Con las víctimas

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El terrorismo de ETA, ha provocado cerca de mil muertos, a los que hay que añadir miles de heridos, más de 200.000 exiliados…

Por parte de ETA no ha existido una sola palabra para reparar tanto dolor. Han sido las víctimas las que han tenido que sufrir durante años la soledad y el silencio de una sociedad que les miraba con suspicacia mientras murmuraba “algo habrán hecho”, culpabilizándolas, negándoles un funeral digno para sus muertos, o soportando actos de exaltación del terrorismo.

Las víctimas sufren, además, los envites de unos partidos y otros queriendo lavar su imagen y justificar su postura. Tras años de indiferencia, las quiso domesticar el PSOE de Zapatero para justificar la aberración política y moral de negociar con ETA cuando ésta estaba contra las cuerdas y hablar de “proceso de paz” cuando nunca ha habido dos bandos sino uno que mataba y otro que sufría. Y el PP que, aunque se maquilla como defensor de las víctimas, está siguiendo la hoja de ruta marcada por el gobierno anterior y ETA.

Y las víctimas siguen sin escuchar una petición de perdón de ETA, mientras ven como la sociedad se alegra de haber ganado en “tranquilidad” o aceptando que se pase página sobre lo ocurrido, sin ninguna conciencia de que el objetivo de años de terror fue crear el clima político que hoy se tiene.

La sentencia de Estrasburgo que deroga la doctrina Parot ha sido la puntilla a un proceso de machaque y humillación a las víctimas que viene de atrás, cuando el Constitucional legalizó Sortu y desde que los batasunos ocupan cargos electos en los parlamentos nacional y vasco, y en concejalías y alcaldías en ayuntamientos. Estos votos no serían los mismos, si durante 40 años hubiese habido libertad en el País Vasco. Arzalluz reconoció en diálogo con ETA, que unos (ETA) movéis el árbol y otros (los independentistas) recogemos las nueces.

No habrá paz sin el reconocimiento de la verdad, que pasa por la petición de perdón y la restitución moral a las víctimas de la violencia nacionalista, el abandono incondicional de las armas y una restitución política que reconozca que la vía del terrorismo es inmoral e ilegítima.

Editorial de la revista Autogestión