Cuando Planned Parenthood admitió que el aborto ‘acaba con la vida de un bebé’

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Cuando una mujer embarazada llega a cualquier centro de Planned Parenthood para someterse a un aborto, le impiden ver la pantalla donde se muestra la ecografía. Además, los empleados del centro tienen prohibido dirigirse a ella como la madre y evitan por encima de todo llamar al niño “bebé”

Todas estas normas, establecidas a conciencia y cumplidas sin excepción, no tienen otro objetivo que ocultar la realidad, que el aborto acaba con la vida de un bebé inocente.

Por ello, los defensores del aborto han enarbolado durante décadas el argumento de que el no nacido es simplemente un conjunto de células, en contraposición a aquellos que defienden que la vida comienza en el momento de la concepción.

La multinacional del aborto en Estados Unidos, Planned Parenthood, se ha negado a admitir que el aborto acaba con una vida humana, una realidad que han ocultado con la defensa del aparente “derecho” de las mujeres a decidir.

Sin embargo, no siempre ha sido así. Basta con echar un vistazo a los folletos repartidos por la Federación Americana Planned Parenthood en el año 1952. Tal y como recoge la web estadounidense Live action News, la entidad, antes de convertirse en el gigante abortista que es ahora, señalaba que “el aborto acaba con la vida de un niño después de que su vida haya comenzado”.

En los años 50, antes de que el aborto fuera legal, la llamada Planned Parenthood Federation of America promovía el control de la natalidad. En los panfletos, aseguraban que el aborto “es peligroso para tu vida y salud” y una práctica que puede “esterilizar a la mujer”.

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