Cómo usan la inmigración para dividirnos

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La migración es un fenómeno poliédrico, de múltiples aristas, imposible de encasillar en una dicotomía entre lo bueno y lo malo. Una mirada simplista, del “a favor o en contra”, suele desembocar en representaciones estereotipadas de las personas migrantes: víctimas, héroes o amenazas, según el relato ideológico, lo cual invisibiliza la complejidad del fenómeno y, sobre todo, deshumaniza a las personas implicadas.

Por Mª Ángeles Jiménez. Abogada

En los espacios donde se toman decisiones políticas, desde sectores de la izquierda y de la derecha, progresistas o conservadores, pasando por actores económicos y organismos internacionales, se perpetúan mitos sobre la migración que forman parte de estrategias orientadas a tergiversar la realidad.

PUBLICADO EN LA REVISTA AUTOGESTIÓN Nº 160

No se trata solo de grupos políticos que explotan la inmigración como herramienta electoral mediante la generación de miedo. También están implicados sindicatos y lobbies empresariales que amplifican los efectos negativos o positivos de la migración en función de sus propios fines. A ello se suman discursos que culpabilizan a los migrantes de la precariedad laboral o de la mala situación de los servicios públicos (señalando a los inmigrantes como ladrones de empleos o gorrones del Estado del bienestar), desviando así la atención de los factores estructurales: el empobrecimiento, la violencia y las guerras provocadas en países migrantes, el estancamiento de los salarios, la inseguridad económica y el encarecimiento de necesidades básicas como la educación, la vivienda o la sanidad. Esto genera situaciones de enfrentamiento en los países receptores de inmigración. Enfrentamiento que en muchas ocasiones son de “pobres” nacionales contra “pobres” de otros países. Situaciones que son alimentadas por posturas políticas de nacionalismos supremacistas, populistas y xenófobas.

También los lobbies empresariales a veces juegan a idealizar a las personas migrantes, presentándolas como salvadoras de la competitividad nacional cuando necesitan mano de obra, al mismo tiempo que ciertas organizaciones humanitarias públicas y ONGs los infantilizan al negar su capacidad de pensar por ellos mismos y actuar según sus intereses al tratarlos globalmente como víctimas que deben ser rescatadas de traficantes y tratantes de personas. NO faltan los sectores vinculados al activismo climático promoviendo narrativas sobre supuestas avalanchas de refugiados climáticos con el fin de llamar más la atención sobre su causa a favor de la reducción de las emisiones contaminantes.

Vamos a detenernos en las posiciones políticas sobre la inmigración. En general, podemos afirmar que no existe una auténtica brecha izquierda-derecha sobre la inmigración más allá de la retórica propagandística. ¿Hasta qué punto los políticos y los partidos categorizados como de izquierdas y de derechas difieren realmente cuando se trata de las leyes y normas reales que adoptan sobre la inmigración?

En el caso de los partidos de izquierda, deben conciliar intereses contrapuestos: por un lado, los sindicatos, que históricamente han defendido políticas migratorias más restrictivas; por otro, los sectores defensores de los derechos humanos. En cuanto a las fuerzas de derecha, también están fragmentadas entre las presiones de los sectores empresariales, favorables a la inmigración por razones económicas, y los sectores conservadores, que promueven su limitación por motivos culturales e identitarios.
Si analizamos la situación en España, no nos podemos olvidar de la influencia y presiones del nacionalismo independentista, como la de Junts per Catalunya (que siempre fue de “derechas”, si es que hay que mantener estas etiquetas obsoletas). Ahí tenemos, por ejemplo, su firma del acuerdo con el PSOE para delegar a la Generalitat de Cataluña parte de las competencias en inmigración. Sus posiciones ante el tema de la inmigración siempre han sido muy cercanas a las de VOX con una diferencia: ellos se han prestado a mantener al Gobierno en el poder para conservar el suyo. Según dicho acuerdo, la Generalitat gestionará las expulsiones de migrantes y los permisos de residencia, así como, entre otras competencias, la gestión de los CIE (Centros de Internamiento de Extranjeros). Todo ello desde un discurso que mezcla inmigración, delincuencia e integración.

