CORRUPCION en EEUU

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Las inversiones de sus Señorías mejoran en un 12% la media del mercado, según un estudio sobre las declaraciones patrimoniales de los legisladores estadounidenses entre 1993 y 1998. Conocer las acciones del Gobierno antes de que salgan a la luz resulta muy rentable. La endogamia es tal que estadísticamente un senador tiene menos probabilidades de perder su escaño en unas elecciones que de morirse en el cargo o abandonarlo para irse al sector privado.


Por Pablo Pardo
Revista Autogestión, nº 55, noviembre de 2004

Las inversiones de sus Señorías mejoran en un 12% la media del mercado, según un estudio sobre las declaraciones patrimoniales de los legisladores estadounidenses entre 1993 y 1998. Conocer las acciones del Gobierno antes de que salgan a la luz resulta muy rentable.

Si está pensando en invertir en la Bolsa de Estados Unidos, olvide lo que le digan su asesor financiero, su banco y hasta el periódico.Compre las mismas acciones que los que saben: los senadores de EEUU. Las inversiones de sus señorías mejoran la media del mercado en un espectacular 12%. No es ningún chiste ni ninguna teoría conspiratoria, sino un estudio sobre las declaraciones patrimoniales de los legisladores estadounidenses entre 1993 y 1998. El informe será publicado en diciembre por la revista Journal of Financial and Quantitative Analysis, y su título es claro: Rendimientos anormales de las inversiones en acciones comunes por el Senado de Estados Unidos.

En el resumen del estudio, el responsable de la investigación, Alan Ziobrowski, de la Universidad de Georgia, deja pocas dudas acerca de por qué los senadores de EEUU son unos genios de la Bolsa: «Dado que son participantes destacados en el proceso de toma de decisiones del Gobierno, es probable que tengan conocimiento de acciones futuras de éste antes de que la información se haga pública». En otras palabras: los senadores saben cuándo comprar y cuándo vender.

El estudio revela, efectivamente, que un inversor que compre al mismo tiempo que los senadores, adquirirá títulos un 0,85% más baratos que la media de los compradores de ese valor. De haber tenido el asesoramiento de los senadores, Martha Stewart no habría cometido la catarata de errores que pueden llevarle a pasar entre 10 y 16 meses en la cárcel por su venta de las acciones de la empresa de biotecnología ImClone.

Martha Stewart era lo que técnicamente se denomina un insider trader, aunque no ha sido acusada de insider trading, que en España se denomina

La endogamia es tal que estadísticamente un senador tiene menos probabilidades de perder su escaño en unas elecciones que de morirse en el cargo o abandonarlo para irse al sector privado.
información privilegiada. Los insider traders son normalmente directivos de empresas, y reciben ese nombre porque se supone que, al estar dentro del mercado, saben lo que va a pasar. Pero si supieran de verdad por dónde va a ir la Bolsa, serían senadores, porque los insider traders apenas mejoran la media del mercado en un 5%. En cuanto a los inversores minoritarios, su resultado es patético; suelen quedar entre uno y dos puntos por debajo del promedio del mercado.

Evidentemente, ése no es el caso de los senadores. Y menos, de los senadores novatos. Ésos sí que parecen haber nacido para la Bolsa. Según un anticipo del estudio al que ha tenido acceso Financial Times, la rentabilidad de las inversiones de los parlamentarios que están por primera vez en la Cámara supera a la media del mercado en un 20%. Ziobrowski explica esa diferencia de una forma muy poco tranquilizadora, al menos si de lo que se trata es de garantizar la ausencia de corrupción en el sistema democrático: «Podría decirse que ha pasado menos tiempo desde que los senadores nuevos dejaron el sector privado, así que mantienen mejores conexiones».

¿Corrupción masiva?

La conclusión para el inversor es que espere a comprar títulos en Wall Street hasta después del 2 de noviembre, fecha en la que, además del presidente, se elige a parte del Senado. Claro que también hay que tener en cuenta que en el Senado de EEUU hay, por definición, muy
pocos senadores nuevos. De hecho, la endogamia de esa cámara es tal que estadísticamente un senador tiene menos probabilidades de perder su escaño en unas elecciones que de morirse en el cargo o abandonarlo para irse al sector privado.
La diferencia entre novatos y veteranos es la única que existe.Porque los legisladores tienen, por lo demás, una admirable homogeneidad en sus plusvalías. Da igual que sean demócratas o republicanos, que inviertan sistemáticamente o lo hagan de vez en cuando, que manejen cifras multimillonarias o más bien modestas, o que gestionen directamente su patrimonio o encarguen esa tarea a personas de su confianza. Esa eficacia inversora puede tener dos explicaciones.Una, que el Senado de EEUU es el único lugar del mundo donde se da la teoría de la eficiencia de los mercados: «todos los inversores tienen la misma información -aunque aquí los novatos tienen algo más, por las razones ya expuestas- y adoptan sus decisiones de forma racional». La otra, que son unos corruptos.Ziobrowski opta por la segunda opción: «Los resultados sugieren que los senadores sabían cuándo comprar valores y cuándo venderlos», ha dicho a Financial Times.
Las investigaciones dejan pocas dudas acerca de que estamos hablando de un caso de corrupción masiva. Normalmente, los valores que compran los senadores apenas se han movido en los meses anteriores.Pero, después de que sus señorías los adquieran su valor se dispara un 28,6% en promedio durante los doce meses siguientes.
El estudio comenzó cuando Ziobrowski leyó en un periódico que el 75% de los senadores y representantes estadounidenses invierten en títulos de empresas de sectores acerca de los cuales legislan habitualmente. En realidad, ésa no es toda la historia. A su vez, las empresas donan dinero a los senadores que están en comités que supervisan el sector en el que operan. Un buen ejemplo es John Kerry, senador por Massachussets y candidato demócrata a las presidenciales. Como señala el estudio «La compra de un presidente», del think-tank del Centro para una Política Responsable, de Washington, «desde 1995 (Kerry) ha obtenido más de 30 millones de dólares para sus campañas, y la mayor parte ha procedido de empresas financieras y de telecomunicaciones -a las que regulan los comités del Senado de los que él forma parte- y de bufetes de abogados que representan a esas compañías»