Carta del Obispo de Santander Vicente Jiménez Zamora. Vivir la caridad política luchando contra la esclavitud infantil
El 16 de abril de 1995 moría asesinado Iqbal Masih, un niño esclavo pakistaní bautizado católico en un país de mayoría musulmana. Su vida fue un testimonio de lucha por la liberación de otros niños esclavos, y por ese motivo lo mataron. Ese testimonio es desde entonces referente para miles de católicos y personas de buena voluntad en su lucha contra la esclavitud infantil. El Movimiento Cultural Cristiano, acogiendo la llamada de la Iglesia a los laicos a vivir la caridad política, lanzó la campaña internacional contra las causas de la esclavitud infantil, proponiendo a toda la opinión pública que el 16 de abril sea considerado Día Mundial contra la esclavitud infantil.
Es necesario denunciar la esclavitud de la infancia. Son más de 400 millones de niños que en muy diversas formas son esclavizados hoy. En España se calcula que son entre 250.000 y 800.000 los menores obligados a trabajar.
En esta carta pastoral quiero ofrecer algunas reflexiones sobre este tema, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. Jesús en los evangelios trató con cariño a los niños, poniéndolos como ejemplo de sencillez e inocencia. Los Padres de la Iglesia manifiestan la importancia de la protección de los niños así como la lucha contra la esclavitud. San Agustín dedicó admirables páginas a la infancia en el libro de las Confesiones y cuestionó la existencia de la esclavitud, ya que Dios no ha creado al hombre para ser dueño de sus semejantes (La Ciudad de Dios 19, 15).
Juan Pablo II no se cansó de advertir que el trabajo debe ser rescatado de la lógica del beneficio, de la falta de solidaridad, del frenesí de ganar cada vez más, del deseo de acumular y consumir. Pidió en múltiples ocasiones acabar con el abuso que constituye el trabajo infantil, pues impide la educación primaria de millones de niños en el mundo.
El Papa Benedicto XVI está alzando la voz para defender a la infancia. En un discurso a los Obispos de Sri Lanka fijándose en los más jóvenes decía: «la comunidad cristiana tiene la obligación particular de cuidar de los niños. El reino de los cielos pertenece a estos miembros más vulnerables de la sociedad, pero, muy a menudo, se les olvida simplemente o se los explota sin escrúpulos, como soldados, trabajadores o víctimas inocentes del tráfico de seres humanos. No hay que escatimar ningún esfuerzo para instar a las autoridades civiles y a la comunidad internacional a combatir estos abusos y brindar a los niños la protección legal que merecen justamente».
Ojalá que estos textos de la Doctrina Social de la Iglesia interpelen nuestras conciencias y nos muevan a obrar en contra de la esclavitud infantil y en defensa de la infancia.