Los días 8 y 9 de diciembre, en Lisboa, se celebró la Cumbre Euro-Africana, 'la cumbre más importante que la Unión Europea ha celebrado en su historia', según dijo Zapatero.Una Cumbre cuyo objetivo era enterrar los vestigios colonialistas y establecer una nueva relación de igual a igual.
EL NEGOCIO MANDA
El negocio es el negocio. Y muestra de ello son los 5.000 millones de euros en contratos que se trajo Sarkozy de su visita a Argelia en los días previos a la Cumbre. Las multinacionales francesas Total, Gaz de France y Alstom se han hecho con el gas y el petróleo argelinos. Esos fueron los auténticos preparativos para la reunión.
LA FARSA DE MUGABE
Reino Unido consiguió boicotear a su manera la Cumbre, justificando su ausencia de la misma por la presencia del dictador Mugabe. La jornada inaugural del 8 de diciembre fue un éxito para la diplomacia británica al lograr que toda la atención se centrase en el conflicto con su excolonia. Pasaron a segundo término Somalia o Sudán. Salih Osman, premio Sajarov 2007, se mostró indignado por la ausencia del genocidio sudanés de la agenda de la Cumbre. Aunque por otras razones bien distintas, el propio Sarkozy se mostró irritado por el protagonismo del dictador: «Mugabe no es el mayor problema que tiene África». Olvidó Gordon Browm, y olvidaron todos, mencionar que también estaban allí otros dictadores como Obiang, Wade, Biya o Gaddafi por citar tan sólo a algunos. Olvidó también en un alarde de purismo, el dirigente británico, al igual que los demás, que el que su aliado sea un dictador no ha sido nunca un obstáculo, y ahí tenemos sus vínculos, pongamos por ejemplo, con Kagame.
LA FARSA EUROPEA
La hipocresía europea se pone de relieve cuando es capaz de criticar al dictador Mugabe, incluso llamándolo al orden democrático, y a la vez recibe unos días después a otros dictadores con alfombras. Pongamos a Gaddafi sobre el tapete, o mejor, sobre la alfombra roja. El hasta anteayer denostado y criticado líder libio, calificado de terrorista y tirano, fue recibido con todos los honores en Francia y en España. Los 50.000 millones de euros en negocios le precedían. Los contratos que la española Sacyr Vallehermoso firmó en la propia Libia necesitaban una rúbrica con el socialista Zapatero.
LA FARSA AFRICANA
Y la hipocresía africana también se puso de relieve. Líderes que venden a sus hijos por un plato de lentejas se autoproclaman defensores de África y de los africanos frente al neocolonialismo europeo. Ahí tenemos al presidente senegalés Wade, el gobernante subsahariano que más coopera con España por el control de los flujos ilegales, por lo que el gobierno español, en agradecimiento, le aumentó, hace un año, la ayuda al desarrollo de 5 a 15 millones de euros, esa ayuda que supone más negocio para los que la dan y más empobrecimiento para los que la reciben. Wade, que se deshizo en elogios a la política de Zapatero, llegó a afirmar que el acuerdo sobre inmigración cerrado con España en diciembre de 2006, es un modelo para toda África. Y en la Cumbre, Wade cogió la bandera anticolonialista, haciendo pomposas declaraciones contra los ACE (Acuerdos de Cooperación Económica), enarbolando la defensa de los africanos y de sus economías, el mismo Wade que ha firmado acuerdos facilitando la expulsión de africanos de Europa, el mismo Wade que abre sus territorios al control del Frontex, el mismo Wade, que ha torpedeado muchas acciones colectivas africanas, el mismo Wade ….
