Acudieron grandes magnates. Jesús de Polanco, el presidente del grupo mediático español Prisa. Ana Patricia Botín, presidenta Banesto y heredera del banquero Emilio Botín, principal accionista del Banco Santander Central Hispano. Manuel Pizarro, presidente del Grupo Endesa. Francisco Pinto Balsemao, fundador del Grupo Impresa, el más grande de medios en Portugal. Guillermo de la Dehesa, directivo y asesor de empresas como Aviva, Unión Fenosa y Goldman Sachs Europa. Carlos Slim Elú, el hombre más rico de América Latina, dueño de Telmex y América Móvil… Slim habló sobre la necesidad de restringir el ámbito del Estado a su tarea de regular, y de aprovechar el amplio espacio de inversión privada para crecer. Además llegó Gustavo Cisneros, dueño del emporio venezolano de medios de comunicación de su mismo nombre, que con una fortuna de 4.600 millones de dólares, es el segundo de la lista de magnates de la región y uno de los latinos más influyentes en Estados Unidos…
Fuente: Semana.com
1 de noviembre de 2004
Billonarios iberoamericanos se reunieron en Cartagena con glorias de la literatura y pesos pesados de la política. ¿Cómo trascurrió este foro sin antecedentes en Colombia?
Cuando el ex presidente Belisario Betancur inició su breve discurso de bienvenida, poético y con cierta dosis de humor, ya estaban todos sentados juiciosos, tres por cada mesa, con libretas blancas y esfero común, listos para tomar atenta nota, y ordenados en estricto orden alfabético de adelante para atrás, para no darle a uno mayor importancia que a otro. Es que en este V Foro Iberoamérica que se reunió en Cartagena entre el jueves y sábado pasados no se sabía quién era más personaje: intelectuales de hondo calado, ex presidentes, ex cancilleres, políticos de renombre internacional, escritores universales y magnates de la empresa privada que juntos suman fortunas que equivalen a unos 25.000 millones de dólares, una cuarta parte del PIB colombiano.
Semejante «tertulia de pesos pesados», como dijo uno de los asistentes, nunca había sido vista en Colombia. A pesar de los pergaminos y los millones, el encuentro tuvo un sabor informal, de señores vestidos de guayabera clásica y desayunos de mesas largas a donde se fue sentando quien fue llegando, sin mayor protocolo. Y lo más notable, tratándose de personalidades acostumbradas a que se haga su voluntad, a ser el centro de cada reunión, fue un seminario como cualquier otro donde todos siguieron los horarios exactos y pidieron en orden la palabra.
Ni este foro, ni los anteriores cuatro han tenido un objeto en particular, fuera del de estimular un peculiar diálogo de poderosos. La idea original, promovida por el mandatario español Felipe González y el empresario argentino Ricardo Esteves, era lograr que compartieran visiones quienes raramente lo hacen: políticos, pensadores y hombres de empresa. En el fondo hay el ánimo de integrar el viejo y el nuevo mundo y pensar su situación en conjunto frente a fenómenos como la globalización, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la crisis energética, los modelos económicos o su relación con las potencias como Estados Unidos. Pero no hay conclusiones, ni agenda de acción, ni pasos a seguir.
«La idea es botar corriente sobre las perspectivas de la región, enriquecerse con los aportes de los otros, y que cada cual se lleve para su país lo que le haya servido», dijo otro asistente. Es difícil pensar, sin embargo, cómo se pueden enriquecer más estos cacaos iberoamericanos. Allí, en el fondo del salón porque su apellido empieza con «S», estaba Carlos Slim Elú, de 64 años, el hombre más rico de América Latina y el número 17 del mundo, dueño de Telmex y América Móvil, con una fortuna que la revista Forbes ha calculado en casi 14.000 millones de dólares. Slim habló corto y al grano, como lo hicieron los demás expositores, sobre la necesidad de restringir el ámbito del Estado a su tarea de regular, y de aprovechar el amplio espacio de inversión privada para crecer. También tuvo tiempo para divertirse con Gabriel García Márquez, Jesús de Polanco, el presidente del grupo mediático español Prisa, y de bailar al son del vallenato con la ex canciller colombiana María Emma Mejía en el restaurante La Vitrola, en el centro histórico de La Heroica.
Otro mexicano presente en el encuentro fue el influyente Alejandro Junco, presidente del Grupo Reforma, una de las principales organizaciones editoriales de su país, dueña de seis periódicos, entre otras publicaciones. También participaron Paolo Rocca, de 50 años, presidente del grupo Techint-Siderca, el industrial más grande de Argentina, que tiene unos 2.500 proyectos en 45 países y factura alrededor de 7.500 millones de dólares al año. A su familia se le calcula una fortuna de 1.600 millones de dólares. Héctor Magnetto, de 53 años, director del Grupo Clarín, que tiene a su cargo el destino de 14 periódicos, tres canales de televisión y 28 emisoras en Argentina.
