Un grupo belga compra grandes cantidades de tierra destinadas a agrocombustibles o aceite de palma, obligando a los pobladores a abandonar cultivos tradicionales de subsistencia, para favorecer productos industriales que suponen un gran negocio.
Empresas extranjeras compran en África grandes cantidades de tierra –en general contra la voluntad de los pobladores.
Al sudeste de Sierra Leona, distrito de Pujehun, el gobierno ha cedido 65 km2 al grupo belga Socfin para la plantación industrial de palmas.
Hasta ahora, más del 20% de las tierras cultivables de Sierra Leona han sido arrendadas o están por ser adquiridas por grandes inversores extranjeros.
Estos monocultivos industriales obligan a que la agricultura tradicional tenga que dejar lugar a monocultivos industriales para producir aceite de palma y fabricar otros productos químicos como agrocombustibles (biocombustibles), a cambio de casi nada para las poblaciones de origen.
A las personas que viven en el campo y del campo nadie les ha preguntado si están de acuerdo y van a la ruina, obligados a ceder sus tierras por lo menos durante 50 años a esa empresa.
Las 24 comunidades afectadas por el proyecto fundaron la Asociación de Propietarios de Malen (MALOA) para defender sus derechos. Pero quien se defiende del robo de tierras resulta amenazado. En octubre fueron encarcelados cinco miembros de la Asociación acusados de haber arrancado palmas aceiteras de una plantación de Socfin.
El socio mayoritario de Socfin es el grupo francés Bolloré con 38,7 por ciento. Su propietario, el magnate francés Vicent Bolloré, es miembro de la junta directiva de Socfin.
El principal accionista de Socfin es el grupo francés Bolloré, actor clave del negocio, entre otros, de la palma aceitera, que está presente en muchos países africanos y es conocido, en Camerún por ejemplo, por sus prácticas abusivas.
Fuente: salvalaselva.org
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