Una activista es sometida a torturas por incumplir la ley «del hijo único» mientras Amnistía Internacional denuncia la presencia de centenares de niños chinos en ejecuciones públicas
Por Josu de la Varga
Una activista es sometida a torturas por incumplir la ley «del hijo único» mientras Amnistía Internacional denuncia la presencia de centenares de niños chinos en ejecuciones públicas
La ciudadana china Mao Hengfeng ha sido torturada en un campo de trabajo de reeducación en el que se halla recluida por oponerse a la política gubernamental «del hijo único», según un comunicado de la organización Human Rights In China (HRIC). La activista ha sido sometida a torturas y a un tratamiento psiquiátrico forzoso por protestar, durante 15 años, contra la política del Gobierno chino que la obligaba a abortar. «Durante su detención, Mao fue suspendida en el aire, atada de pies y manos, y recibió golpes en las extremidades y en el vientre… Además, la Policía encargó a dos criminales que vigilaran sus actividades», cita el comunicado de HRIC. Esta denuncia viene a sumarse a la realizada hace un par de días por Amnistía Internacional (AI), que ha informado de que centenares de alumnos de escuelas chinas han asistido con sus profesores a ejecuciones públicas en conmemoración del Día Nacional, un hecho que vulnera la Convención de los Derechos de la Infancia ratificada por el gigante asiático en 1992.
Hijo único
En China se sigue aplicando estrictamente la política de limitación de los nacimientos, la «del hijo único», que está en vigor desde finales de los años setenta, como método que las autoridades utilizan para resolver el problema demográfico del país más poblado del mundo, con alrededor de 1.300 millones de personas. Sin embargo, en algunas provincias como Shanghai, de donde procede Mao Hengfeng, las parejas con hijo único siguen autorizadas a tener un segundo hijo. En el campo sólo se autoriza el segundo hijo si el primero es una niña. La policía de Shanghai se ha negado a hacer cualquier tipo de declaraciones: «No respondemos a preguntas de la prensa extranjera».
La pesadilla de esta mujer se remonta a 1988, cuando quedó embarazada por segunda vez. En ese tiempo, los jefes de las unidades de trabajo controlaban la planificación familiar de sus trabajadoras y ordenaron a Mao que abortara, algo a lo que ella se negó. La reacción de las autoridades fue enviarla a un psiquiátrico en el que recibió medicación contra su voluntad. La mujer decidió a pesar de todo seguir adelante con el embarazo y fue despedida de la fábrica. A partir de ese momento, Mao inició una lucha por sus derechos que le costó años de prisión, torturas e incluso interrogatorios a sus dos hijas. Después de un tercer embarazo, denunció a sus jefes ante los tribunales de Shanghai y los jueces le aseguraron que si abortaba fallarían a su favor. Tuvo el aborto, pero los jueces incumplieron su promesa. Actualmente cumple una sentencia de 18 meses de reeducación en un campo de trabajo y sigue sufriendo vejaciones, tal como denuncia HRIC.
Ejecuciones ante niños
En la ciudad de Changsha, capital de la provincia central china de Hunan, se ha ejecutado a seis personas en presencia de escolares chinos, en edades comprendidas entre los 6 y 17 años, con motivo del Día Nacional de China que se celebra el 1 de octubre, tal como ha denunciado Amnistía Internacional. Los estudiantes han asistido a la lectura de las sentencias de los prisioneros, condenados por asesinato, secuestro y asalto, así como a su posterior ejecución.
Amnistía Internacional denuncia también que llevar a niños a presenciar un suceso de este tipo es una violación de la Convención de los Derechos de la Infancia, ratificada por China en 1992, en la que se establece que la educación «ha de dirigirse al respeto por los derechos humanos». Al mismo tiempo, AI califica las ejecuciones «de extraña manera de celebrar las fiestas» y ha informado de que el número de ejecuciones en China aumenta cada año con motivo del Día Nacional. En los últimos días han sido ejecutadas más de 100 personas.