Tampoco nos podemos olvidar que por encima de las posiciones nacionales la Unión Europea es quien sigue marcando las reglas con la inmigración para sus países miembros. En este sentido, tras la retórica en los eslóganes, apenas existen diferencias apreciables entre partidos de uno y otro lado del panorama político en cuanto a prácticas respecto a la inmigración. En general, los controles de frontera y las políticas de deportaciones, además de la política de asilo y refugio, se han vuelto más restrictivas; y los paquetes de leyes y normas que regulan la entrada legal, la permanencia y la integración de los inmigrantes han experimentado una liberalización en términos generales.

El endurecimiento en la política migratoria europea con la agilización de las deportaciones se puede ver claramente en las propuestas que se están estudiando de la Comisión Europea con el reglamento de retorno. En él se contempla la posibilidad de enviar a terceros países a migrantes que hayan recibido una orden de devolución creando centros de inmigrantes fuera de la Unión Europea. Ni más ni menos que lo que ha hecho Giorgia Meloni (Italia) en Albania.

En cuanto a la liberalización normativa para la residencia, y como ejemplo de lo que venimos exponiendo, Italia- contra lo que pueda parecer- acaba de batir récord de permisos de trabajo a extranjeros pese a la retórica antiinmigrantes de G. Meloni2 Ella misma reconoce y avala la emisión en Italia de casi 500.000 nuevos visados de trabajo para migrantes extraeuropeos hasta 2028. Y lo argumenta claramente haciéndose eco de los intereses empresariales: «Debemos permitir la entrada de mano de obra indispensable para el sistema económico nacional que de otro modo no sería posible encontrar». De otra forma, no se podría cumplir con las demandas del mercado laboral italiano, especialmente la del sector agrícola, el turismo y el trabajo doméstico. La medida llega después de que, entre 2023 y 2025, el Gobierno de Meloni ya autorizara 450.000 nuevos permisos, lo que eleva el total a casi un millón.

En conjunto, nos reafirmamos en lo dicho: las diferencias ideológicas apenas influyen en la clase de políticas que adoptan los gobiernos en el poder. El factor más importante sigue siendo el de los vaivenes de la economía. Éste es el que ejerce un efecto más fuerte y significativo en las políticas sobre inmigración. El crecimiento económico y la escasez resultante de trabajadores llevan a un aumento de las presiones empresariales sobre los gobiernos para que estos permitan la entrada de más trabajadores migrantes. Pero cuando se dan las recesiones económicas y el desempleo y la precariedad están en alza, tienden a cobrar fuerza las llamadas de los sindicatos y los grupos conservadores, a detener las contrataciones y a limitar las entradas de extranjeros. En definitiva, son las dinámicas propias del capitalismo las que condicionan de manera decisiva la voluntad política de abrir o cerrar las puertas a la inmigración.

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La migración plantea desafíos que, una vez más, no se resuelven desde la dicotomía ideológica clásica entre lo que hoy se conoce como izquierda y derecha. Desde nuestra revista “Autogestión” afirmamos que es indispensable analizar las causas y consecuencias de la inmigración y, sobre todo, la necesidad de que toda política trabaje para el bien común. No se pueden enfrentar los derechos de toda persona para gestionar su vida y la de su familia, que pasa por el derecho y el deber de trabajar y obtener por ello un salario digno. Nos oponemos a todo planteamiento político que enfrente a los pobres locales con los pobres que llegan de otros lugares. Afirmamos que el medio que debe presidir toda relación entre las personas y entre los pueblos es la solidaridad.

NOTAS:

1- No vamos a analizar en este artículo los lamentables intentos de cacerías de migrantes en la localidad murciana de Torre-Pacheco de mediados de julio, aunque son un buen ejemplo de como la región de Murcia se está convirtiendo en un laboratorio de estrategias políticas de los principales partidos y de cómo las redes sociales pueden ser capaces de ser correa de transmisión de la cultura del odio y de la violencia instigada políticamente por la ultra derecha con el objetivo de capitalizar el malestar social y la inseguridad ciudadana para obtener resultados electorales, usando el dolor del pueblo para deshumanizar al inmigrante y al inmigrante trabajador precario y pobre.
2- https://www.elperiodico.com/es/internacional/20250719/italia-bate-record-permisos-trabajo-a-pesar-retorica-antiinmigrantes-meloni-119826585