Continúa el expolio en el Cuerno de África

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Acabamos de presenciar una rápida operación de cambio de gobierno en uno de los países más empobrecidos del mundo, Somalia. Este cambio ha sido protagonizado por otro de esos mismos países, Etiopía, en realidad marioneta de EEUU. Somalia ha sido invadida y la comunidad internacional no ha pasado de hacer unas suaves declaraciones, nadie ha salido a las calles a protestar.

Acabamos de presenciar una rápida operación de cambio de gobierno en uno de los países más empobrecidos del mundo, Somalia. Este cambio ha sido protagonizado por otro de esos mismos países, Etiopía, en realidad marioneta de EEUU. Somalia ha sido invadida y la comunidad internacional no ha pasado de hacer unas suaves declaraciones, nadie ha salido a las calles a protestar. Oscuros intereses de los poderosos que ya ni tan siquiera se manchan las manos, mandan a otros que les hagan el trabajo sucio. Riqueza de los pueblos que seguirá estando en manos de unos pocos. Oscuro futuro de los africanos que ni tan siquiera merece la atención del mundo.

El amigo etíope

Etiopía es el máximo aliado de EEUU contra el terrorismo islamista en el Cuerno de África. Los norteamericanos aportaron a los etíopes 1.835.000 dólares en entrenamiento internacional y educación militar (IMTE) entre el quinquenio 95-00. Equiparon y adiestraron al ejército durante años. En el 2005 el Congreso norteamericano aprobó una partida de 80 millones de dólares para continuar con el IMTE en Etiopía. Mantienen una base en Hurso para operaciones militares secretas. La administración Bush ha descrito a este país como “máxima prioridad”. Etiopía se ha convertido en el territorio favorito en el que los intereses de las corporaciones transnacionales se logran lanzando operaciones de terrorismo clandestino contra gobiernos.

Ni a EEUU ni a Etiopía les interesa que los islamistas avancen un milímetro más de terreno. La rapidez con la que Meles Zenawi (presidente de Etiopía) envió aviones contra los rebeldes parece responder a un encargo acogido con agrado. El gobierno de Meles, acusado de fraude en las elecciones del 2005, no ha recibido el castigo prometido por EEUU y Gran Bretaña.

Junio del citado 2005 fue testigo de una gran represión gubernamental; las tropas disparan contra la multitud y la tortura se extiende por toda Etiopía tras las detenciones de los manifestantes que protestaban por las evidentes elecciones amañadas (pero sancionadas por Jimmy Carter). Los norteamericanos necesitan a los etíopes (un país de tradición cristiana aunque con la mitad de la población musulmana) para que haga en la región el trabajo que no quieren para ellos. Bastante tienen con la humillación del 93 y con Irak. Así, Meles Zenawi aparece como alumno aventajado y se asegura que la amenaza de retirar ayuda financiera (y militar) se esfumará; en paralelo, haya una salida al mar, después de perder la de Eritrea.

Petróleo, oro y gas en Ogaden

Todos saben que el delito de los etíopes es ser ricos, tener la audacia de vivir sobre petróleo, oro y gas. Entre diciembre del 2003 y  el año 2004 tuvo lugar uno de los genocidios que este nuevo siglo ha visto, el de los anuak. Sus tierras, en Gambella, estaban destinadas a que las compañías transnacionales las explotaran. Y así fue. Es la política económica del genocidio. En aquella ocasión fueron el ejército etíope junto con escuadrones de “colonos” los que acabaron con la vida de la mayoría de los anuak, bajo el más absoluto silencio internacional.

En Ogaden hay petróleo. Ogaden es un desierto etíope poblado por la etnia somalí. Este territorio fue siempre somalí hasta que en los años 60, los intereses de las viejas potencias colonizadoras decidieron que fuera etíope. Los años 70 vieron cómo se desarrollaba una guerra por su control entre los vecinos Etiopía y Somalia. En el año 2000 la empresa Sicor (Texas) firmó un contrato de 1’4 mil millones de dólares con Etiopía para explotar el petróleo y el gas en la cuenca del sudeste de Ogaden. También hubo firmas de contratos con otras compañías norteamericanas, como la Hunt Oil Company (Dallas). Recientemente el petróleo en Ogaden Basin, ha sido cedido en explotación a la sueca Lundin Petroleum, muy cerca de los yacimientos de gas de Calub e Hilala.