Además llegó Gustavo Cisneros, de 58 años, dueño del emporio venezolano de medios de comunicación de su mismo nombre, que agrupa empresas como Univisión y Direct TV en América Latina. Con una fortuna de 4.600 millones de dólares, es el segundo de la lista de magnates de la región y uno de los latinos más influyentes en Estados Unidos. Su mano derecha Carlos Barbasano ha sido el ejecutivo de estos foros desde su nacimiento. Cisneros aprovechó la calidad de la audiencia para lanzar su libro. De Brasil participaron Joao Roberto Marihno, de 51 años, una de las cabezas del Grupo Globo, el gigante de las comunicaciones brasileñas, y heredero de una fortuna estimada en 1.500 millones de dólares; y Roberto Texeira, directivo del Banco Itaú, la segunda entidad financiera privada más grande de ese país con activos de 37.000 millones de dólares.
Del otro lado del océano vino Ana Patricia Botín, de 44 años, presidenta Banesto y heredera del banquero Emilio Botín, principal accionista del Banco Santander Central Hispano, pilar del grupo financiero más grande de España y segundo mayor de Europa. Manuel Pizarro, de 56 años, presidente del Grupo Endesa, multinacional española de la energía eléctrica que el año pasado tuvo ingresos por 20.000 millones de dólares. Así mismo estaban otros empresarios igualmente importantes pero menos conocidos como Francisco Pinto Balsemao, fundador del Grupo Impresa, el más grande de medios en Portugal, con ventas superiores a 400 millones de dólares. Y estaba Guillermo de la Dehesa, de 63 años, directivo y asesor de empresas de la talla de Aviva, la quinta aseguradora más grande del mundo, Unión Fenosa y Goldman Sachs Europa.
Fue interesante que varios de estos empresarios expresaron optimismo con respecto a Colombia, comentaron de su energía creadora en medio de las dificultades y escucharon, sin impacientarse, algunos tomando nota en sus libreticas blancas, la hora del discurso del presidente Álvaro Uribe, quien, al inicio de la reunión el jueves rindió un verdadero estado de la Nación, de sus logros y desafíos.
También asistieron los empresarios colombianos Luis Carlos Sarmiento, de 71 años, el banquero más grande del país, cuyo patrimonio ronda los 1.400 millones de dólares. Ocupó el puesto 406 en la lista Forbes de los hombres más ricos del planeta. Y Carlos Julio Ardila, unos de los ejecutivos y herederos del grupo familiar dueño, entre otras empresas, de una de las más grandes cadenas de radio y televisión del país.
Muchos de ellos, que por cierto tuvieron dificultades en hacerles campo a sus jets privados en el pequeño aeropuerto de Cartagena, coincidieron en una preocupación inminente. Es de esperar que, como ha sucedido ya, el alza vertiginosa del precio del petróleo produzca una recesión mundial en el corto plazo. El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, llamó a los iberoamericanos a integrar esfuerzos para convertirse en una reserva energética alternativa.
Otro de los temas que dejó una preocupación en el ambiente fue el atraso en materia de educación de la región, donde sólo pocas universidades clasifican entre las mejores del mundo, y donde sólo se invierte un 1 por ciento del PIB en ciencia y tecnología.
La sorpresa del foro fue la llegada de García Márquez, que no figuraba ni siquiera en las listas de invitados, que fueron guardadas hasta último minuto con gran sigilo. Cuando Carlos Fuentes, el prolífico ensayista y novelista mexicano, autor de las famosas novelas La muerte de Artemio Cruz y Aura (1962), instaló el foro, lo saludó y al pararse para retornar el saludo, Gabo fue ovacionado por el público. Los asistentes lo vieron emocionado y feliz de volver a su tierra después de cinco años de ausencia.
Otros reputados escritores de la región que participaron en la reunión fueron la brasileña Nélida Piñón, autora de varias novelas, entre éstas La república de las cosas (1984), y la primera mujer en el mundo en presidir una academia de letras; el nicaragüense Sergio Ramírez, quien además de haber publicado novelas famosas como Margarita está linda la mar, fue vicepresidente de su país en 1984, y el novelista y periodista argentino Tomás Eloy Martínez.
Y la lista de personajes sigue hasta completar cerca de 100, de lo más granado del Iberoamérica: el analista peruano Hernando de Soto, el polémico ex ministro de Hacienda de Argentina Domingo Cavallo, el ex primer ministro de Portugal Antonio Gutierres y los ex cancilleres de México Bernardo Sepúlveda y Jorge Castañeda. Entre los colombianos estuvo el ex secretario general de la OEA y ex presidente colombiano César Gaviria, el vicepresidente Francisco Santos, los ex ministros Juan Manuel Santos, Andrés González, María Teresa Forero de Saade y Marta Lucía Ramírez, y uno de los organizadores de la cumbre, el científico Manuel Elkin Patarroyo.
Otra sorpresa del foro es que hubo consenso en señalar cuál debe ser el camino de un nuevo modelo de desarrollo que supere las carencias del neoliberalismo. Este se debe caracterizar, dijeron, por darle igual importancia al crecimiento económico, al fortalecimiento de las instituciones públicas y a la equidad. No se sabe bien si eso, viniendo de semejantes poderosos, resulta irónico o esperanzador.