CONDICIONANTES del MERCADO y el CAPITAL a las REFORMAS EDUCATIVAS en ESPAÑA

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La elaboración de esta reflexión está presidida por una finalidad, la de reflexionar sobre la sociedad del futuro en clave de contribuir al análisis de la realidad.

Por Manuel Araus
Educador y Militante del Movimiento Cultural Cristiano
Responsable de la escuela Iqbal Masih
Fuente: Solidaridad.net
Publicado el 28-01-2005


1.- INTRODUCCIÓN.

La elaboración de esta reflexión está presidida por una finalidad, la de reflexionar sobre la sociedad del futuro en clave de contribuir al análisis de la realidad. En este análisis, el conocimiento y la información han pasado a ser factores cruciales en la determinación de la vida social, política, económica, cultural y religiosa. Y si esto es así, los lugares donde se lleva a cabo su producción y distribución van a ser lugares donde van a producirse las pugnas y los conflictos más agudos. La ejemplificación de esta hipótesis la constituye el conflicto sobre los derechos de propiedad intelectual que se produjeron en las negociaciones sobre la constitución de la Organización Mundial del Comercio. El debate actual sobre la propiedad de la biodiversidad mundial puede ser otro ejemplo importante de lo que decimos. Así pues, la ubicación de los principales «actores» sociales frente a los lugares desde donde se produce o se distribuye el conocimiento es un tema clave de análisis.

Somos conscientes no obstante de la necesidad de profundizar en lo que aquí decimos y en la de desarrollar todo el proceso histórico que ha llevado a que la situación del sistema educativo español sea la que es.


2.- EXIGENCIAS ECONÓMICAS DEL CAPITAL.

La Escuela, sistema educativo, se define en una parte importante en cuanto a su finalidad, y se justifica en gran medida, por proporcionar (producir) y distribuir los CONOCIMIENTOS, CAPACIDADES Y ACTITUDES necesarias para que se produzca la socialización (integración social). Esta socialización se produciría sobre la base de dichos contenidos en una triple estructura:

  1. La económica. Esto es de lo que fundamentalmente trata este apartado. La socialización que produzca el sistema educativo en este caso deberá convertir al alumno en productor/consumidor fenerista del mercado neocapitalista global.
  2. La política. Lo que exigirá la formación de un ciudadano europeo participante en la democracia formal «descentralizada»
  3. La cultural., posiblemente la que ha pasado a ser más importante puesto que el éxito en la configuración de la identidad cultural del ciudadano del sistema se convertirá en el sustrato capaz de ajustar socialmente las contradicciones que a los ciudadanos del Imperio transnacional les ocasionará el sistema económico: explotación, precarización o marginación en un porcentaje altísimo; o el sistema político: desubicación territorial, movilidad, transnacionalización o localismo).

Resulta que, como hemos comentado en la introducción, el conocimiento se ha convertido en el factor fundamental de la transformación de la esfera de la producción y, como consecuencia, de todas las demás. Este factor intangible y polivalente es el recurso más importante de la nueva civilización que se alumbra. Esto hace que la lógica del Capital está necesitada de su control, el control de su producción, y de su distribución. Ambas acciones resultan claves para mantener su hegemonía. Y hablamos de la lógica que ha impreso el capital a este factor (el conocimiento) y no hablamos de la lógica intrínseca que tendría este factor (que teóricamente es una lógica democrática precisamente porque su uso y distribución no quita nada al que lo produce, lo que no ocurre con ninguna otra materia prima). Esta lógica ha convertido «la formación» en factor determinante de integración en el sistema productivo y, por tanto, se ha revaluado el interés del sistema educativo o, en lógica del capital, el interés por que éste siga jugando, en las actuales circunstancias, a favor de sus intereses.

