Muchas personas han entregado su vida a lo largo de los siglos en el servicio a los más pobres, a los enfermos, a los ancianos, a las personas que nadie quiere. Personas que, indudablemente, son un signo de la ternura de Dios. Estas vidas entregadas han elevado al máximo la dignidad de las personas que son descartadas por los fuertes y poderosos que gobiernan este mundo.
En esta campaña de lectura, recordamos, hoy, 5 de septiembre, a Madre Teresa de Calcuta. Para ello, os recomendamos nuestro libro Voz de los sin Voz, nº 795: Madre teresa de Calcuta. “Solo soy un pequeño lápiz en manos de Dios”. A través de la lectura de sus libros podemos descubrir su camino de vida.
En este libro podrás encontrar consejos prácticos y siempre actuales. Sus numerosas reflexiones nos pueden ayudar a descubrir un sentido a nuestra vida, proponiéndonos un amor mucho más cercano y profundo hacia el prójimo. Abre también horizontes de alegría y esperanza a toda esa humanidad desanimada y necesitada de comprensión y ternura.
Madre Teresa, a lo largo de toda su existencia, se puso a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada y descartada. Ella tenía claro que “Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido”, y eso es precisamente lo que más felices nos hace: “Cuando hablo de felicidad me refiero a una paz íntima y profunda que se refleja en los ojos, en las actitudes, en los gestos, en nuestra disponibilidad y prontitud”.
La clave de su vida es la llamada especial que sintió desde joven. Desarrollar su vocación al AMOR: “Cada persona es una vocación, está destinada a ser, de una forma o de otra, la transmisora del amor de Dios.”
Su vocación se hace patente en su dedicación a los más pobres y enfermos; y más aún, a los moribundos mismos. Lo que descubren al ser tratados con cariño y hasta con veneración por las hermanas es su propia dignidad que hasta entonces quizás no se les había reconocido. El sentirse amado se presenta como una de las experiencias para adentrarse en la verdad del ser humano, como camino privilegiado, por tanto, para ser feliz.
Un aspecto muy llamativo de su vida es su profunda humildad. Nunca asomaban críticas a sus labios: “Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado. Un alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica. La crítica es el cáncer del corazón”.
En este mundo donde el afán de poder, poseer y pasarlo bien, está tan presente, la Madre Teresa es un testimonio que nos hace recapacitar y nos incita a cambiar nuestras formas de vida. Su pobreza en el vestir, sus humildes sandalias, el Rosario en sus manos, la fuerza de convicción de sus palabras, su manera directa de hablar de Dios, nos recuerdan que la verdadera fraternidad pasa por la solidaridad como “compartir lo necesario para vivir”.
Ella amaba definirse simplemente “un pequeño lápiz en las manos del Dios”.
Os invitamos a una lectura compartida de este libro tan hermoso. Es un canto a la VIDA.