Pese a ser una de las economías que más han crecido en el mundo, 950 millones de personas en China malviven con menos de 2 dólares al día, 8.000 personas son ejecutadas cada año y no existe libertad religiosa. Sin derechos laborales, con jornadas interminables y salarios de miseria, China se ha convertido en una inmensa subcontrata que genera cuantiosos beneficios al capitalismo financiero internacional
En los últimos años escuchamos a nuestros políticos y economistas hablar sobre la necesidad de dar respuesta a la deslocalización de nuestras empresas aumentando nuestra competitividad, innovándonos y adaptándonos a los nuevos tiempos, a la nueva economía. Parece como si la culpa de todo la tuviera el trabajador que no quiere aprender, formarse, reciclarse. Pero poco se habla de la realidad, de la situación en que viven millones de trabajadores chinos. Intentemos conocer más de la situación de China, una dictadura al servicio del imperialismo internacional, y que esta generando cuantiosos beneficios al capitalismo financiero.
El proceso de producción con bienes de alta tecnología esta controlado por las economías del Norte
China es un país con 1.300 millones de personas de las cuales 750 millones se encuentran en áreas rurales y 200 millones están subempleadas. Esto garantiza durante largo tiempo una mano de obra que puede ser explotada para producir a bajo coste.
El 70% de las exportaciones que se realizan en China son ropa, juguetes, zapatos, muebles y bienes de tecnología limitada (fotocopiadoras, microondas, etc.). Por el contrario los productos que necesitan una alta tecnología se realizan básicamente en las economías de alta renta como Japón, Europa y EEUU.
La combinación de tecnología, de comunicaciones e informática ha permitido el acceso a nuevas formas de producción. Las grandes empresas multinacionales subcontratan en China y explotan la marca, gestionan la actividad logística, el diseño, las ventas y el marketing. Un negocio redondo, teniendo en cuenta además que los precios de sus productos se han mantenido altos.
Un ejemplo claro lo vemos en la industria del calzado. Si en el 2002, China tenía una cuota en el mercado internacional del 6%, en el año 2005 se elevó hasta el 22%, mientras que los productores de la Unión Europea bajaron del 54 % al 29%.
China obstaculizó una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para detener las matanzas tribales en Dafur
Consecuencia del rápido crecimiento económico es que China necesita aprovisionarse de materias primas para mantener su nivel de producción. En los últimos años China ha establecido fuertes lazos comerciales con países africanos para diversificar sus fuentes de aprovisionamiento de gas y petróleo. En 1996, China National Petroleum Corporation, se hizo con el 40 por ciento de la concesión en Sudán contribuyendo a la construcción de un oleoducto y una refinería . Pasos similares se han dado en Angola en 2004 y en Nigeria y está en negociaciones con Argelia, Níger, El Chad, Gabón y Guinea Ecuatorial. En Sudán, China obstaculizó una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para detener las matanzas tribales en Dafur apoyando así al gobierno en su control por los ricos recursos del sur del país. Y es que China importa el 10% de todo su petróleo de Sudan, exporta armas, y no quiere enemistarse con el gobierno del país.
Iberoamérica también esta en el punto de mira del gigante asiático. Más de un 25% de la producción de cobre de Chile esta siendo consumida por China. Y la producciones de soja de Brasil y Argentina están creciendo por la demanda asiática.
Agricultores expulsados de sus tierras por el gobierno chino
El crecimiento en China ha producido un importante movimiento migratorio tanto dentro del país como de otros países asiáticos vecinos. En China se ha producido un lento trasvase del campo a la ciudad a medida que la industria china ha ido necesitando más trabajadores. Si en 1990, había casi 400 millones de trabajadores en la agricultura, 150 en la industria y 125 en el sector servicios, en 2004 los trabajadores en la agricultura habían disminuido hasta 350 millones, 170 trabajaban en la industria y 230 millones lo hacían en los servicios.
Algunas estimaciones calculan el número actual de inmigrantes sin permiso de residencia entre 100 y 150 millones. Los trabajadores que emigran del campo a la ciudad no tienen permiso para llevar a sus familias, y viven en condiciones deplorables, cerca de los centros de trabajo con largas jornadas de trabajo y una precariedad casi absoluta.
En marzo de 2006, el vice-ministro de agricultura reconoció en declaraciones a la prensa que más de 133.000 hectáreas de terrenos agrícolas se reconvierten cada año dejando a más de un millón de agricultores chinos sin trabajo.
Crecimiento de las desigualdades y enriquecimiento del Norte
Otra de las consecuencias del rápido crecimiento económico chino es que las desigualdades han ido creciendo. Aunque los datos no son muy fiables, un 10% de la población posee el 41% de la riqueza. 250 millones de personas viven con menos de un dólar al día y 700 millones lo hacen entre 1 y 2 dólares al día. Las diferencias de salario por habitante han pasado de ser 2,5 veces mayor en el medio urbano que en el rural en 1997 a ser 3 veces más en el año 2004.
El gobierno chino mantiene un control sobre el tipo de cambio, los salarios y los precios de venta. Las reservas de divisas fruto de las exportaciones de productos baratos no han repercutido en mejoras sociales para la población china, como mayores inversiones en educación, sanidad o seguridad social. Por el contrario, existe un acuerdo tácito entre el gobierno de China y el de Estados Unidos. Este sigue adquiriendo productos de China sin que los mismos se encarezcan y China adquiere bonos de deuda norteamericana a tipos bajos con los que EEUU financia su déficit comercial. El país exportador financia el consumo del país importador.
La política de un solo hijo impuesta por el gobierno comunista ha llevado a un envejecimiento de la población en un país donde la seguridad social, y los sistemas de previsión son poco significativos. En los próximos 20 años se prevé que el 58% de la población supere los 40 años frente al 38% actual. ¿quién se hará responsable de todas estas personas si se ha destruido a la familia con políticas abortistas y de control de la natalidad?
Cada año se ejecutan en China 8.000 personas
China se ha convertido en la gran subcontrata que el imperialismo transnacional necesita. Paradójicamente, ha sido un país comunista el que ha logrado la «proletarización» de la economía mundial. Muchos trabajadores han visto reducir sus salarios y empeorar sus condiciones laborales ante la amenaza de nuevas deslocalizaciones.
China es una dictadura que ejecuta cada año a 8.000 personas, dieciséis veces más a lo que acumulan el resto de los países del mundo con 500 ejecuciones. El macabro espectáculo de la venta de órganos de estos presos ejecutados ya ha sido denunciado por diversas organizaciones y en la página solidaridad.net. No existe libertad religiosa. Muchos católicos son encarcelados y perseguidos por profesar su fe. No existe libertad de información. Yahoo ha sido acusada de ayudar a localizar a un periodista local y tanto esta empresa, como Microsoft y Google practican la censura en la información que suministran para contentar al gobierno chino y poder seguir haciendo sus negocios.
Y es que «poderoso caballero es don dinero» y nada de esto parece importar cuando se trata de hacer negocios. Si en 1980 solo existían vuelos directos desde China con seis países, en la actualidad se puede viajar a más de 55 países del mundo fruto de la apertura de relaciones diplomáticas.
Los juegos olímpicos se van a celebrar próximamente en el 2008, y no parece que ningún gobierno este dispuesto a jugársela por denunciar las constantes violaciones de derechos humanos.