Ello le ha hecho fijar al Capital un doble objetivo implícito con el sistema educativo, lo que ha explicitado, no con la claridad que lo vamos a exponer pero aproximada, en varias directrices que han sido debatidas en el seno de las instituciones de la Unión Europea(1):

  1. En cuanto al CONTROL de la PRODUCCIÓN, en su doble acepción, la investigadora o de producción de conocimientos o la «formadora» o de producción del «capital humano» necesario para el sistema económico del conocimiento, nos podemos remitir sobre todo a la Universidad. Ella tiene encomendada, entre sus funciones, la investigadora. El capital exige al sistema educativo que su inversión sea altamente rentable al menor costo. No se trata de una rentabilidad exclusivamente económica pero lo cierto es que los beneficios que produzca la inversión no son tampoco lo menos importante.
  2. En cuanto al CONTROL DE LA DISTRIBUCIÓN, el problema se presenta, si cabe, más agudamente. El reciente proceso de distribución de contenidos que la Escuela operaba cuenta entre sus logros el de la extensión «universal» (vamos a dejarlo así de momento) en el tramo obligatorio y el de la llamada, en el lenguaje del capital, «masificación» de la enseñanza, es decir, el acceso mayoritario de la población joven a la Universidad (uno de cada tres de nuestros jóvenes españoles ya lo hace). El fenómeno, reciente en nuestra historia, se conoce, desde otra perspectiva ideológica, como el de la democratización de la enseñanza y no hay político socialdemócrata en España que no se cargue en su haber este éxito. Ahora bien, esta extensión-masificación del sistema, en la lógica del Capital hace del sistema educativo algo tremendamente costoso e ineficaz para incorporar al alumno que se forma en él a los nuevos mercados de trabajadores:
    • El mercado actual no absorbía ni absorbe todos los títulos que produce la universidad.
    • Los que absorbe se hacen sin atender demasiado a la jerarquía de esas titulaciones (lo que se conoce como el fenómeno de la sobrecualificación).
    • No necesita tampoco lo que produce el sistema educativo tal cual porque ni siquiera es la formación necesaria para el actual sistema productivo.
    • Y mucho menos le necesita para sobreexplotar o esclavizar a una «mano de obra» absolutamente descualificada (que ha abandonado el sistema educativo sin títulos o con títulos altamente devaluados).
    • Este acceso educativo «masificado» ha devaluado los títulos universitarios. Y esto, paradójicamente los ha convertido en más necesarios que nunca como prerrequisito formal para acceder a un empleo. Por ejemplo, para ser barrendero se requiere el Certificado de Secundaria obligatoria, aún no haciendo dicho título ninguna falta para ejercer dicha profesión.

Ello le hace plantear al capital, de cara a este control de la distribución, una doble estrategia que en gran medida acoge estructuralmente nuestra Reforma Educativa (aún disfrazada de un discurso aparentemente opuesto):

  • a) Una educación «masificada», obligatoria y universal hasta los 16 años, PARA LA MAYORÍA. Esta debe contener un mínimo de contenidos no selectivos, más bien de carácter integrador («comprensivo» más que «selectivo») y legitimador, es decir, hasta donde ya no es tolerable el conflicto social que supone el «fracaso escolar» (o, mejor dicho, el fracaso de la integración social, política y económica que supone esta población «no institucionalizada»). Esta opción, que convierte al sistema escolar en una inmensa institución «colchón social», siempre resultará más «operativa» y relativamente más barata – nos vale la infraestructura educativa que ya hay-que las políticas que se replanteen el empleo y el orden social.
  • b) Una educación elitista. PARA UNA MINORÍA. Ello se conseguiría mediante una nueva jerarquía de Centros y de Títulos, es decir, mediante el reforzamiento implícito de procesos de selección del alumnado tanto en el plano horizontal (competencia de Centros por la «clientela» de un mismo tramo educativo: primario, secundario o terciario) como vertical (competencia por atraer el vértice la pirámide de población educativa). En este sentido observamos no como una casualidad que la inversión educativa directa del capital, la más elitista, se ha trasladado en la última década en una triple dirección:
    • Del tramo de la enseñanza obligatoria al postobligatorio superior. De 4 universidades privadas en 1986 a 16 universidades privadas en la actualidad y con perspectivas de aumentar. Al tiempo que disminuyen los establecimientos privados de primaria y secundaria.
    • De todo el territorio, al urbano de mayor renta per cápita.
    • De las carreras de «humanidades» (o carreras con fuerte intención «formativa») a carreras «técnicas» (más valorizadas por el mercado).

Con este doble proceso, masificación-selección elitista, el sistema educativo estaría en condiciones de responder a la NUEVA DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO generada en la sociedad del conocimiento. Esta división nos habla, según coinciden numerosos analistas, de tres categorías de personas relacionadas con los tres tipos de personas demandados por las empresas: las personas para servicios rutinarios, las personas para servicios «personales» y las personas para servicios altamente «simbólicos» o de alto contenido informativo.

