Las afirmaciones del gigante petrolero Shell, que dice haber limpiado zonas gravemente contaminadas del delta del Níger, son de una flagrante falsedad, afirman Amnistía Internacional y el Centro para el Medio Ambiente, los Derechos Humanos y el Desarrollo (CEHRD) en un nuevo informe publicado.
Clean it up: Shell’s false claims about oil spills in the Niger Delta documenta la contaminación actual en cuatro lugares donde tuvieron lugar vertidos de petróleo que Shell dice haber limpiado hace años. El informe se publica para conmemorar el 20 aniversario de la ejecución, el 10 de noviembre de 1995, del activista medioambiental y escritor Ken Saro-Wiwa, que hizo campaña de forma incansable contra los daños causados por la industria del petróleo en el delta del Níger.
“Los vertidos de petróleo causan un impacto devastador en los campos, los bosques y los caladeros de los que dependen los alimentos y los medios de vida de la población del delta del Níger. Si alguien visita estos lugares de vertidos podrá ver y oler por sí mismo cómo la contaminación se ha extendido por la tierra.”
El informe documenta también la falta de regulación de la industria petrolera por parte del gobierno nigeriano. Su organismo de control, la Agencia Nacional de Detección y Respuesta a los Vertidos de Petróleo (NOSDRA) carece de recursos suficientes y sigue certificando como limpias zonas visiblemente contaminadas por el crudo.
“Mientras en Nigeria y en todo el mundo se recuerda a Ken Saro-Wiwa y a los otros ocho líderes ogonis ejecutados en 1995, Shell y el gobierno de Nigeria no pueden ignorar el terrible legado de la industria petrolera en el delta del Níger. Para muchas personas de la región, el petróleo no ha llevado otra cosa que sufrimiento”, ha afirmado Stevyn Obodoekwe, director de programas del CEHRD.
“La calidad de vida de las personas que viven rodeadas de gases del petróleo, tierras recubiertas de petróleo y ríos rebosantes de crudo es atroz, y lo es desde hace decenios.”
El delta del Níger es la primera región productora de petróleo en África. La mayor compañía petrolera internacional en la zona es Shell, que opera unos 50 yacimientos petrolíferos y 5.000 kilómetros de oleoductos, gran parte de ellos envejecidos y con mantenimiento deficiente. Las cifras del propio gigante petrolero admiten 1.693 derrames de petróleo desde 2007, aunque el número real es probablemente mayor.
En 2011, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) reveló niveles masivos de contaminación causada por vertidos de petróleo de oleoductos de Shell en la región de Ogoniland, en el delta del Níger. El PNUMA también reveló cómo los daños causados al entorno y a la población se agravaron al no haber limpiado adecuadamente la empresa los vertidos. Shell respondió prometiendo limpiar los lugares identificados por el PNUMA y mejorar su respuesta a futuros vertidos.
Sin embargo, en investigaciones sobre el terreno en cuatro de los lugares de derrame de petróleo identificados por el PNUMA como muy contaminados en 2011, Amnistía Internacional y el CEHRD comprobaron que los cuatro continuaban visiblemente contaminados en 2015, aunque Shell dice que los ha limpiado. La investigación demuestra que esto se debe a una limpieza inadecuada, y no a nuevos vertidos de petróleo.
En uno de estos lugares, el Pozo 11 de Bomu de Shell, los investigadores encontraron tierra ennegrecida y capas de petróleo en el agua, 45 años después de que tuviera lugar un vertido de petróleo, aun cuando Shell afirma haberlo limpiado dos veces, en 1975 y 2012. En otros lugares, cuya limpieza ha certificado el regulador nigeriano, los investigadores encontraron tierra y agua contaminadas por petróleo cerca de donde la población vive y realiza actividades agrícolas.
Un contratista que trabajaba para Shell relató a Amnistía Internacional:
“Esto es sólo una tapadera. Si se cava sólo unos metros se encuentra petróleo. Hemos excavado, retirado y tapado de nuevo».
Las comunidades contaron a Amnistía Internacional y al CEHRD cómo la contaminación persistente después de los vertidos de petróleo había contaminado las tierras y los ríos de los que dependen los alimentos y los medios de vida de casi dos tercios de la población del delta del Níger. Emadee Roberts Kpai, que ahora tiene más de 80 años, fue agricultor y pescador hasta el vertido de petróleo de Bomu Manifold en 2009.
“Nuestros arroyos ya no están. La actividad pesquera ya no es productiva. La granja en la que debería estar trabajando ha sido devastada ya por los vertidos de petróleo de Shell. Nuestros cultivos ya no son productivos. No hay peces en el agua. Plantamos los cultivos, crecen pero la cosecha es pobre«.
“Cuando Shell llegó a nuestra comunidad, prometieron que si encontraban petróleo transformarían nuestra comunidad, y todo el mundo sería feliz… Pero no hemos sacado nada de ello.”
Shell no actúa a pesar de las críticas de la ONU
Amnistía Internacional y el CEHRD han sacado a la luz falsedades de Shell sobre las actividades ilegales y la magnitud de los derrames de petróleo debido a la corrosión de los oleoductos en informes anteriores.
En cualquier caso, la legislación nigeriana dispone que las empresas que poseen oleoductos son responsables de su limpieza, sin importar cuáles sean las causas de los vertidos.
“Shell afirma que el robo es el culpable de los vertidos de petróleo, pero aun cuando esto fuera cierto no justificaría la persistente inacción de la empresa en lo relativo a limpiar la contaminación de petróleo. El juego de culpabilidades de Shell no puede seguir desviando la atención de sus promesas incumplidas y del abandono de sus infraestructuras”, ha afirmado Mark Dummett.
“Mientras las empresas petroleras no cumplan sus compromisos, el delta del Níger seguirá siendo un cuento con moraleja de unas comunidades a las que se prometió prosperidad, pero se quedaron con tierras arruinadas y devastadas.”
Fuente: Antena Misionera