LA FARSA DE ZAPATERO
Mintió Zapatero cuando afirmó que «no se puede dejar pasar ni un día más mirando para otro lado», ¡ojalá estuviésemos mirando hacia otro lado! Europa, España ha mirado de frente a África desde siempre, para saquearla, y la ha saqueado y eso sigue haciendo. En todo caso, si miramos para otro lado es para comprobar si hay alguien que nos viene pisando los talones y quiere también su parte de la tarta. No nos engañemos, España quiere hacer negocios, y por eso, dentro del marco para luchar contra la inmigración ilegal, Zapatero anunció un ambicioso plan de infraestructuras para el África occidental subsahariana (Senegal, Malí, Guinea Conakry y Guinea Bissau) para mejorar las comunicaciones por ferrocarril y carretera; estas obras se harán con intervención del Ministerio de Fomento y también de la iniciativa privada. Eso en cuanto a la inmigración ilegal, porque para Zapatero «la inmigración legal es un camino de esperanza y de oportunidades de doble dirección». Que se lo digan al que se la juega en el cayuco, a la madre que llora desconsolada mirando al mar que se ha tragado a sus hijos, al niño que murió congelado en el tren de aterrizaje de un avión, al inmigrante explotado en nuestros campos, bares, construcciones o al que duerme en una cama alquilada por horas.
ÁFRICA QUISO DECIR NO
África quiso plantar cara a Europa, diciendo NO a los Acuerdos de Cooperación Económica (ACE), un NO liderado por los presidentes surafricano y senegalés, un NO que fue roto negociando como sólo la vieja Europa sabe hacer, uno a uno, país a país, dividiendo. Ya son casi la mitad los países que han firmado los Acuerdos aunque hayan dicho públicamente lo que son: una vuelta de tuerca más para el empobrecimiento africano. Hay mucho en juego: 200.000 millones de euros anuales, había que sacar todas las armas.
La Unión Europea ha hecho creer que se trataba de romper con los viejos lazos coloniales a través de un comercio de igual a igual; que los anteriores, y ventajosos para África, Acuerdos de Cotonou (pero que la han empobrecido aún más: treinta años más tarde de su entrada en vigor las economías africanas dotadas de tantas preferencias se han ido hundiendo cada vez más rápida y más profundamente) vencían el 31 de diciembre, y que si no se firmaban unos nuevos, África saldría perdiendo. Los ACE, en realidad, suponen la progresiva liberalización de los mercados africanos y la eliminación de aranceles a los productos europeos (salvo para el arroz y el azúcar). Esto tendrá consecuencias catastróficas para las economías africanas. Por un lado, desaparecerán los ingresos aduaneros: RDCongo o Camerún dejarían de ingresar cada año por aranceles el equivalente a su gasto anual en sanidad. Y por otro, los productos europeos SUBVENCIONADOS inundarán los mercados africanos; y no se trata de un comercio de igual a igual, nuestros productos están subvencionados desde hace décadas y los suyos no, nuestra productividad estructural es más elevada, y los medios y técnicas son desproporcionadamente desiguales. Llevaba razón Jean Ziegler al afirmar que «El hambre en África es fabricada principalmente por Europa, gracias a las subvenciones agrícolas».
Después de los Planes de Ajuste Estructural, de las privatizaciones, de las devaluaciones, de la eterna deuda, este Acuerdo vendría a dar el golpe de gracia a la resistencia de los pueblos frente al continuo proceso de expolio y saqueo. Así lo han denunciado muchos, entre ellos el economista y premio Nobel Joseph Stiglitz.
Pero la Unión Europea seguirá negociando más allá del primero de enero.
CONCLUSIÓN
África quiso decir no, pero no la dejaron. El negocio es el que manda. Hay que velar por los intereses. La Unión Europea, liderada por Francia, es el principal socio comercial de África, y la sombra de China se va agigantando entre los dos continentes y rebañando la parte del pastel. Como decía un político africano «La Unión Europea mantiene intereses coloniales que pugnan con EEUU y ahora China por el petróleo y los minerales. En esa lucha les resulta más seguro reforzar dictaduras que arriesgarse y ayudar a los cambios que generen democracia».
Cumbres como la pasada sirven para atar algunos cabos sueltos del saqueo, y para demostrar al mundo entero lo que ya sabíamos, que la vieja Europa no va a dejar que África levante la cabeza.