1. Servicios Rutinarios

  • Ejecución de tareas rutinarias y repetitivas.
  • Precisan poca información, educación básica.
  • Las tareas se realizan en empresas de producción a escala.
  • Los salarios se establecen en función del tiempo requerido para su ejecución.
  • Sus virtudes más valoradas son la lealtad, la confianza, y la capacidad para ser dirigidos.
2. Servicios Personales

  • Ejecución de tareas rutinarias y repetitivas.
  • Precisan poca información, educación básica.
  • Las tareas se efectúan cara a cara con el cliente trabajando sólo o en pequeños grupos.
  • Ejemplos: niñeras, empleados de hotel, mecánicos, fontaneros,…

3.- Servicios Simbólicos

  • Se realizan en empresas de alta tecnología.
  • Se refieren a tres tipos de tareas: identificación de problemas, solución de problemas, y definición de estrategias.
  • Sus ingresos dependen de la calidad, originalidad e inteligencia de sus aportaciones.
  • El ejercicio de su trabajo requiere de cuatros capacidades básicas: abstracción, pensamiento sistémico, experimentación y capacidad de trabajar en equipo.
  • Ejemplo: diseñadores, ingenieros, científicos, abogados,…


Decidir qué se enseña y quienes deben aprender será un factor fundamental para determinar cómo se distribuye el poder y la riqueza.


3.- ¿CÓMO SE LLEVARÁN A CABO ESTAS ESTRATEGIAS?

El medio o modo a través del cual se conseguirá este doble proceso va a ser también analizado en dos partes:

  1. – En primer lugar, mediante la inversión educativa/ formativa propia y directa que ya está realizando el propio capital. A cualquier observador de las tendencias sociales actuales no se le escapa la importancia creciente de esta «partida» en el programa del capital. Cualquiera de las instituciones que son paradigmáticas del Capital ( transnacionales, grandes empresas, entidades financieras, organismos internacionales) cuenta con una inversión formativa/ investigadora creciente. Hay un criterio claro que guía esta inversión: su alta rentabilidad en el corto/ medio plazo bien en forma de producción de conocimientos o información (materia prima de este nuevo modelo de acumulación), bien en producción de «capital humano» (¿quien no ha oído decir eso de que las personas son el mejor capital?). Esta inversión se distribuye por tanto en cuatro grandes sectores:
    • El propio sistema educativo formal: aumentan los centros y establecimientos aconfesionales privados, en cualquiera de los tramos del sistema educativo, aunque principalmente en el universitario.
    • El de la Universidad (tramo postobligatorio superior). Esta resulta cada vez más un contubernio con el capital en cuanto a su financiación. Ya son numerosas las fórmulas, y todas ellas aplaudidas, de colaboración (¡cómo si no existieran!) capital/estado. La fórmula se conoce con el nombre de «multifinanciación».
    • El de la investigación. Tanto la investigación social como la científico- técnica. Bien a través de condicionar la labor investigadora de la universidad (sabemos que el que paga, demanda y manda), bien a través de sus propios centros de producción y distribución del conocimiento que constituyen todo un aparato educativo «paralelo» del capital privado. Nos referimos tanto a sus propios centros de formación como a todos los departamentos o instituciones privadas de investigación I+D, de Clubes, o de los más de 3.000 Think Tanks o, literalmente, «depósitos de conocimientos» que operan ligados a los grandes capitales o emporios. El tema merecería un estudio aparte en el que no vamos a entrar.
    • El de la inversión en formación que hace cualquier empresa. Lo que hace que éste demande del sistema educativo formal no más que cualidades de «empleabilidad» suficientes como para que luego pueda ser formado «por la propia empresa que los contrate».
  2. Y en segundo lugar, el proceso se complementa mediante la presión sobre el Estado, o su intervención indirecta en el Sistema educativo, ya que éste se sitúa claramente en una esfera política y no primariamente económica. Y constituye el otro gran mecanismo de intervención del capital. Dejamos para otra reflexión cómo se produce esta presión o influencia pero si debemos caer en la cuenta de que, a juzgar por los frutos que obtenemos del sistema educativo -altamente rentables para el capital- la influencia existe.