De China, ese gigante con más de 1.300 millones de habitantes, vamos conociendo con cuentagotas sus 'infiernos'. En poco más de un mes han transcendido dos gravísimas denuncias.
La alianza internacional de sindicatos ha acusado a varias empresas chinas de utilizar niños esclavos para fabricar gorras, bolsas y papelería destinados a los Juegos Olímpicos de 2008. Los niños trabajan jornadas de 15 h. seguidas sin un solo día de descanso y ganan 0,21 céntimos por hora (la mitad del exiguo salario mínimo de allá). El informe señala que la empresas denunciadas han recibido la licencia del Comité Olímpico Internacional que, como es habitual en estos casos, se autoeximió de responsabilidad y miró para otro lado.
También se ha denunciado recientemente el secuestro de más de un millar de niños en varias provincias chinas -especialmente en Henan- para ser vendidos por 50 Euros como esclavos en las fábricas de ladrillos de Shanxi. Algunas de ellas son propiedad directa del hijo del comisario político local del PComunista. Se ha conocido a través de un reciente rescate que los niños eran alimentados con pan y agua y no eran pagados. Tenían quemaduras, llagas, y heridas por todo el cuerpo. Algunos habían permanecido aislados del mundo exterior más de 7 años y habían recibido fuertes palizas y soportado mutilaciones tras intentar escapar.
Nos tememos que esto son sólo puntas de un ignominioso iceberg de atropellos en un país donde todos quieren hacer negocios (aunque sea a base de mirar para otro lado y taparse la nariz).