CARTA ABIERTA A IBARRETXE

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El brazo armado del nacionalismo, el terrorismo de ETA, ya ha provocado 1.000 muertos a lo que hay que sumar miles de heridos, amenazados, familias destrozadas, más de 400.000 exiliados, etc.

Por J. Comunero
Revista Autogestión
abril de 2005, nº 58

Usted señor Lehendakari ha presentado recientemente en el Parlamento español un texto que se ha ocupado de adornar con bellas palabras como «convivencia», «diálogo», «relación amable», etc. En el debate que hubo con posterioridad hubo silencios que nos dejaron atónitos y muchas preguntas que se hace el pueblo quedaron sin respuesta y, por eso, se las lanzamos al debate público:
¿Cómo es posible hablar de un futuro mejor cuando realmente se está queriendo volver al pasado?. En una sociedad globalizada y postindutrial exigir derechos políticos en base a lo que aconteció en «tiempos inmemoriales» es poco serio. Los ancestros y las tribus míticas están muy bien para ilustrar cómics y llevarlos a la gran pantalla pero querer organizar la convivencia en base a ellos es, como mínimo, hitleriano. Señor Lehendakari: solo hay una raza, ¡la Humana!. El destino inevitable de la Humanidad es el mestizaje de unos pueblos con otros y esto constituye uno de los hechos solidarios en la historia, a pesar de todos los nacionalismos histéricos. Su nacionalismo, señor Ibarretxe, se sustenta en una exaltación mitológica que ya ha sido desenmascarada hace tiempo por los historiadores.

¿Cómo es posible hablar de paz sin pedir perdón a las víctimas?. Ninguna la palabra le hemos oído de este drama. El brazo armado del nacionalismo, el terrorismo de ETA, ya ha provocado 1.000 muertos a lo que hay que sumar miles de heridos, amenazados, familias destrozadas, más de 400.000 exiliados, etc. Nada de eso dijo usted ni tampoco de la forma de reparar tanto dolor El terror que se ha creado en la sociedad vasca permite que la doctrina política de Sabino Arana siga estando presente y hasta se siguen levantando monumentos al fundador del PNV, todo un modelo de racismo e integrismo. Señor Ibarretxe, en muchas democracias del mundo, su partido estaría prohibido por filonazi.

Pero, ¿es posible la convivencia sin solidaridad?. En su Comunidad Autónoma se dispone de una renta que dobla a otras del Estado, ¡casualmente las que le han proporcionado la mano de obra inmigrante sobre la que levantar su bienestar!. Usted dice que su Plan traerá la «felicidad de los vascos y las vascas». ¿Y los demás no pintamos nada?. Señor Ibarretxe: cuando se rompe un contrato se hacen cuentas: ¿está usted dispuesto a hacerlas?. Ni siquiera usted negará que su sistema económico de concierto es un sistema privilegiado que sólo Euzkadi ha tenido. Y lo es tanto, que si otras regiones dispusieran de él, el Estado quebraría. Ahora, amablemente, nos propone que los demás nos ocupemos de aquellas competencias que no le interesan y lo rentable para usted y su partido. Esa amable asociación es un robo a mano armada … y nunca mejor dicho.

¿Por qué la falsa izquierda titubea con el nacionalismo cuando los orígenes de la izquierda fueron internacionalistas?. Hoy hay muchas más razones para ser internacionalista que hace doscientos años, pero no lo somos. Nuestro país está entrando, de la mano de un PSOE sin base militante ninguna, en un proceso disgregador provocado por el chantaje de los nacionalistas enriquecidos. En el Gobierno de Felipe González la concertación social nos trajo la cifra de 4 millones de parados frente a banqueros, políticos y constructores millonarios. Parece ser que la nueva etapa del PSOE estará marcada por la concertación con los nacionalistas. ¿Cuáles serán las consecuencias de esta nueva fase?. El PSOE actual, tan preocupado por no rozarse con el P.P., es una caricatura del socialismo militante.

En los días previos al debate, el presidente Zapatero, en el cúlmen del servilismo, llegó a decir que el PNV era un partido de una «impecable tradición democrática». No se puede ser más mentiroso. Hay que desenmascarar el victimismo del PNV afirmando que fue verdugo y traidor a la República en la Guerra Civil Española. Su traición, con el vergonzoso pacto de Santoña y la entrega intacta de la industria pesada a Franco, hizo posible la victoria de éste en la batalla del Ebro, decisiva en el desenlace de la Guerra.

