Países como China, apenas cuentan con derechos laborales reconocidos y son habituales los atropellos a los derechos humanos.
El pasado mes de noviembre más de 30 empresas españolas del sector agroalimentario, lideradas por la empresa pública SODERCAN (Sociedad para el Desarrollo de Cantabria), con el apoyo del Plan China y del Gobierno de China, presentaron sus productos en Fuzhou, capital de Fujian. La misión comercial española estaba acompañada por altos representantes institucionales del gobierno español y cántabro.
El gobierno de Cantabria lleva tiempo promocionando a empresas de la región para la apertura comercial en China, México, Brasil, Marruecos, etc.…Para ello, la empresa SODERCAN habilita las «ayudas FIDEX«, para facilitar dichas misiones a pequeñas y medianas empresas. Lo que no sabemos muy bien es el grado de conciencia de las empresas que se prestan a estos menesteres, con respecto a las oportunidades de «negocio barato». Éstas descansan la mayoría de las veces en la explotación laboral que constituye la trastienda de los «bajos costes de producción».
Países como China, apenas cuentan con derechos laborales reconocidos y son habituales los atropellos a los derechos humanos. Recientemente salían a la luz los suicidios en empresas tecnológicas como Foxconn o Hon Hai (fabricante de IPhone y Ipad para multinacionales como Apple, y de productos para Dell o Hewlett-Pakard), que motivaron diversas investigaciones e informes, tras los cuales todavía no se han tomado medidas por parte del Estado. Mientras tanto, hay fábricas de 300.000 empleados con condiciones de trabajo militaristas, jornadas interminables, condiciones de trabajo insalubres y salarios de miseria. La propia multinacional Apple encargó el informe Cupertino's Supplier Responsibility 2010 Progress Report, cuyas conclusiones son bastante significativas: 54% de trabajadores con más 60 horas semanales de jornada, 25% de trabajadores cobrando por debajo del salario mínimo y tres fábricas esclavizando a niños. Contando las horas extras, un empleado de fábrica en China trabajando más de 60 horas semanales gana entre 120 y 220 euros al mes.
Pero nuestro Gobierno hipócrita seguirá mirando para otro lado, subvencionando, con una mano, misiones comerciales de este tipo y, con la otra, subvencionando a ONGs. En febrero, la vicepresidenta del gobierno, Dolores Gorostiaga, asignaba 8 millones de euros a 65 proyectos de ONGs. En la reunión que mantuvo con las ONGs declaraba que dichas acciones eran el «reconocimiento al trabajo de todos y una ocasión para reforzar nuestro compromiso y nuestras ganas de seguir presentando, aportando y apoyando soluciones a los problemas que afectan a la vida de millones de personas».
¿Se puede decir eso cuando se está colaborando directamente con el mecanismo empobrecedor de millones de personas en el mundo? ¿Se puede decir eso cuando se está fomentando el desempleo en nuestros países desarrollados –al favorecer la deslocalización— y la esclavitud y explotación laboral en países como China? Una vez más la falsa izquierda hipócrita nos demuestra que si.