Chema Berro (CGT) expedientado por negarse a cumplir el aumento de jornada

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A los 63 años, Chema Berro tiene unas cuantas cosas claras. Y una de ellas es que las cosas no pueden seguir por el mismo camino. Que las recetas económicas basadas en una mayor productividad, en un incremento continuo del consumo y de la producción, únicamente conducen al colapso del sistema.

Hace año y medio que comenzó a reducir su jornada como un modo de repartir el empleo, y a finales de 2012 le comunicaron la apertura un expediente desde la dirección de Osasunbidea por negarse a cumplir con el incremento de la jornada impuesto desde el Gobierno foral.

«Yo defiendo el reparto del trabajo como un modo de reducir el paro. Trabajar menos horas, ganar menos y vivir mejor con menos», explica este veterano militante de la CGT, que trabaja como auxiliar administrativo en el Centro de Salud de San Jorge. «Soy el segundo escalafón más bajo de la Administración y sé que mi contribución es poca, pero, desde mi posición hago lo que creo que debo hacer. Hay más de 50.000 parados y si seguimos así tendremos 60.000 o 70.000», cuenta Berro, quien defiende que «incrementar la jornada» suponía hacer exactamente lo contrario a lo que había venido defendiendo. «Si yo hago esas horas de más otros se van a la calle».

Berro es uno de los impulsores en Navarra de un colectivo que trata de modificar algunos fundamentos esenciales. En el otoño de 2011 comenzó a solicitar reducciones de jornada y salario de un mes cada cinco. «En torno a un 20% de la jornada y según lo que me permitía el propio convenio de la Función Pública». Para entonces, Navarra superaba ya los 40.000 parados y Berro entendió que aquello era un buen modo de fomentar la contratación en la Administración. «Al principio me sustituían cinco horas de siete. Posteriormente, y tras mandar alguna carta a los medios y presionar algo, ya me fueron cubriendo más horas», dice.

El expediente

Pero si las ideas y las decisiones de Berro mostraban un camino (trabajar menos, consumir menos, repartir lo que escasea), las decisiones políticas apuntaban justamente el sentido contrario. Y en 2012, el Gobierno central aumentó la jornada diaria de los funcionarios, una medida que fue seguida también por el Ejecutivo que entonces integraban UPN y PSN. «Envié una carta por registro anunciando que me negaba a cumplirlo. A mí me suponía trabajar seis días por la tarde durante tres horas entre junio y diciembre del año pasado. Primero me negué a elegir los días y, finalmente, a hacer los días que se me marcaron. El 18 de diciembre me comunicaron que se me abría un expediente por falta grave».

Un aumento horario anulado y «sin contenido»

La trayectoria sindical de Berro se remonta a la década de los 70. Años de cambios, de huelgas, de luchas políticas y sindicales y de un lenguaje hoy casi olvidado. Berro vivía entonces en Barcelona, donde el movimiento anarcosindicalista trataba de avivar las cenizas de los años 30. En 1977 se afilia a CNT y comienzan entonces tres décadas y media de trabajo sindical.

«Es descabellado, creo que tenemos que ir hacia otro modelo de sociedad», «Se han probado planes de estímulo y de recorte y vamos a peor», dice.

Unas 40 personas se han autoinculpado, señalando que incitaron a Berro a no cumplir con el horario impuesto. «Las horas que debía añadir al horario estaban en realidad vacías de contenido y, de hecho, la medida ya no está en vigor, y no he causado daño a nadie».

Berro sabe que su gesto es pequeño, pero desea enmarcarlo en un problema mayor. «Debemos buscar nuevos modos de actuación social y sindical, porque nos encontramos frente a realidades cada vez más sólidas e impenetrables. El FMI dice algo y luego lo aplican en cadena Rajoy, Barcina, Vera y finalmente mi director. Pues bueno: yo no estoy de acuerdo».

Autor: Juan Á. Monreal