La situación en Somalia

Lejos queda ya la Operación Devolver la Esperanza en la que EEUU vivió uno de sus más rotundos fracasos teniendo que abandonar cabizbaja Somalia en el 95. Aquella operación, que costó 10 veces más que la ayuda humanitaria, supuso el mayor despliegue militar norteamericano en tierras africanas hasta la fecha. En aquella ocasión, EEUU luchó contra los llamados “señores de la guerra”, a los que no pudo vencer viéndose obligados, como sabemos, a huir protegiéndose entre disparos de Mogadiscio. Somalia siguió sumida en el caos, sin gobierno ni instituciones, incluso dividida en tres zonas (Somalilandia, Puntland y Somalia).

EEUU cambió de estrategia y financió a los antaño enemigos “señores de la guerra”, que mantenían ese desorden controlado somalí. Incluso apoyó a un gobierno provisional que desde el  2004 existía en Basora; gobierno formado por los antiguos responsables de desastres: guerras, dictaduras, caudillos,…. Washington justificó siempre este apoyo dentro de su guerra al terrorismo internacional: “Somalia no debería convertirse en un refugio para los terroristas de Al Qaeda”, declaraba Bush en  mayo del 2005.

Dentro de este caos, los islamistas (el 99% de los somalíes son musulmanes) se van haciendo hueco en las pocas estructuras de gobierno que aún persisten en Somalia.

A medida que la UTI va ganando terreno (incluso toman Mogadiscio), los “señores de la guerra”, armados y apoyados por Etiopía y financiados por EEUU, se van enfrentando más abiertamente a ellos.

En junio de 2006, la UTI toma el poder en Somalia. Los “señores de la guerra” que ahora se agrupan bajo la denominación de Alianza para la Restauración de la Paz y Contra el Terrorismo (ARPCT), están perdiendo. Se producen entonces dos hechos a tener en cuenta. Uno, los islamistas toman la ciudad de Beledwein, fronteriza con Etiopía, y de alto valor estratégico. Y dos, los grupos de somalíes que luchan por la adhesión de Ogaden a Somalia amenazan a las petroleras, mientras que en paralelo, los islamistas declaran que Ogaden forma parte de Somalia y que Etiopía será invadida para lograr este objetivo.

Así las cosas, la guerra da un vuelco. Etiopía entra abiertamente en acción, invade sin tapujos Somalia. Etiopía, junto con la ARPCT, avanzan rápidamente  por tierras somalíes debido a la superioridad de su material de guerra: carros de combate, helicópteros, aviones… El 29 de diciembre, las tropas etíopes entran en Mogadiscio. En pocos días un país, Etiopía, había logrado expulsar a la UTI de su vecina Somalia y había devuelto al poder a un gobierno provisional cuyo presidente ni tan siquiera quiso quedarse: “Volveré a Mogadiscio una vez que esté todo en su sitio”, dijo volviéndose a Basora.

Entre tanto, y sólo en diciembre,  el Consejo de Seguridad de la ONU, se limitó a hacer una declaración de la presidencia, no vinculante, pidiendo la retirada inmediata de Etiopía. Una resolución sería imposible: se requiere la aprobación de EEUU. Lo que sí hizo fue levantar parcialmente el embargo de armas al ARPCT somalí.

Desde enero, EEUU actúa ya abiertamente. Grupos de operaciones especiales desplegados en Mogadiscio, en combate abierto con los restos de la UTI. “Mi Dios, ayúdame. Esta gente está jugando a lanzarse granadas y nosotros estamos en el medio”, clamaba una señora de 80 años tratando de huir de estos de la capital.

Y bombardeos que el propio presidente somalí, justifica: “EEUU tiene derecho a bombardear a los terroristas”, aunque esos supuestos terroristas sean las decenas de civiles muertos en las aldeas arrasadas por la aviación norteamericana en el sur de Somalia.

Todo vale cuando se trata de salvar los intereses de los grandes, o cuando se trata de contrarrestar la creciente influencia china en el cuerno de África.

Las víctimas

Basta observar las fotos para descubrir, de nuevo, que las víctimas siguen siendo los más débiles: son niños los soldados de esta guerra. Son niños los que siguen siendo reclutados para participar en los combates; y son reclutados en campos de refugiados de, al menos, tres regiones somalíes, a veces por la fuerza y por parte de ambos bandos. Niñas soldado que son violadas una media de siete veces al día. Se han producido 60.000 nuevos refugiados que se unen a los 450.000 que ya había. Nuevos refugiados atrapados y abandonados en la frontera con Kenia, en una zona árida que los kenianos denominan “tierra de nadie”.

En enero de 2006 la ONU solicitó 174 millones de dólares para financiar un programa de ayuda humanitaria en Somalia,  porque un millón de personas estaban al borde de la muerte por hambre. Tras varios llamamientos no consiguió ni la mitad. Ni tan siquiera las sobras….

Llegará el día en el que África en pleno se levante y clame justicia.

María E. De Oyack