Tras la Guerra Civil, buena parte del País Vasco colabora con el nacionalcatolicismo de Franco. El PNV siguió traicionando a la República y se alió con EE.UU. dándole sus servicios de espionaje a favor de la CIA. Al acercarse EE.UU. al régimen de Franco fracasa su estrategia y se va de vacaciones. El PNV fue el partido que menos inquietó a Franco. En agradecimiento a tantos servicios, el Dictador diseña una política que beneficia al País Vasco y lo convierte en una de las tres regiones más ricas de España a costa de la explotación de los inmigrantes. Cuando Arzalluz afirmó que los inmigrantes fueron a colonizar tuvo una actitud propia de un guerrillero de Fuerza Nueva.

Señor Zapatero que permite esto: un PSOE militante le hubiera dado una patada en el culo el primer día que apareció por la puerta. Jamás hubiera pasado por la cabeza de un socialista de verdad el pactar con un nacionalismo burgués e insolidario.

¿Cómo es posible hablar de convivencia haciendo distingos tenebrosos entre ciudadanos y nacionales como se hace en el Plan Ibarretxe?. La segregación y la privación de derechos políticos en función de la etnia –y lo digo citando literalmente a autores nacionalistas vascos- ha producido en Europa efectos como los que hemos podido rememorar estos días con la celebración del 60 aniversario de la liberación del Campo de Auschwitz. Y no nos vale la bromita de Arzalluz cuando dijo que los vascos menos puros serían tratados como a los «alemanes en Mallorca».
¿Por qué acusa a los que no aceptan su Plan de no querer dialogar y así aparecer usted, señor Lehendakari, como ejemplo de dialogante?. En la tramitación de su plan en el parlamento vasco usted rechazó todas las enmiendas que se le presentaron. Prometió que su plan sería presentado en «ausencia de violencia» pero resulta que su plan ha sido votado por los herederos de HB, a quienes la ciudadanía, no solo los jueces, han puesto en su sitio. ETA y su gente no han demostrado, en toda su historia, el menor atisbo de querer dialogar de verdad. Lo mismo que a las palabras que se cruzan entre el interrogador torturador y su preso torturado nadie en su sano juicio las considera verdadero diálogo. Y es que usted no ha entendido todavía que para que haya verdadero diálogo hace falta algo más que mascullar palabras.

¿Por qué se autoproclama insistentemente portavoz de la mayoría de los vascos?. ¿Con Álava en contra?, ¿con las tres capitales vascas en contra y en las que no llega al 35,53% de los votos?. Y si lo que usted propone es «asociarse libremente con España», ¿cómo es posible hacer eso con más del 90% de los españoles en contra?. Ciertamente, su idea de lo que es la democracia es original. Sus propuestas modifican el espacio de convivencia y la Constitución de todos los españoles, a quienes usted identifica malévolamente con «Madrid», pero no les ha preguntado y, además, de ocupa periódicamente de recordarnos que se callen porque nada tiene que decir. También hay muchos vascos que no tendrán voz en su referéndum (¡cuánto le gustaban a Franco ese tipo de consultas!) porque si usted no lo sabe, existen más de 400.000 vascos exiliados. Ese «Euzkadi va bien» que usted tanto repite nos recuerda más a Milosevic que a Aznar.

En los casi treinta años de democracia, el PNV ha dividido los vascos, a pesar de presumir de ser su vanguardia. Hoy hay menos entendimiento entre los vascos que al morir Franco y la falta de libertad no es menor que con el dictador. Encontramos tremendamente acertada la frase de Bonhoeffer antes de ser asesinado por Hitler en el campo de concentración: «el nacionalismo conduce inevitablemente a la guerra». No conocemos nacionalismo que haya intentado ser solidario con los demás. La trayectoria del PNV no ha sido otra que la eterna defensa de privilegios sin importarle lo que le ocurra a los demás. Tiene verdadera vocación de partido único.

En cambio, estoy convencido de que la Solidaridad constituye el valor fundamental de convivencia entre las personas y los pueblos. La Historia avanza hacia la unidad de personas y pueblos mediante el mestizaje y el internacionalismo. Los nacionalismos, expresión del egoísmo colectivo, lo niega y, por eso, son un instrumento del imperialismo para desviar las luchas por los empobrecidos.

Esperemos que llegue pronto el día en el que el Plan Ibarrtexe se enseñe en las escuelas como uno de los últimos coletazos de las fuerzas reaccionarias en Europa.