Confesiones sobre la radio del genocidio ruandés: “La radio del odio”

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Cuando un medio de comunicación está al servicio del genocidio, de una guerra fratricida, nos hace pensar en los oscuros intereses que existen detrás. El genocidio Ruandés tuvo un medio, la RTV Libre de las Mil Colinas como principal exponente

“La canción es una celebración, los cómplices del FPR han sido exterminados, proclama. Y sigue, Dios es justo, venid a compartir conmigo la alegría”

Este eslogan, uno entre otros, sonó por todo Ruanda, a través de las ondas de la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas, y fue solo uno de los terribles mensajes que la emisora difundió durante los días de las masacres.

Los medios jugaron un papel fundamental en la gestación del genocidio. Hubo periódicos que fomentaron la división, con meses de antelación. Publicaban los llamados Diez mandamientos hutus y animaban a matar. Pero la alfabetización era escasa, y los llamamientos a exterminar las inyenzi, las cucarachas tutsis, como les llamaban, eran más eficaces cuando se lanzaban por radio. Las voces de la Radio Mil Colinas, apodada “Radio del Odio”, llegaron a todos los rincones.

“Durante el genocidio yo trabajaba en la Radio Mil Colinas. Estoy acusada de ser cómplice del genocidio y de incitar a la población. Me he declarado culpable”. La suya fue una de las voces más reconocidas de la emisora. Valerie Bemeliki fue una de las seis locutoras que trabajó en la programación especial que se inició el 6 de abril de 1994, a partir del momento en que fue abatido el avión presidencial y se desencadenó el genocidio. Su equipo pasó directamente a estar bajo control militar.

Trabajaban 24horas, transmitiendo los comunicados de las autoridades, alentando a luchar contra el enemigo tutsi, pero también añadiendo todo tipo de comentarios personales. “A los tutsis les llamábamos escarabajos o serpientes, y eran nuestros enemigos. No decíamos id a matar, sino a trabajar. Ir al trabajo era el sinónimo que usábamos a menudo para animar a la gente a asesinar”, explica Valérie en el reportaje radiofónico que encontrarás al inicio de esta noticia.

Pero, ¿por qué este llamamiento a la locura, por qué generar el odio? le pregunta la periodista. “Cuando el 6 de abril, abatieron el avión presidencial, todas las autoridades decían que los autores eran la gente del FPR, en colaboración con los ruandeses de la etnia tutsi. Nos decían que si el FPR controlaba el país, mataría a todos los hutus y que nos teníamos que defender porque si nos quedábamos de brazos cruzados nos iban a asesinar. Fue en este momento cuando empezamos a utilizar la radio para sensibilizar a la etnia hutu, para que matara a los tutsis. Nos salía de lo más profundo del corazón. Si te convencen de que alguien viene a matarte y te dan pruebas, tú no lo negarás, dirás, de acuerdo, pues me lo tengo que cargar yo antes”.

La radio anunciaba en antena nombres de personas que consideraba cómplices de la rebelión tutsi del Frente Patriótico Ruandés. Los interhamwe, los militares, o sus vecinos, tomaban nota y se encargaban de efectuar las ejecuciones.

Valerie es ahora la líder de las reclusas en la prisión central de Kigali, donde cumple su cadena perpetua. En los tribunales tradicionales que la sentenciaron, el reconocimiento del crimen y la petición de perdón pueden reducir drásticamente la pena. Pero para su caso, no funcionó.

“¿Has llegado a medir el impacto que tuvieron tus palabras?”, podemos escuchar cómo le pregunta la periodista. “Sí, sé que mi responsabilidad fue muy grande, por eso he aceptado mis pecados y he pedido perdón”, contesta Valérie. Y añade “Hay compañeras en el centro que no comprenden, me acusan de haber traicionado a los hutus. Pero yo les contesto que no servirá de nada mantener el clima de guerra y matanzas. Por el bien de nuestro país, tenemos que aprender de una vez por todas a vivir juntos.

Entre 800.000 y un millón de personas murieron en Ruanda en poco más de 3 meses. Y el genocidio más veloz del último siglo sucedió ante la mirada muda de la comunidad internacional”.

Fuente: Periodismo Humano

Redacción: Solidaridad.net