Cardenal Bergoglio denuncia esclavitud y explotación en Argentina

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La misa conmemoró el aniversario de la Convención Internacional de los Derechos de los Trabajadores Migrantes. El lema de la velada fue 'Con esperanza, denuncia y compromiso por una sociedad sin esclavos ni excluidos'

BUENOS AIRES, 02 Jul. 08 (ACI).-


El Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Mario Bergoglio, advirtió sobre formas modernas de esclavitud y explotación, al presidir una emotiva Misa para inmigrantes indocumentados, mujeres en situación de prostitución, víctimas de trabajo esclavo y cartoneros en el santuario de Nuestra Señora de los Emigrantes, en el barrio porteño de La Boca.

La misa conmemoró el aniversario de la Convención Internacional de los Derechos de los Trabajadores Migrantes. El lema de la velada fue 'Con esperanza, denuncia y compromiso por una sociedad sin esclavos ni excluidos'.

La celebración fue convocada por el Arzobispado de Buenos Aires, la Cooperativa La Alameda y el Movimiento de Trabajadores Excluidos, organizaciones que denunciaron casos de explotación y trata de personas en talleres textiles clandestinos y prostíbulos.

El Purpurado consideró necesario «sembrar para el futuro la libertad de los esclavos. Esa libertad que no tienen, esa libertad que nos han hecho creer que teníamos desde el año 1813″.

«Nuestro país alberga tratantes de esclavos: Hombres y mujeres que venden y compran personas. Hombres y mujeres que hacen lo mismo que aquellos capataces egipcios con los israelitas: les pegan, los obligan a trabajar más, les sacan los documentos para que no puedan moverse. Todo eso que ustedes saben», indicó.

Según recogió la agencia AICA, el Cardenal Bergoglio aseguró que «acá en Buenos Aires, en la gran ciudad, en esta ciudad cada día más avanzada, también hay hermanos nuestros migrantes que los tienen trabajando 20 horas por día, 18 horas por día, les pagan una miseria y un sándwich de mortadela; que aquí también no le importa a estos egipcios modernos –no tengo nada contra los egipcios de ahora, a estos que hacen el papel de los egipcios de aquella época– estos tratantes modernos, no les importa que se mueran los chicos: pensemos los que se murieron en Caballito quemados en ese taller clandestino porque estaban enrejados».

Tras lamentar que «nadie habló, nadie habló… se olvidó porque estos señores poderosos saben cómo untar ciertas manos», instó a los cristianos a mirar estas realidades de hoy «desde Dios» y «clamar a nuestro Dios: Señor mira a tu pueblo, Señor mira estos hombres y mujeres esclavizados».

«Como somos cristianos también le pedimos a Dios tocar el corazón de estos hombres y mujeres que esclavizan porque ellos también son esclavos. Esclavos de otra cosa: de la codicia, de la soberbia, de la suficiencia, de la maldad. También te pido por ellos pero por sobre todo te vengo a pedir por nuestros hermanos humildes… que son sometidos a esa esclavitud», rogó.