país es su gente y que cuando el pobre se asocia no hay nadie que pueda con él». A pesar de la afirmación, Alejandro Rodríguez sabe que deberían ser los países occidentales quienes se asociaran para ayudar, pero «es difícil reunirse cuando se tiene el estómago lleno para algo más que para tomar un café». Esta es la única crítica que se le escapa, aunque lo hace con mesura, sin provocar.

Cuando alguien le pregunta si su estancia en Benín servirá de algo, sonríe con delicadeza como buscando las palabras. Las encuentra al momento «no es la mano a la que das sino el corazón con que lo das».

En una entrevista recientemente le preguntaban:

-¿Morirá con las botas puestas?

-Sí, en cualquier lugar de África, trabajando por el Evangelio, y cerca de los pobres, que es donde más se siente la presencia de Dios.

-¿Qué piensa de esta sociedad, indiferente a la fe y a los demás?

-Un mundo que vive de espaldas a los pobres, es más, a costa de ellos, es difícil que se plantee seriamente la fe en un Dios liberador y salvador. De este modo, no es extraño que la Iglesia se vacíe, sobre todo, de jóvenes. Es una pena, porque se están perdiendo lo más noble de la vida, y la posibilidad de lograr la verdadera felicidad.

-¿Ante tanta miseria, nunca ha visto decaer su esperanza personal?

-No, me anima en mi lucha no sólo la fe en el Dios de Jesucristo, sino el creer que los pobres son siempre fuerza de liberación, capaces de protagonizar su propia vida. Intento tener mucho cuidado con las ayudas; éstas tienden a crear dependencia. Sufro al dar ayuda, no quiero que se humillen. Quizá no se entienda en una sociedad que vive de subvenciones, pero al final estas subvenciones esclavizan más que liberan.