Cómo se gestó el complot contra el euro

2418

La cena se celebró en una sala privada del restaurante Park Avenue, en el barrio predilecto de los millonarios de Manhattan.

En este reservado se sentaron hace un par de meses los gestores de los fondos de inversión alternativa, o `Hedge funds´, más poderosos del mundo. En el menú: pollo al limón, filet mignon y champán. El tema de conversación: cómo hundir el euro. La realidad, una vez más, supera a la ficción. Se proyecta la tormenta financiera que durante las siguientes semanas podría trastornar la economía global.


En las sillas se sientan los emisarios de los tres gestores de hedge funds más ricos y poderosos del mundo: George Soros, John Paulson y Steven Cohen.


Esta vez, el objetivo es el euro. Para abatir a la nueva presa, la moneda única europea que ha conseguido tanto éxito durante la crisis internacional en comparación con el dólar norteamericano, se necesita una estrategia sofisticada que permita jugar no sólo con la crisis de Grecia (300.000 millones de euros de deuda soberana y un déficit del 12,7 % respecto del PIB), sino también con países de mayor peso económico a los que los comensales consideran vulnerables. Portugal, sí, pero es pequeño. Irlanda está bien, pero más o menos estamos en lo mismo. España, claro, éste sí que iría bien. Total, son los PIGS, cerdos que mandar al matadero, ríen socarronamente. ¿Y por qué no probar a darle un mordisco también a Italia? Un país más sólido desde el punto de vista financiero que los otros, recuerda uno de los comensales, pero tan dividido políticamente que resultaría fácil de pelar gracias a los numerosos apoyos internos. Así que se inventa un nuevo acrónimo: PIIGS (la `I´ doble por Irlanda e Italia). Dos días después, la CNN se apropiará del nuevo acrónimo en su programa de finanzas.

Los directivos de los hedge funds se remiten a la apuesta que probaron durante la crisis de las economías asiáticas entre 1997 y 1998. Aquella vez, los depredadores financieros hicieron dos apuestas al mismo tiempo: una contra la Bolsa y otra contra el dólar de Hong Kong, que parecía resistir mejor la crisis; mientras que, en un efecto dominó, se devaluaban todas las monedas de la región. Sin embargo, muchos recuerdan muy bien que una intervención particularmente acertada del Gobierno de Hong Kong frenó su tentativa de hacer dinero abatiendo también esa moneda.


Lo a que los ojos de los simples mortales podría parecer un complot, en el lenguaje de los directivos tiene un nombre mucho más respetable: idea dinner, una especie de brainstorming de la especulación.


Todos saben que la verdadera valía del plan no radica en identificar el objetivo, sino en herirlo y hundirlo. Se determina con rapidez que, apostando por la bajada del euro, pueden hacer el negocio de sus vidas, pero lo importante es cómo construir su propia apuesta y cuándo llevarla a cabo.


Que las finanzas de alto riesgo son un lío enorme, nadie lo sabe mejor que los presentes, empezando por Andy Monnes, él que en los años 60 tuvo que declararse en quiebra tras una aventura errónea contra Levitz, un grupo fabricante de muebles, ahora ha resucitado de tal modo que puede convocar a los titanes de la Bolsa. Están en la mesa depredadores emergentes como Donald Morgan de Brigade Capital y David Einhorn, el presidente de Greenlight Capital: fue él quien, a finales de 2008, intuyó que Lehman Brothers tenía escasas posibilidades de sobrevivir, así que apostó a la bajada de sus títulos, acelerando la caída.


John Paulson, el fundador de Paulson & Co. tras haber creado un fondo con dos millones de dólares en 1994, lo incrementó hasta los 12.500 millones a principios de 2007, que se transformaron en 32.000 millones a día de hoy: no hay otro financiero en el mundo que haya sabido sacarle más partido a la reciente crisis. En la actualidad, Paulson tiene un patrimonio personal estimado en torno a los 7.000 millones de dólares.


Pero las miradas de los invitados se dirigen sobre todo al directivo que representa a George Soros, que es el que está seguramente más familiarizado con los ataques a divisas: el ataque del financiero de origen húngaro a la libra esterlina en 1992 le metió en el bolsillo mil millones de dólares y obligó a Gran Bretaña a retirarse temporalmente del Sistema Monetario Europeo. Nadie cree realmente que Soros pueda repetir la hazaña con el euro, cuya fuerza en el mercado es bastante mayor, pero en el Banco Central Europeo de Francfort preocupa, y no poco, la campaña de prensa que el viejo financiero está llevando a cabo contra el euro. A falta de una reforma política, ha escrito Soros recientemente en el Financial Times, o bien se crea un Tesoro único con capacidad de actuación en el plano fiscal junto con el BCE, o la disolución de la moneda única europea es casi segura.


Los presentes ya habían ganado cientos de millones de dólares con la crisis de Atenas comprando CDS (Credit Default Swaps, permutas de incumplimiento crediticio), que representan una garantía en caso de quiebra de Grecia. Casi todos han pasado a la fase siguiente de la campaña de destrucción de la economía europea, concentrándose en las incursiones contra el euro. Guerra abierta: los fondos especulativos contra los gobiernos de la eurozona. Cuanto más se fortifican las defensas de la UE, más descarado es el desafío de los tiburones de Wall Street y de la City londinense.


Angela Merkel está fuera de sí porque está convencida de que la filtración de noticias sobre los proyectos de Francia, Alemania y Holanda para salvar a Grecia han sido dirigidos por los centros especulativos para presionar al Gobierno alemán a inyectar más dinero.


Como en los conflictos armados, se ponen en acción por primera vez incluso los servicios secretos. Primero, el EYP griego, que desvela la maniobra conjunta de los hedge fund Brevan Howard, con sede en Londres, y de los norteamericanos Moore Capital, Fidelity International, Pimco y, sobre todo, Paulson & Co. En Madrid, el Gobierno de Rodríguez Zapatero encarga al CNI descubrir y neutralizar a los que intentan desestabilizar a España. También suenan alarmas en las oficinas de Roma del DIS, el Departamento italiano de Información para la Seguridad. Justo en el último informe presentado en el Parlamento sobre las actividades de los servicios de inteligencia italianos, que se da a conocer a finales de febrero, el prefecto Gianni De Genaro, director general del DIS, pone negro sobre blanco en la página 99: «El dispositivo de inteligencia se ha potenciado de una forma significativa en la vertiente económico-financiera, lo que se ha traducido en un volumen de producción informativa y de análisis que deja a esta vertiente en segundo puesto en importancia, sólo después del terrorismo internacional».