De Dickens y de la Solidaridad

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Nadie como Charles Dickens ha sabido plasmar en su obra los terribles efectos que sobre las personas causan la miseria, el dolor, la injusticia, la crueldad, la avaricia, la mezquindad, el egoísmo, la picaresca, la envidia, la violencia y sobre todo la pérdida de toda esperanza.

Nuestra maltrecha sociedad debería actualizar las obras de Dickens porque hoy día ya estamos en un caldo de cultivo de todos y de cada uno de estos problemas.

“Tiempos Difíciles” es una historia que se dibuja en una sociedad preindustrial y de grandes cambios sociales. Es la vida entrecruzada de unos personajes tan marcados como reales, destacando: el opulento banquero y empresario Bounderby, de gran influencia, opresor e insensible ante la desgracia de sus obreros; el remilgado hipócrita y elitista director de escuela y profesor Grandgrind, que considera mala compañía para sus hijos a una niña por ser hija de un payaso de circo, hasta que le encuentra utilidad de sirvienta en su casa, dejándole de preocupar entonces esta influencia negativa; el obrero Blackpool, que pierde su esposa, la esperanza, y muere defendiendo su inocencia ante la falsa acusación del banquero; el miembro del Parlamento Harthouse, interesado en la amistad del banquero para financiar su campaña electoral; y finalmente, Cecilia, la hija del malogrado payaso del circo. Cecilia es el personaje humilde y conductor que siempre suele escoger Dickens como salvador o portador de valores en sus obras. Este tipo de personajes representan la bondad, el honor, la inteligencia, la constancia, el esfuerzo, la voluntad, la humildad, la amistad, el espíritu de superación y la solidaridad.

Otras obras también son reflejo de nuestra actualidad: todos recordaremos el desahucio de Nell y su abuelo en «La Tienda de Antigüedades», o las vicisitudes de Oliver entre la pobreza en «Oliver Twist», donde Kit y el señor Brownlow representan respectivamente los valores positivos de estas obras.

La moraleja tras releer a Dickens pasa sencillamente por que sepamos estar a la altura y comportarnos de igual modo que los personajes positivos de Dickens ante las desgracias que sobrevienen en nuestro país. Si no queremos vivir en un mundo de injusticia y de miseria, de avaricia y de insensibilidad, todos deberíamos interrumpir nuestras cómodas vidas para levantar la cabeza y ser solidarios, sacar lo mejor que tengamos dentro, y convertirnos en Kit, en el señor Brownlow o en Cecilia; porque lo que ya es evidente es que los «Tiempos Difíciles» ya han llegado a España, y más tarde o más temprano, de una manera o de otra, nuestra vida también se cruzará con ellos.