«Esa mañana tres recién nacidos ya habían muerto»
BARCELONA, Venezuela —
El día había comenzado con los riesgos habituales: la escasez de antibióticos, soluciones intravenosas y alimentos. Luego, un apagón eléctrico se extendió por la ciudad y los respiradores de la sala de maternidad dejaron de funcionar.
Durante horas los médicos mantuvieron vivos a los recién nacidos enfermos bombeando manualmente aire en sus pulmones. Al caer la noche, cuatro más habían fallecido.
“La muerte de un bebé es nuestro pan de cada día”, dijo Osleidy Camejo, una médico cirujano que trabaja en Caracas, sobre el colapso de los hospitales en Venezuela.
La crisis económica de este país ha desembocado en una emergencia de salud pública que causa la muerte de un número incalculable de venezolanos. Es solo una parte de una crisis mayor que se ha vuelto tan generalizada que el Presidente Nicolás Maduro decretó un estado de emergencia que ha aumentado los temores de que el gobierno colapse.
Las salas de los hospitales se han convertido en crisoles donde convergen las fuerzas que desangran a Venezuela. Los guantes y el jabón han desaparecido de algunos hospitales. A menudo, los medicamentos para el cáncer solo se encuentran en el mercado negro. Hay tan poca electricidad que el gobierno solo trabaja dos días a la semana para ahorrar la energía que queda.
En el Hospital de la Universidad de los Andes, en las montañas de la ciudad de Mérida, no había suficiente agua para lavar la sangre de las mesas de operaciones. Los médicos se preparaban para las cirugías y tenían que limpiarse las manos con botellas de agua mineral.
“Es algo del siglo XIX”, dijo Christian Pino, un cirujano del hospital.
Las cifras son devastadoras. La tasa de mortalidad entre los bebés de menos de un mes de edad aumentó más de cien veces en los hospitales públicos dependientes del Ministerio de Salud: superó el 2 por ciento en 2015 mientras que en 2012 se ubicaba en 0,02, según un informe gubernamental divulgado por legisladores.
En los hospitales la tasa de mortalidad entre las nuevas madres aumentó casi cinco veces en el mismo periodo, según el informe.
En la ciudad portuaria de Barcelona, dos bebés prematuros murieron recientemente mientras eran trasladados al principal hospital público porque la ambulancia no tenía tanques de oxígeno. El hospital no funciona a toda su capacidad porque las máquinas de rayos X o de diálisis renal se dañaron hace mucho tiempo. Y no hay camas suficientes, por lo que algunos pacientes yacen en el suelo en charcos de su propia sangre.
Son hospitales de campaña en un país donde no hay guerra.
“Algunos llegan sanos y salen muertos”, dijo Leandro Pérez, en la sala de emergencias del Hospital Luis Razetti, uno de los centros de salud de Barcelona.
Fuente: New York Times